Introducción Al Pensamiento De Derrida
Andresvgs15 de Febrero de 2014
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE DERRIDÁ
Heidegger en su artículo Superación de la Metafísica1 nos hace caer en la cuenta de las tinieblas que nos trajo la modernidad con su multiplicidad de intentos vamos por definir que somos, quienes somos, con herramientas insuficientes como el lenguaje, la misma metafísica que solo nos convirtieron en objetos sin particularidad, en objetos numéricos, que se rigen e identifican por unas estadísticas, por códigos de barras, que tienen un solo objetivo en la vida, el producir ganancias y disminuir costos, engranados como piñones en una gran máquina llamada sociedad, en donde los que realmente existen, sienten, viven, sufren, aman, recuerdan, anhelan son los chiflados y son ellos los que nos llaman a la cordura. Y en un mundo tan tétrico como este, en donde se olvidó el asombro y el vivir se resume en recorrer una línea recta ¿cómo podemos diferenciarnos, como podremos identificarnos, como seremos únicos e irrepetibles, cómo sabremos que o quienes somos?
No es un secreto para nosotros que la modernidad con toda su “racionalidad” se dedico a buscar términos y significados como el yo, sujeto, alma, Dios, para tratar de definir al hombre igual que se define un jarro, una copa, es decir dar una definición objetiva que sea común a todos los hombres buscar el quien somos en nuestro interior, asesinando de forma cruda las sensaciones del hombre, el estado dionisiaco y cumpliendo el sueño cartesiano.
Este trabajo que realizó la modernidad se hace a partir del lenguaje, que como sabemos es insuficiente para desarrollar la labor de trasmitir nuestras sensaciones ___________________________
1. HEIDEGGER, Martín. Artículos y conferencias, Capítulo Tercero, Superación de la Metafísica
Nuestros pensamientos, de una forma clara, concreta y terminada pues si somos un poco observadores nos damos cuenta que por mucho que busquemos términos y significantes para trasmitir un mensaje, una sensación, una interpretación, una experiencia, siempre va a quedar una voz en nuestro interior insatisfecha, reclamándonos que lo que dijimos no es suficiente para expresar lo que se quiere, que busquemos otras formas de darnos a conocer, de que el mundo sepa que somos, quienes somos.
Nietzsche se percata de esta situación en la que el lenguaje es la única herramienta inconclusa que propone la modernidad para plasmar en la realidad lo irreal, el mundo que vive en nuestras cabezas, pero a pesar de todo no podemos zafarnos de esa inconclusa herramienta, además también se dio cuenta que la ilusión de la metafísica, parte de supuestos probables, supuestos que dependen de esa misma ilusión para justificarse y asta que punto es correcto tener un sistema igual que tener un espejismo, solo para sentir la comodidad, para esconder esa sensación de estar a la deriva en un mar desconocido, porque le huimos al caos, eso es lo que ha logrado la modernidad, la época más célebre para la razón. Si vemos la catástrofe que hemos construido y sabemos que no es bueno ¿Qué debemos hacer? ¿Derrocarla para construir otra? ¿Cómo salimos de ella? Y nuevamente ¿qué somos, quienes somos?
Si nuestro pensamiento interior no puede proporcionarnos estas respuesta, debemos recurrir al pensamiento del afuera, al vacío, a lo que tanto temor nos da, para reconstruirnos a partir de huellas, marcas, grietas, cicatrices que tienen dejan en el mundo nuestro cuerpo, no el yo ni mucho menos el sujeto, sino, lo que somos, la interrupción que causa nuestra existencia en la línea espacio – temporal, de esta forma podemos conocer que y quien realmente somos, no a partir de números, códigos, que son injustos, inútiles a la hora de dar cuenta de alguien, o acaso ¿podría conocerse a un individuo por un código, decir mi hermano es 1127070980? O acaso cuando a una madre la indagan por quien es su hijo, da su número de cédula, o se sirve una taza de
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