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LA VOZ "FILOSOFIA" EN GRIEGOS Y ROMANOS


Enviado por   •  25 de Agosto de 2020  •  Apuntes  •  1.660 Palabras (7 Páginas)  •  1.314 Visitas

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INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA (Gonzalo Casas)

LA VOZ "FILOSOFIA" EN GRIEGOS Y ROMANOS

Al iniciar nuestro curso de Introducción, es bueno recordar cuál es la situación de que debemos hacernos cargo, a los efectos de aproximarnos funcionalmente a la filosofía;  a los efectos de introducirnos en la filosofía, filosofando.

La situación de la que debemos hacernos cargo (hay que recordar esto: la filosofía o, mejor, el filosofar, es siempre una manera de "hacerse cargo" de algo) es la siguiente: que, en principio, debemos averiguar cuál sea la significación más o menos inmediata que podemos atribuir a nuestra palabra. Como si preguntáramos: ¿qué queremos decir, de un modo general, con la voz filosofía? A esta pregunta responderemos con una definición nominal, esto es, veremos la etimología de la expresión.

Pero hay más: una vez tengamos esa significación, que no es rigurosamente científica, vamos a complicar las cosas de otra manera. Si nosotros no sabemos lo que es la filosofía y si no podemos aceptar, de modo definitivo, la pura significación etimológica, parece muy correcto que hagamos lo que se llamaría una inducción histórica. Es decir, vamos a preguntarles qué entendieron y que entienden por tal, a los hombres que, en la historia, de hecho, hicieron o cultivaron eso que llamamos filosofía. Nuestro método se fundamenta en dos cosas; primero, en aquella idea de Aristóteles según la cual se conocería mejor cualquier realidad si se la mirara en el proceso de su desarrollo a partir del primer origen; segundo, en la situación muy concreta en que nosotros mismos nos encontramos sin saber, evidentemente, que es filosofía, pero coincidiendo con toda la gente en llamar filósofos a hombres como Sócrates, Platón, Aristóteles, Plotino, San Agustín, Santo Tomás, Descartes, Kant, Bergson, Heidegger. Porque, en eso, estamos todos de acuerdo. Cada uno de nosotros puede, pongamos por caso, no coincidir con el sistema kantiano, pero ninguno negará que Kant sea un filósofo; a nadie se le ha ocurrido decir que Kant no lo es. Sería muy curioso decir que Kant es otra cosa.

A estos hombres, pues, les vamos a preguntar, concretamente, qué entendieron por la voz filosofía; cómo pensaron la filosofía. La cosa es muy lógica y muy correcta. Si uno quiere saber qué es algo, parece muy apropiado preguntarles, en primer lugar, a quienes andan en eso; a quienes están en eso, haciéndolo. Nosotros no decimos que éste sea el método definitivo; decimos que es un buen método para aproximarnos a un sentido medio, a una significación' que, por lo menos, tenga sentido. Por eso preguntaremos a los filósofos, que andan en la filosofía y sus trabajos, lo que entienden de su tarea.

Claro que allí no terminaremos. Ya dijimos que una averiguación semejante no es definitiva. No aceptaremos lo que nos digan simplemente porque lo digan. En filosofía, el argumento de autoridad es el más débil, aunque sea el más fuerte en Teología, por ejemplo. En filosofía no funciona mucho el autós épha, el magister dixit de los griegos y latinos, sino como una constatación o confirmación de algo que uno mismo, intelectualmente, ya comprende. Lo único que haremos por esta inducción histórica, repetimos, es averiguar cuál sea la significación medía de la voz filosofía; cuál ha sido, de hecho, esa significación media. Cuando tengamos esa significación, es decir, cuando tengamos dónde estribar, vamos a hacer otra cosa; una fenomenología o descripción sistemática que nos permita saber, con rigor, el sentido preciso, científico, de nuestra palabra.

Aclaradas estas cosas, pongamos manos a la obra; veamos cuál es la significación etimológica de la voz filosofía; qué elementos la constituyen.

Bien, la palabra quiere decir, etimológicamente, amor al saber. Viene de dos voces griegas: philia  y sophía. La encontramos en un texto filosófico por primera vez en Heráclito, de manera adjetiva, al hablar del philósophos anér, —amante de la sabiduría—. Pero según una —tradición que trae Cicerón (Quaest Tusci, Lib. V) y Diógenes Laercio ( Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos ilustres, Lib. VHP se dice que la palabra fue acuñada por Pitágoras. Pitágoras nació en Samos, una isla griega, por el 580 antes de Cristo, y murió en 496.

Era una mezcla de matemático, fundador de religión y político. Pitágoras se encontró con que sus antecesores, con que los hombres que se dedicaban a investigar la naturaleza de las cosas eran llamados y se llamaban sabios  sóphoí—. Pero de sí mismo dijo que no era tal, sino filósofo. Y para explicar esta condición agregó que a los juegos-olímpicos concurrían tres tipos de hombres: los que participan en ellos buscando la gloria y la nobleza; los que van allí atraídos por la ganancia y el lucro, y una última clase, la más noble de todas, de aquellos que no buscan ni el aplauso ni el lucro, sino que quieren ver y considerar lo que se hace y de qué modo. A éstos se asemejan los filósofos, que, no quieren compertir con nadie que tampoco desean comerciar, que sólo se interesan por el ser de las cosas y su modo de comportamiento.

En dicha tradición pitagórica están ya dos ideas que se harán explícitas en Platón y Aristóteles: por un lado, la idea de la philosophía como saber del hombre, distinto al saber divino, que Platón fija en el Fedro (278 d) cuando hace decir a Sócrates: “ El llamarle sabio, sophón, Fedro, me parece algo excesivo que sólo a la divinidad corresponde. En cambio, el llamarle philósophon, amante de la sabiduría, le estaría más en consonancia y mejor acomodado". Por el otro, la idea de la philosophía como ciencia teórica, contemplativa, que Aristóteles desarrollará hasta sus últimas consecuencias. (Cf. Metáfísica, Lib. I.)

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