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La Teoría Moral de san Agustín.


Enviado por   •  21 de Agosto de 2016  •  Tareas  •  3.237 Palabras (13 Páginas)  •  1.458 Visitas

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San Agustin señala que el hombre busca la felicidad como bien supremo y que ella no puede ser hallada en el mismo,sino que el hombre debe auto-trascenderseen el ámbito de la voluntad para encontrar la felicidad en el amor de Dios,en la unión y posesión amorosa del Dios personal autorevelado en Jesucristo,porque el amor de Dios es el motor de la vida moral del hombre porque es aquí donde el hombre encuentra su perfeccion.

La ética se refiere a la ética del amor sustentada en el dinamismo de la voluntad humana, voluntad que debe ser auxiliada por la gracia divina para alcanzar la felicidad, unión y posesión amorosa de Dios.

Sin embargo no se puede desobedecer la ley divina de la naturaleza humana, sea la voluntad el camino hacia Dios o por el contrario que lo aleje de Dios. Si se considera que Dios es un bien inmutable, entonces alejarse de él resultará en una pérdida, un distanciamiento, es por ello que para minimizar esta distancia que lo separa de Dios, el hombre requerirá de la gracia divina manifestada a través de Jesucristo. La ley divina se manifiesta a través de la voluntad humana, su debilidad radical y la imperiosa necesidad de la gracia perdonadora y transformadora de Dios. (Ética Bíblica, Fundamentos de la Moral Cristiana, Emmanuel Buch, 2011- segunda Edición. Ediciones Noufront- España)

Respecto de lo anterior San Agustín señala que de acuerdo a la Ley Divina no basta solo la, es necesario quererla, esto para el significa el amor de Dios transformado (en el hombre) en amor a Dios. Es posible notar, entonces, que el amor es el centro de la ética agustiniana y el tema  característica de la moral cristiana.

Un pasaje que representa la expesion máxima de la doctrina del amor cristiano:

“Ahora,si amas a tu hermano,¿acaso amas a tu hermano y no amas a Cristo?¿Cómo? ¿Amando a los miembros de Cristo? Por tanto, como amas a los miembros de Cristo, amas al Hijo de Dios, como amas al Hijo de Dios, amas también al Padre, Luego no puedes dividir el amor”

Esto puede traducirse en que si amas a Dios mas que a ti mismo, te amas saludablemente y que esto mismo debes hacerlo con tu prójimo, logrando que también él ame a Dios con amor perfecto. De esto, nacen los deberes de la sociedad humana, en donde lo principal es obrar de manera de ser benevolente, absteniéndonos de la malicia, engaños perversos en contra de los hombres. (PROBLEMAS DE LA FILOSOFIA. Segunda Edición Revisada. Textos Filosóficos Clásicos y Contemporáneos .Luis O. Gómez (2004) La Editorial. Universidad de Puerto Rico)

Una de las contribuciones a la ética fue su defensa del libre albedri5tro, fundamento de toda moral. Según San Agustín y el pensamiento cristiano, solo en Dios se encuentra la paz y la felicidad, sin embargo no todos quieren ser felices, porque los que no quieren gozar de ti, que eres la única vida feliz,no quieren verdaderamente la vida feliz”(Ética con los clásicos, Miguel Martínez Huerta-2003.Editorial Plaza y Valdez, Mexico)

La Teoría Moral de san Agustín

   1. La Felicidad y Dios:

   La ética de san Agustín tiene en común con lo que podríamos llamar ética griega típica su carácter eudemonista  (principal representante fue Aristóteles, es un concepto filosófico de origen griego (de eudaimonia palabra griega) compuesto de lo bueno y la divinidad menor, que recoge esencialmente diversas teorías éticas.Tiene como característica común ser una justificación de todo aquello que sirve para alcanzar la felicidad.), es decir, el que se propone un fin para la conducta humana, a saber, la felicidad; pero esa felicidad ha de encontrarse únicamente en Dios.

   El ser humano es mutable e insuficiente para sí mismo, solamente puede encontrar su felicidad en la posesión de lo que es más que él mismo, en la posesión de un objeto inmutable: "El anhelo de Dios es, pues, el deseo de beatitud, el logro de Dios es la beatitud misma", es decir, la felicidad.

   Pero cuando san Agustín decía que la felicidad se encuentra en el logro y posesión del objeto inmutable y eterno, Dios, en lo que pensaba no era en una contemplación puramente teorética y filosófica de Dios, sino en una unión y posesión amorosa de Dios, y, más exactamente, en la unión sobrenatural con Dios ofrecida a los cristianos como término de su esfuerzo ayudado por la gracia; no es posible separar bien en el pensamiento de san Agustín una ética natural y una ética sobrenatural, puesto que el santo se interesa por el hombre en concreto, y el hombre en concreto tiene una vocación sobrenatural.

   La ética de san Agustín es, pues, primordialmente una ética del amor; es la voluntad lo que lleva al hombre hacia Dios, y por ella toma el hombre finalmente posesión de Dios y goza de Él.

   La ética de san Agustín se centra, al rededor del dinamismo de la voluntad, que es un dinamismo de amor, aunque el logro de la beatitud, "participación en el bien inmutable", no es posible para el hombre a menos de que sea ayudado por la gracia, a menos que reciba "la merced gratuita del Creador".

   2. Libertad y Obligación:

   La voluntad, sin embargo, es libre, y la voluntad libre es sujeto de obligación moral.

   La base necesaria de la obligación es la libertad. La voluntad es libre. La voluntad busca necesariamente la felicidad, la satisfacción y de facto esa felicidad únicamente puede ser encontrada en Dios, el Bien inmutable, pero el hombre no tiene la visión de Dios en esta vida, y puede volver su atención hacia los bienes mutables y adherirse a ellos en vez de a Dios, y "ese apartamiento y ese giro no son acciones forzadas, sino voluntarias".

   La voluntad humana es, pues, libre de volverse a Dios o apartarse de Dios, pero al mismo tiempo la mente humana debe reconocer la verdad: no solamente que lo que busca, la felicidad, únicamente puede encontrarse en la posesión del Bien inmutable, Dios, sino también que la dirección de la voluntad a ese Dios está implanta por Dios mismo, y querida por Él, que es el Creador. Las leyes ternas están impresas en el corazón del hombre. Así, lo mismo que la mente humana percibe verdades teoréticas eternas a la luz de Dios, percibe también, a la misma luz, verdades prácticas, o principios que deben dirigir la voluntad libre.

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