LA TORTURA

LA TORTURA

En la visita al museo de la tortura de Cuautitlán Izcalli, pudimos observar los métodos utilizados en la edad media para herir, lastimar y ejecutar gente que no era respetuosa de la religión, “erejes, brujas, infieles, etc.” y solo bastaba que alguien más sospechara para acusarlos y enjuiciarlos. Había diferentes y meticulosas herramientas de tortura como el potro, la guillotina, la momia, la silla de picos, etc.

A pesar de que la práctica de tortura se llevó a gran medida durante la Antigüedad, hoy en día también seguimos teniendo problemas en relación con este tema. Y es que en la época en la que estamos y teniendo una vida tan desarrollada así como el pensamiento y la ideología, es bastante extraño que todavía se sigan dando éstas prácticas contra las personas. Es verdad que no son tan crueles y violentas como las que utilizaban por ejemplo en la Edad Media, pero aun así, siguen resultando un peligro para la sociedad pues continúan hiriendo a muchas personas. Que este problema lo sigamos teniendo en el siglo XXI es para preocuparse, pues nos demuestra que a pesar de haber pasado los años, nuestra actitud sigue anclada en el pensamiento de la crueldad y el sufrimiento de los demás.

Es común escuchar en las noticias que encontraron cuerpos abandonados con señales de tortura, en nuestro país es bien sabido que los narcos, los secuestradores, y hasta los policías siguen haciendo esto, mutilando, golpeando, hiriendo de todas las formas imaginables, si bien ya no se usa la silla de picos, pero si te cortan dedo por dedo, o en la vía legal, los “tehuacanazos”, el “waterbording” y otros.

La policía y el “poder” que poseen de controlar a los delincuentes o al resto de personas a veces se les va un poco de las manos, encontramos los constantes gritos que se les dan desde el primer momento, amenazas u otros métodos más duros como la aplicación de los electrodos, la bolsa, amenazas sobre los seres queridos, ingreso en prisión, amenazas de muerte, de violación…

Continuando con más métodos, a veces a la víctima se le impide la visión, bien obligándola a agachar la cabeza y tener los ojos cerrados o bien mediante una prenda sobre la cabeza o una capucha. En los interrogatorios a los que deben asistir, a veces obligan a la persona a estar en una postura muy incómoda, buscando su extenuación física, obligándola a permaneces varias horas de pie, en cuclillas o con todo el cuerpo apoyado sobre los dedos índices.

También pueden sufrir golpes de todo tipo: en la cabeza, darles tirones de pelo, empujones, golpes con las manos huecas en los oídos, golpes en el cuello, en los genitales, en los riñones, en el estómago, patadas en los pies, en las espinillas… En pocas ocasiones, les han llegado a obligar a tumbarse sobre una mesa con medio cuerpo colgando, le colocan una camiseta por la cabeza para provocarles la asfixia y mientras le golpean en los testículos.

Algunas veces, han sido los propios detenidos quienes han dicho que han sufrido grandes cambios de temperatura de frío a calor de los interrogatorios al encierro, asi como el impedimento de conciliar el sueño por permanecer la luz constantemente encendida.

Asi mismo, ellos mismos han relatado que a veces son víctimas de vejaciones sexuales, como el hecho de obligarles a permanecer desnudos y a ser amenazados con ser violados e incluso de haber sufrido simulacros de ejecución.

En fin, en nuestros días la tortura sigue como pan del día, solo que ha cambiado y no siempre termina en ejecución, ni es sólo porque algún chismoso te señale como ereje o bruja.

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