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La Persona Y Su Accion


Enviado por   •  22 de Febrero de 2015  •  3.848 Palabras (16 Páginas)  •  1.243 Visitas

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Empezaremos, con el esfuerzo de mostrar qué es el hombre en tiempos en que es difícil de saberlo por la pluralidad de versiones que afirman tener la verdadera respuesta, y asumiendo que la realidad humana es demasiado rica y compleja como para abarcarse en una sola mirada. Con esta salvedad, nuestra primera tarea será la consideración del hombre como ser vivo. Ello nos llevará a revisar sus características básicas y el común denominador que comparte con los animales y otros seres vivos, lo que a su vez nos permitirá adentrarnos en aquello que lo diferencia.

Aunque todos los seres vivos comparten la característica esencial de que viven, no todos son iguales, es decir, no todos viven de la misma manera. Esta escala o graduación tiene que ver con los grados de inmanencia. Comer una manzana, refunfuñar y pensar en alguien, por ejemplo, son tres grados diferentes de una perfección cada vez mayor.

No sólo la inmanencia sino también las demás características vitales se dan en los seres vivos superiores en grados más perfectos que en los inferiores. Así, en los superiores hay más movimiento, más unidad, más inmanencia y mayor auto realización que en los inferiores.

Nos iremos acercando poco a poco hacia la consideración de que el hombre tiene una dimensión intemporal y otra temporal, y que no podemos prescindir de ninguna de las dos. Los modelos explicativos en el pasado tienden a afirmar uno de los dos polos en detrimento del otro. Intentaremos exponer el asunto de un modo no dualista, de modo que se empiece a ver que la naturaleza humana es libre y que naturaleza y libertad, en el hombre, no pueden separarse, como tampoco puede hacerlo la dualidad alma y cuerpo.

Mapa conceptual: Naturaleza humana

2.1 Una noción biologicista

En la naturaleza, lo mismo que en el conocimiento humano, las formas superiores se desarrollan a partir de las inferiores. Percepción sensible, memoria, experiencia, imaginación y razón se hallan ligadas entre sí por un vínculo común; no son sino etapas diferentes y expresiones diversas de una y la misma actividad fundamental, que alcanza su perfección suprema en el hombre, pero en la que de algún modo participan los animales y todas las formas de la vida orgánica.

Si adoptáramos este punto de vista biológico nos figuraríamos que la primera etapa del conocimiento humano habría de tratar exclusivamente con el mundo exterior. Por lo que se refiere a sus necesidades inmediatas y a sus intereses prácticos el hombre depende de su ambiente físico. No puede vivir sin adaptarse constantemente a las condiciones del mundo que le rodea. Los primeros pasos hacia la vida intelectual y cultural pueden describirse como actos que implican una suerte de adaptación mental al entorno.

Aun así, no hay que confundir los aspectos genéticos con los aspectos analíticos y fenomenológicos. El análisis lógico del lenguaje humano nos conduce siempre a un elemento de importancia primordial que no encuentra paralelo en el mundo animal. La teoría general de la evolución de ningún modo se opone al reconocimiento de este hecho. Hemos aprendido, precisamente en el campo de los fenómenos de la naturaleza orgánica, que la evolución no excluye cierto género de creación original; hay que admitir la mutación súbita y la evolución emergente. La biología moderna ya no habla de evolución en los términos que lo hacía el primitivo darwinismo; tampoco explica sus causas de la misma manera.

Desde las ciencias naturales el término naturaleza significa aquellos aspectos que son más específicamente biológicos y que la constitución genética y corpórea de los animales viene dada por su naturaleza; los instintos se trasmiten a los individuos de una especie de manera natural, es decir, innata, no aprendida. Nos explica García Cuadrado (2004, pág. 189 – 196) que este sentido del término naturaleza puede ser adecuado en el campo de las ciencias naturales, pero su extrapolación a la Antropología Filosófica puede generar confusión. Si se contrapone lo innato a lo adquirido, identificando lo natural con lo innato, se establece una contraposición entre lo natural y lo libre. Lo natural es lo estable, lo fijo y permanente, repetitivo, adquirido innatamente; lo libre es lo novedoso, lo creativo, lo no adquirido de manera innata, sino lo libremente asumido por la razón y la voluntad. En la visión biologicista se desvela la intención de reducir al hombre a lo meramente físico o biológico, algo así como decir que el hombre es un mamífero, con ojos, etc. Sin embargo, lo solamente biológico es lo menos específicamente humano, puesto que deja fuera la racionalidad y la libertad.

2.2 Una Noción Historicista y Existencialista

En este planteamiento, que como hemos visto, tiene raíces filosóficas en el nominalismo y empirismo, se tiende a negar la existencia real de las esencias: lo único realmente existente son los individuos. Por lo tanto, la llamada esencia o naturaleza humana no es más que un puro término que sirve para designar al conjunto de individuos humanos, puesto que únicamente puedo conocer aspectos singulares que se manifiestan a través de la experiencia empírica. La negación de la naturaleza humana ha venido de la mano de tres corrientes filosóficas contemporáneas, conocidas como el historicismo, el positivismo jurídico y el existencialismo.

a) El historicismo es la teoría filosófica según la cual el ser humano no sólo tiene historia, sino que es sólo historia, y todo ello por ser libertad y no sólo por tenerla. A la pregunta ¿qué es el hombre? el historicismo responde, su historia. Según el historicismo, para que el hombre sea realmente libre es menester que carezca de toda naturaleza, pues libertad significa indeterminación y variedad, mientras que la naturaleza es monótona y rígida. En todo caso, cabe sostener que el hombre en cuanto animal tiene una cierta naturaleza, pero ninguna en cuanto a hombre. El comportamiento animal es repetitivo e instintivo; pero el comportamiento humano es siempre novedoso y original. Actuar naturalmente significaría en el hombre una continua reedición de su conducta, lo cual contradice el hecho histórico. El hombre es su propia historia, sin que por debajo de ella se dé nada que lo limite a un determinado modo de ser ya dado previamente al hombre mismo.

b) En la versión existencialista, el hombre es libre y no hay ninguna naturaleza humana sobre la que yo me pueda apoyar. Para Millán Puelles (2002 pág. 449) de acuerdo con esta tesis, la esencia propia del hombre se sigue de su existencia en el sentido de que se va haciendo en ella, a través de su propio curso temporal. El hombre es, por consiguiente, lo que él se va haciendo a

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