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LA FELICIDAD Y ARISTÓTELES


Enviado por   •  28 de Junio de 2021  •  Ensayos  •  2.668 Palabras (11 Páginas)  •  86 Visitas

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INTRODUCCIÓN

           Hoy en día en la que se vive, tenemos que puede ser un tanto difícil lograr dar una definición correcta o al menos cercana a una percepción en la que la mayoría de las personas coincidamos, ya que hablar de felicidad encontramos puntos de vista y opiniones muy variantes, debido a que en base a una observación propia, comentarios que se dan en pláticas casuales, cuando se toca el tema en búsqueda de saber ¿qué es la felicidad? Todo punto de vista es dado desde la vida, momento y estado de ánimo en el cual se encuentra el individuo al momento de hacerle el planteamiento, por citar unos ejemplos si vamos a un hospital, la felicidad ahí sería la salud, si vamos a un velatorio, sería la vida, si se le pregunta a un candidato político sería ganar, si se le pregunta a un atleta en los juegos olímpicos sería ganar, si le preguntas a alguien que pide monedas en la calle, su felicidad sería tener dinero, casa y/o familia; y así se puede continuar dando ejemplos, pero también existen otras opiniones que dicen que para alcanzar el estado de la felicidad se trabaja a diario cuando se hacen buenas acciones y se lleva una vida recta.

INDICE

TEMA

PÁGINA

          INTRODUCCIÓN

2

  1. LA FELICIDAD Y ARISTÓTELES

4

  1. ¿QUIÉN FUE ARISTÓTELES?

4

  1. DEFINICIÓN DE FELICIDAD

6

  1. ARISTÓTELES Y SU LEGADO QUE NOS HABLA SOBRE  LA FELICIDAD

6

     3.1 LA RECETA PARA LA FELICIDAD SEGÚN ARISTÓTELES (GRACIA, WALDER. 2019)      

7

  1. LAS ONCE VIRTUDES QUE RECOMIENDA ARISTÓTELES PARA ALCANSAR LA FELICIDAD.

8

  1. LA FELICIDAD NO ES UN EFECTO DEL AZAR; ES A LA VEZ UN DON DE LOS DIOSES Y EL RESULTADO DE NUESTROS ESFUERZOS.

10

CONCLUSIÓN

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BIBLIOGRAFIA

13

1. LA FELICIDAD Y ARISTÓTELES

1.1 ¿QUIÉN FUE ARISTÓTELES?

Aristóteles nació en una pequeña ciudad–estado griego independiente, pero pasó años en lugares cercanos a la familia real de Macedonia. Fue testigo presencial de la corte de Felipe II, el padre despótico de Alejandro Magno, que fue despiadado, codicioso y adicto al consumo conspicuo. Felipe enfrentó entre sí a sus tenientes, esposas, concubinas e hijos para que estuvieran en contra, y estos respondieron tramando incesantemente ataques recíprocos de asesinatos; vio que estos miembros aparentemente afortunados de la elite en realidad eran los más miserables que había podido conocer. Estas personas pasan su vida adquiriendo posesiones materiales o buscando la gratificación sensorial, pero al llegar a cierto nivel deducen que estas actividades no conducen a la verdadera felicidad. Incluso pueden reconocer lo correcto, pero son demasiado débiles o perezosos para actuar.

Creía que la verdadera felicidad proviene de un esfuerzo continuo para convertirse en la mejor versión posible de uno mismo. Al igual que su maestro, Platón, y el propio maestro de Platón, Sócrates, se suscribió al antiguo proverbio grabado sobre el oráculo de Delfos: Conócete a ti mismo.

En sus tratados, Aristóteles analizó una amplia gama de rasgos de carácter: en griego, ethos, de donde derivamos la palabra “ética”. Estos incluyen la libido, coraje, ira, cómo tratamos a otras personas y cómo consideramos el dinero. Todos poseemos estas propiedades, y la felicidad proviene de cultivar cada una en la medida correcta, de modo que sea una virtud en lugar de un vicio.

Es en esta noción de “significado” que la ética aristotélica difiere de otros sistemas morales de la antigüedad.

Aristóteles no enseña, por ejemplo, que la ira es un vicio y la paciencia una virtud. Más bien, él cree que cuando sentimos enojo en la medida correcta, en el momento correcto y hacia las personas adecuadas, es virtuoso. Sin éste, no nos defenderíamos a nosotros mismos ni defenderíamos principios importantes. No sentir enojo cuando nos hacen mal es un vicio, pero también lo es el enojo excesivo, fuera de lugar o gratuito.

Y lo mismo ocurre con cualquier otra cualidad. La responsabilidad fiscal, por dar otro ejemplo, es la virtud que se encuentra entre los vicios de la parsimonia --que Aristóteles despreciaba, especialmente entre los ricos, y el gasto imprudente.

Los buenos aristotélicos reconocen tanto sus mejores como sus peores características morales y trabajan continuamente para mejorar. Intentan desarrollar hábitos de generosidad, honestidad, responsabilidad, integridad, equidad, amabilidad y buen humor. El resultado es una autosuficiencia moral reconfortante que incluso el duelo, la bancarrota o la pura mala suerte no pueden perturbar.

Las recetas de sentido común de Aristóteles para lograr la felicidad también ofrecen esperanza para la comunidad en general. Cuando dijo que somos animales políticos, quiso decir que florecemos cultivando las virtudes en relación no solo con nosotros mismos y nuestras familias, sino también con nuestros amigos, vecinos y conciudadanos.

Él nos ofrece una manera de perseguir nuestra felicidad como individuos, pero sus principios pueden ayudarnos a hacer que la arena pública también sea un mejor lugar para todos.

     

  1. DEFINICIÓN DE FELICIDAD

   Según las definiciones de Oxford Languages la felicidad es un estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o de por disfrutar de algo bueno.

      “La felicidad es una actividad de acuerdo con la razón y, mejor aún, es la autorrealización misma del sujeto, que actuando bien se hace a sí mismo excelente y, con ello, feliz. La excelencia es ella misma la felicidad, no algo diferente.” Aristóteles.

  1. ARISTÓTELES Y SU LEGADO QUE NOS HABLA SOBRE  LA FELICIDAD.

     Aristóteles jerarquiza la felicidad en tres formas de vida:

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