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Karl Marx


Enviado por   •  4 de Marzo de 2014  •  5.612 Palabras (23 Páginas)  •  329 Visitas

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CONCEPTOS BASICOS DEL ANALISIS ECONOMICO MARXISTA

Publicado en: Valor, Acumulación y Crisis. Ensayos de Economía Política

Tercer Mundo Editores, Bogotá 1990 ISBN 958-601-282-4

INTRODUCCION

Toda ciencia posee ciertos conceptos básicos sobre los cuales se fundamenta cualquier desarrollo científico ulterior. La economía política marxista no se diferencia a este respecto. El concepto fundamental es el de clase, sumado .a los de trabajo excedente y explotación, que examinaremos en esta introducción.

El concepto de capital lo entendemos, no como una entidad física o fi¬nanciera (herramientas y equipo, o dinero y activos financieros), sino como una estructura históricamente especificada de relaciones sociales, que en¬traña diferentes elementos de reproducción social y los convierte en recur¬sos para la obtención de sus propios fines. Esto nos permite explicar por qué una herramienta utilizada en forma capitalista "produce" resultados cualitativamente diferentes a los que arroja cuando es utilizada de manera comunitaria. Lo cual también, forzosamente, nos recuerda que el capitalis¬mo es tan sólo una de las tantas formas de organización social que han exis¬tido y podrán existir y que, como todas, está destinada a ocupar tan sólo un período en la historia de la humanidad. Estos aspectos serán examinados en la siguiente sección.

El concepto de capital nos lleva inevitablemente al tema de la ganancia puesto que ella es el fin y la razón de ser del capital. Marx identifica dos diferentes fuentes de ganancia que son la transferencia libre o forzada de riqueza (ganancia por enajenación) y la producción de plusvalía (ganancia por plusvalía). La primera fuente domina la larga y azarosa historia del ca¬pital comercial, mientras la segunda es, desde luego, la base principal del capitalismo industrial. La distinción entre la ganancia basada en la enajena¬ción y la ganancia con base en la plusvalía nos permite formular una crítica al concepto neoclásico de ganancia, que generalmente reduce la segunda a la primera. También nos provee de una clave importante para descifrar la paradoja, por largo tiempo afirmada, de la aparente variabilidad de las ganancias agregadas en presencia de cambios en los precios relativos, que tanto confunde la literatura de la transformación de valores a precios de producción. La tercera sección explorará estos aspectos.

El capital individual es invertido con el propósito de obtener una ganan¬cia y expandir el capital disponible. Para poder continuar haciéndolo, este valor capital ampliado debe ser lanzado a la pelea de nuevo, en mejores condiciones.

A un nivel agregado, este circuito recursivo da origen a un proceso diná¬mica de crecimiento cuyos patrones estructurales subyacentes están ocul¬tos bajo su aparente desorden. Marx denomina estos patrones económicos de largo plazo "leyes generales de la acumulación capitalista". Comenzare¬mos su exposición en la cuarta sección de este Capítulo, al discutir el con¬cepto de "ley" delineado por Marx, como una fuerza que domina sus ten-dencias contrapuestas asociadas, de tal manera que el resultado es un pa¬trón general dominante.

Existen tres leyes generales que desempeñan un papel fundamental en el análisis económico de Marx. La primera de ellas contempla la concentra¬ción y centralización que acompañan a la acumulación de capital. La segun¬da se relaciona con la tendencia interna del capital a crear y mantener un fondo universal de desempleo y empleo parcial, un verdadero ejército in¬ternacional de reserva de trabajo. La tercera ley general tiene que ver con la tendencia de la acumulación a hacer decrecer la tasa de ganancia y, por lo tanto, a socavar la acumulación en sí misma. Las periódicas crisis económi¬cas generales, es decir, depresiones, son la inevitable consecuencia de esta tendencia general de la tasa de ganancia a caer.

La ley de Marx de la tasa decreciente de ganancia es una de las tres teo¬rías principales de las crisis económicas en la tradición marxista. El presen¬te Capítulo termina con un esbozo de la estructura e implicaciones de las tres teorías marxistas de las crisis. Se reserva para el Capítulo 4 un trata¬miento más detallado de los aspectos teóricos y empíricos involucrados en esta temática.

CLASE, TRABAJO EXCEDENTE Y EXPLOTACION

La sociedad está compuesta por gente que vive dentro -y-por-medio de complejas redes de relaciones sociales que configuran su existencia. Marx sostiene que las relaciones que estructuran la división social del trabajo es¬tán a la base de la reproducción social, porque la división del trabajo cum¬ple simultáneamente dos metas sociales diferentes: primera, la producción de los muchos y variados objetos que la gente usa en sus actividades de 1, vida diaria; y segunda, la reproducción de los delineamientos sociales básicos bajo los cuales esta producción se realiza. La reproducción social es siempre la reproducción de individuos en tanto individuos sociales.

Las sociedades de clases son aquéllas en las que la imposición de un grupo de gente sobre otro se fundamenta en un tipo particular de división social del trabajo. Esta particularidad proviene del hecho de que la clase dominante se sostiene mediante el control de un proceso por medio del cual se les exige a las clases subordinadas que dediquen una porción de su tiem¬po trabajo a la producción de cosas que necesita la clase dominante. La división social del trabajó en una sociedad de clases debe, por lo tanto, estar estructurada alrededor de la extracción de trabajo excedente, es decir, de tiempo de trabajo mayor que el requerido para producir los bienes que sa¬tisfagan las necesidades de las clases trabajadoras mismas. En efecto, las clases subordinadas son las que hacen el trabajo para la reproducción de la clase dominante y, por lo tanto, terminan trabajando para reproducir las condiciones de su propia subordinación. Por eso Marx se refiere a la ex¬tracción de trabajo excedente en las sociedades de clases como la explota¬ción del trabajo . Digamos, de paso, que debería ser claro a partir de esto que la sola ejecución del trabajo más allá de lo necesario para satisfacer ne¬cesidades inmediatas no constituye explotación en sí. Robinson Crusoe, que trabajaba en su soledad con el fin de sembrar plantas para su consumo futuro o de crear fortificaciones contra posibles ataques, realizaba solamente un poco del trabajo necesario para satisfacer sus propias necesidades. El no era ni explotado ni explotador. Pero

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