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LA VIDA Y EL IDEAL POLITICO DE PLATON


Enviado por   •  27 de Abril de 2022  •  Tareas  •  5.323 Palabras (22 Páginas)  •  58 Visitas

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IDEAS PRINCIPALES DE CADA SUBTITULOS

ELKIN ADRIAN GONZALEZ PARRA

COLEGIO CRISTIANO EL LIBERTADOR

GRADO DECIMO

FILOSOFIA

ANDRES PALACIOS

CAPITULO 9 CON CADA INVESTIGACION DE SUS SUBTITULOS

LA VIDA Y ELIDEAL POLITICO DE PLATON

Platón nació en Atenas el 428 a. Este año señala también una fecha decisiva en la vida de Platón. La Cana VII, que, al reconocerse su autenticidad, se ha convertido en el documento fundamental para la reconstrucción no sólo de la biografía, sino de la personalidad misma de Platón, nos permite echar una mirada sobre los intereses espirituales que dominaron esta primera parte de su vida. Cuando joven pensaba dedicarse ha la política como él siempre quiso en ha lo largo de su vida.
El régimen de los treinta tiranos, entre los cuales contaba con parientes y amigos, le invitó a participar en el gobierno. Entre otros hechos, mandaron a Sócrates que fuera con otros a casa de un ciudadano para matarle, y ello para complicar a Sócrates, de grado o por fuerza, en su política. Desde aquel momento, Platón no cesó de meditar sobre el modo cómo sería posible mejorar la condición de la vida política y la entera constitución del Estado, pero difirió su intervención activa para un momento oportuno. Después de la muerte de Sócrates, marchó a Megara, junto a Euclides y, más tarde, por lo que dicen sus biógrafos, se fue a Egipto y a Cirene.
Su primer viaje seguro, que es también el primer acontecimiento importante de su vida exterior, es el que hizo a Italia meridional. Viejo, tirano de Siracusa, temeroso de los proyectos de reforma política expuestos por Platón, le hizo vender como esclavo en el mercado de Egina.

EL PROBLEMA DE LA AUTENTICIDAD DE LOS ESCRITOS

Que los escritores antiguos hayan considerado auténtico un escrito es siempre una presunción fortísirna en favor del escrito, a menos que haya en los elementos positivos en contra. Este criterio, sin embargo, no es decisivo por sí solo. Los testimonios antiguos, debidos a escritores que han comentado o criticado las obras de Platón. Aristóteles, elevadas por algún historiador moderno a la categoría de prueba. Pero tampoco este criterio es decisivo, porque algún diálogo indudablemente platónico, por ejemplo, el Protágoras, no es citado por Aristóteles. Leyes y las Cartas. Puede resultar, sin embargo, decisivo cuando se encuentran en escritos platónicos elementos de doctrinas que pertenecen a escuelas posteriores como, Platón que es un artista porque cada cosa que el haga es poesía o una sinfonía de arte explotando en toda su verdad.
Pero naturalmente no se puede pretender que todos los diálogos alcancen el mismo nivel artístico. Todos estos criterios ofrecen una cierta seguridad únicamente si se confrontan unos con otros y si recíprocamente se confirman. En cuanto a las Cartas, después de haberse borrado casi por unanimidad del corpus platónico, la crítica moderna va reconstruyendo la misma unanimidad en aceptarlas como genuinas y, de hecho, aparte la primera, son documentos importantísimos para la vida y el pensamiento de Platón ya que era muy importante cada cosa de él,
carta VII llega a colocarse cerca de los diálogos fundamentales para la interpretación del platonismo.

EL PROBLEMA DE LA CRONOLOGIA SOBRE LOS ESCRITOS

Debido a motivos inherentes a su filosofía, Platón no quiso nunca escribir, ni siquiera en la edad más avanzada, una exposición completa de su sistema. Sus diálogos no son más que fases o etapas diversas, puntos de llegada provisionales, y por lo tanto más bien puntos de partida, de una investigación que, según considera, no puede detenerse en ningún resultado. Sabemos por otra fuente que las Leyes se dejaron sobre la cera y se copiaron después de la muerte de Platón, el primero es la confrontación de los diálogos entre sí para poder llegar a un término.

Alusiones menos claras, pero bastante transparentes, permiten advertir que el Menón es anterior al Fedón y ambos anteriores a la República, república y las Leyes, esto es, entre los dos diálogos cuyo orden de composición conocemos con certeza, hay notables diferencias de estilo que se han estudiado minuciosamente que los escritos del cuarto período son posteriores al segundo viaje a Sicilia y algunos, como el Críticas y las Leyes, posteriores también al tercero.

CARACTERES DEL PLATONISMO

Hemos citado, hablando de Sócrates, el pasaje del Fedro, en el cual, a propósito de la invención de la escritura, atribuida al dios egipcio Thot, Platón dice que el discurso escrito comunica, no la sabiduría, sino la presunción de la sabiduría. Ahora bien, entre los discursos escritos, el diálogo es el único que reproduce la forma y la eficacia del discurso hablado. Este es fiel expresión de la investigación, la cual, según el concepto socrático, es un examen incesante de sí mismo y de los demás, por lo tanto, un preguntar y contestar. Platón sostiene que el pensamiento mismo no es más que un discurso que el alma hace consigo misma, un diálogo interior en que el alma se pregunta y se contesta a sí misma. La expresión verbal o escrita no puede, pues, hacer otra cosa que reproducir la forma necesaria de la investigación, el diálogo. Sólo después de haberse familiarizado por mucho tiempo con estos problemas y después de haber vivido y discutido en común, su verdadero significado se enciende de improviso en el alma, como la luz nace de una chispa y crece después por sí sola. El diálogo era, pues, para Platón el único medio para expresar y comunicar a los demás la vida de la investigación filosófica se cuenta que una mujer, Axiote, después de la lectura de escritos platónicos, se presentó vestida de hombre a Platón, y que un campesino corintio, después de la lectura del Gorgias, dejó el arado y se fue tras el filósofo, estas anécdotas demuestran que los contemporáneos de Platón habían comprendido el valor humano de su filosofía.

SOCRATES Y PLATON

Frente a esta fidelidad, que nada tiene que ver con una concordancia de fórmulas doctrinales, pero que se manifiesta en la tentativa siempre renovada de profundizar una figura de hombre que, ante los ojos de Platón, ha personificado la filosofía como investigación, parece muy pobre el esquema en el cual se ha acostumbrado a encerrar la relación entre Sócrates y Platón. Veremos en seguida que Platón no fue nunca infiel a sí mismo ni a su doctrina de las ideas. En esta y en todo su pensamiento fue, al mismo tiempo, fiel a Sócrates. No quiso hacer más que encontrar los supuestos lejanos de la enseñanza socrática, los principios últimos que explican la fuerza de la personalidad del maestro y pueden, por tanto, iluminar el camino por el cual llegó a poseerse y a realizarse a sí mismo. Platón tiene el escrúpulo de no hacer intervenir a Sócrates como interlocutor principal en los diálogos que se alejan demasiado del esquema doctrinal socrático y que se enfrentan con problemas que no habían suscitado el interés del maestro.

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