La Epistemologia

INTRODUCCION

La epistemología se ha convertido, en suma, en un área importante de la filosofía, tanto conceptual como profesionalmente. Por consiguiente, vale la pena averiguar qué es y para qué sirve o podría servir. Para comprobar la afirmación anterior basta advertir e peso relativo de las publicaciones y de los congresos en este campo. Mientras hace medio siglo no había ninguna revista especializada en epistemología, hoy hay al menos tres de nivel internacional (Philosophy of Science, The Britsh Journal for the Philosophy of Science y Synthese), así como algunas publicaciones nacionales. También hay colecciones enteras de los libros dedicados a temas epistemológicos.

La epistemología, es una disciplina filosófica que surge en los años treinta, se encarga del estudio del conocimiento científico. Por medio de sus ramas más notables y nuevas, estudia los diversos problemas que le conceden. El epistemólogo atento a la ciencia de y de su tiempo es útil, ya que puede participar del desarrollo científico, aunque sea indirectamente, al contribuir a cambiar positivamente el trasfondo filosófico de la investigación así como de la política de la ciencia.

I. LA EPISTEMOLOGIA: definición e inicios

Epistemología es una disciplina filosófica que ha recibido varias denominaciones, según las preferencias y perspectivas de trabajo sobre la “problemática del conocimiento científico” de diversos autores de distintas escuelas a lo largo del tiempo; así se le ha llamado: no ética, criteriología, lógica mayor, crítica del conocimiento, teoría del conocimiento, teoría de la ciencia, gnoseología, fenomenología o epistemología.

En efecto, la palabra epistemología proviene del griego “epistéme” conocimiento y “logos” ciencia o estudio. De este modo, su nombre etimológico establece que la ciencia epistemológica tratará sobre el análisis del conocimiento, especialmente en lo que se refiere al conocimiento científico.

Así entonces “epistemología” designa el área de la reflexión filosófica que pretende responder a la pregunta: ¿en qué podemos conocer si un conocimiento es verdadero? La epistemología trabaja la cuestión del “criterio de verdad” de nuestro conocimiento. En resumen la epistemología no se ocupa como la lógica de la corrección formal del juicio, sino que atiende directa y exclusivamente a su verdad y certeza, es decir, a su objetividad. En definitiva, la epistemología estudia el valor del conocimiento y la actitud del hombre ante la verdad del conocimiento. El hecho del conocer algo cierto y errado es un hecho que no puede entrar en discusión, porque es un dato de la experiencia habitual de cualquier ser humano. Por ello la epistemología no se ocupa directamente del conocimiento en su principio psicológico, ni atiende a su formalidad lógica.

La investigación epistemológica intenta descubrir las causas supremas del conocimiento humano, su valor objetivo, por medio del análisis y consideración de los datos encontrados en el mismo acto epistemológico y, de esta manera, determinar la capacidad de la mente humana para: el conocimiento cierto en general, y el conocimiento científico en particular, así como señalar y descubrir los criterios supremos y universales de toda certeza. La epistemología no es una ciencia “inventiva” (no pretende descubrir el hecho del conocimiento humano), sino “explicativa” de un hecho ya poseído y en sí mismo maravilloso y desconcertante: el hecho de conocer. Pero lo que ha de estudiar es un acto interno del hombre, al cual no podemos acceder más que por reflexión (ascenso regresivo a las condiciones y fundamentos de la conciencia). Entendemos por reflexión a la conciencia vuelta sobre sí misma, es decir la presentación de sus propias estructuras y de sus actos constitutivos. Mario Bunge lo define de la siguiente manera:

“la epistemología, o filosofía de la ciencia, es la rama de la filosofía que estudia la investigación científica y su producto, el conocimiento científico. Mera hoja del árbol de la filosofía hace medio siglo, la epistemología es hoy una rama importante de la misma (…)”.

”Hasta hace medio siglo la epistemología era solo un capítulo de la teoría del conocimiento o gnoseología. Aún no se habían advertido los problemas semánticos, ontológicos, axiológicos, éticos, y de otro tipo que se presentaran tanto en el curso de investigación científica como en el de la reflexión metacientífica (…) la epistemología era cultivada principalmente por científicos y matemáticos en horas de ocio o en trance de dictar conferencias de divulgación y por filósofos sin gran preparación científica(…) es preciso reconocer que estos pensadores, casi todos ellos epistemólogos aficionados, escribieron libros más interesantes y perdurables, así como mejor escritos, que la mayoría de los libros sobre epistemología que se publican hoy en día(…)”.

Lo que nos da a entender Bunge es que durante este periodo, que podríamos llamarlo periodo clásico, y que se extiende nada menos de Platón a Russell, la epistemología era tratado por pensadores que no eran epistemólogos profesionales. Pero lo bueno de estos pensadores es que se ocuparon de problemas auténticos, originales y de envergadura, en lugar de acometer problemitas intrascendentes o delimitarse comentar lo que hacen otros, como suele ocurrir actualmente. Además, nos dice que estos pensadores del periodo clásico tenían opiniones propias y las defendían con elocuencia y con brillo aunque no siempre con rigor.

“(..)El circulo de Viena cambio la faz técnica de la filosofía, al poner en práctica y desarrollar el programa de Bertrand Russell, de hacer filosofía more geométrico, y en particular con la ayuda de la lógica matemática (…) no obstante, la epistemología que hacían y preconizaban los miembros del circulo de Viena tenía un defecto fatal: estaba atada a la tradición empirista e inductivista de Bacon, hume, Berkeley; Comte y Mach, tradición que era incompatible con la epistemología realista inherente al enfoque científico (…)”.

La fundación del Círculo de Viena en la década del 20 del siglo pasado marca un verdadero hito en la aparición de la epistemología e inaugura un periodo clásico caracterizado por la exaltación de una filosofía que se predicaba científica. Pero fue Ludwig Wittgenstein, con su desinterés por la matemática y por la ciencia, y su obsesión por los juegos lingüísticos,

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