Karl Marx

Karl Marx

Sin la menor duda, las ideas de Marx tuvieron una enorme influencia sobre todo lo ocurrido durante el siglo XX, aunque Marx no pueda ser directamente responsable de las atrocidades cometidas por los llamados regímenes marxistas o comunistas.

Si Kant fue el filósofo más profundo de la Ilustración, Marx ha sido el mayor teórico de la Revolución industrial, del desarrollo del sistema capitalista contemporáneo.

Nace en 1818 en la Renania alemana de un padre judío quien, ante las leyes discriminatorias de la época, tuvo que convertirse al cristianismo a fin de hacerse abogado. El joven Karl fue educado como protestante, pero abandono la religión.

Había un gran fermento de ideas filosóficas, estéticas y sociales en el movimiento Romántico de aquella época, en el que el joven Marx no tardó en sumergirse. Aprendió idiomas, escribió poesía, y redactó una disertación académica sobre la metafísica de la antigua Grecia, mientras se interesaba muy profundamente por la reforma social.

La influencia intelectual dominante en Alemania era entonces la ejercida por la filosofía de Hegel, y Marx se vio pronto seducido por las ideas hegelianas hasta el punto de abandonar sus anteriores estudios para dedicarse por entero a la filosofía. La fuerza inspiradora del pensamiento de Hegel es la idea de progreso en la historia humana a lo largo de sus diversos estados de desarrollo mental y cultural.

Ésta era la atmósfera intelectual dominante en los años de formación de Marx. Su lectura de Feuerbach rompió el hechizo que Hegel había ejercido sobre él, aunque conservó el supuesto de que la filosofía hegeliana del desarrollo histórico contenía una serie de verdades sobra la naturaleza humana y sociedad si bien en forma invertida.

Marx escribió una critica de la Filosofia del derecho de Hegel en 1842-1843, y se convirtió en editor de un periódico radical denominado Rheinische Zaitung. Esta publicación fue pronto suprimida por el gobierno prusiano, y Marx se vio obligada a escapar a París

En la década de 1840, Marx y Engels comenzaron a formular su “concepción materialista de la historia”. Al invertir la posición de Hegel tal como Feuerbach le había sugerido, Marx comenzó a ser considerado como la fuerza impulsora del cambio material más que espiritual. La clave de la historia no se encuentra entre las meras ideas, ni tampoco sin duda en ningún Espíritu cósmico, sino en las religiosa, sino social y económica. Bajo el sistema capitalista, el trabajo es algo ajeno al trabajador en el sentido de que este no trabaja para sí mismo sino para el capitalista que dirige el proceso y guarda el producto como propiedad privada, y que esta por tanto en posición de explotar a sus empleados.

Marx se vio envuelto en la organización práctica del movimiento comunista, pues comprendió que el objetivo de su obra “no consistía justamente en interpretar el mundo, sino en transformarlo”.

En Londres, Marx se vio obligado a llevar una vida de aguda pobreza, viviendo del periodismo y la ayuda de Engels. Investigaba sistemáticamente en el Salón de Lectura del Museo Británico, donde encontró una amplia documentación sobre las condiciones sociales. Entre 1857 y 1858, produjo otro conjunto de manuscritos, los Grundirse, en los que diseñaba un plan para su teoría total de la historia y la sociedad. En el año de 1859 publico la Critica de la Economía Política, y en 1879 apareció el primer volumen de su obra magna, El Capital. Son estas últimas obras, a partir del Manifiesto Comunista, las que han alcanzado más fama y formado la base de la mayor parte de la teoría y la práctica comunista posterior. En ellas se puede encontrar filosofía alemana, socialismo francés y economía política británica – las tres principales influencias de Marx – unidas en una omniabarcante teoría de la historia, la economía, la sociología y la política. O sea, lo que Engels llamó “socialismo científico”: Marx y Engels creían haber desuierto el método científico correcto para el estudio de la sociedad humana, siendo así posible

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