La Dominación Masculina

P.Bourdeau

Sociólogo francés. Es seguramente el sociólogo francés, más conocido y reconocido, del siglo XX. Nacido en la década de los treinta en la periferia nacional francesa, se traslada a París para cursar filosofía

El tema principal de la obra del sociólogo francés Pierre Bourdieu trata sobre la división sexual, y como ésta plantea formas de diferenciación entre mujeres y hombres que no se limitan simplemente a un aspecto fisiológico sino a la manera en la que cada uno construye el mundo, carácter, forma de ser, etc. Este pensamiento tiene claras influencias de las teorías feministas de la época.

Según el autor, esta división de sexos representa un principio básico de uno de sus postulados más famosos: la violencia simbólica en la estructura social que básicamente se resume a que la dominación masculina presupone que las actividades de cada uno de los sexos están marcadas y diferenciadas por los mismos.

¿Qué elementos provocan esta diferenciación? Según el sociólogo, estas predisposiciones están marcadas desde la base de la sociedad iniciando desde la dinámica familiar que hace pasar por normales estas disposiciones, incorporándolas al lenguaje, al sentido común y dándolas por descontado. Este proceso que inicia desde la familia es consolidado por el Estado, la Iglesia y la escuela.

Estas disposiciones que se nos imponen desde muy pequeños predeterminan nuestra vida, así como la concepción del mundo y de la sociedad asignando roles preestablecidos a hombres y mujeres, siendo el sexo masculino “el más aventajado” y llevando a la llamada violencia simbólica que sirve como excusa para legitimar las desigualdades, quedando la mujer relegada a un segundo plano y están las mismas autocensuradas (así como el sentimiento de lo femenino) “sin derecho” a una participación directa en la sociedad y su organización y manteniendo a la mujer subordinada y sometida al consolidado orden social.

Boudieu señala que esto hace que las actividades del hombre se vean relacionadas con el trabajo y con el sustento familiar (un punto de vista muy antropológico, de sociedades primitivas, dar opinión), con la toma de decisiones, y con ciertas virtudes como el ser honrado y respetado. Así mismo esta dominación impone que las actividades impuestas a las mujeres estén relacionadas con la crianza de los hijos y la organización de la vida doméstica viéndose sometida a las decisiones que toma con el hombre, y relacionada con virtudes como la sinceridad, la fidelidad, la sentimentalidad, etc. Estos roles marcados por la violencia simbólica se reproducen de manera cotidiana y casi sin darnos cuenta, en “habitus”.

La opresión social y la marginalidad que crea la dominación masculina, encuentra su oposición en las teorías feministas que históricamente involucradas toman una lucha política a partir de la construcción

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