La Tragedia del Dr. Fausto

Universidad Autónoma de Tamaulipas

Unidad de Ciencias Jurídicas y Sociales

Psicología

Curso Propedéutico

Ensayo
“La tragedia del Dr. Fausto”

Montserrat Izaguirre Corona

Una de las obras destacadas de la literatura europea y considerada un clásico universal, Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe, es una obra trágica, enteramente dialogada, concebida más para ser leída que para ser representada al estilo dramático. Publicada en dos partes, se trata de la obra más famosa de Goethe, donde sitúa la ciencia y el poder en el contexto de una metafísica moralmente interesada.  

La Primera parte fue en principio terminada por Goethe en 1806 y publicada en 1808, seguida de una edición revisada en 1828–1829, que sería la última editada por el propio autor. En la primera parte, Fausto es un científico empírico que se ve forzado a enfrentarse a cuestiones como el bien y el mal, Dios y el diablo, la sexualidad y la mortalidad.

Goethe terminó de escribir la Segunda parte de Fausto en 1832, constituyendo la principal ocupación de Goethe en sus últimos años. A diferencia de la Primera parte, el foco de la acción ya no está centrado en el alma de Fausto, que ha sido vendida al diablo, sino más bien en fenómenos sociales como la psicología, la historia y la política.

La historia de Fausto ha inspirado un gran número de obras literarias, musicales y pictóricas con diferentes interpretaciones, como freudianas, sociológicas, alquímicas, literarias y clásicas, etc.

El dramaturgo ingles Marlowe considera la obra constituye como una parábola sobre el conocimiento científico, la religión, la pasión y la seducción, la independencia y el amor.

La historia comienza con un prologo en el cielo, donde los ángeles y arcángeles reciben de mala manera a Mefistófeles, señor de los infiernos. Este, aburrido de la simplicidad de las almas humanas y sus vánales ambiciones, decide hacer una apuesta con Dios. Muy contrario a que los católicos ortodoxos de la época esperaban, el Señor acepta y pone en juego el ama del viejo Dr. Fausto, cuyas aspiraciones difícilmente serian cumplidas por su edad. Mefistófeles acepta la apuesta confiada en que podría desviar del buen camino a un hombre de ciencia, mientras que el Señor cree que un hombre bueno siempre puede discernir y mantenerse en la senda correcta.

Mientras tanto, en el estudio del Dr. este intenta invocar algún espíritu que le brinde el don de la clarividencia o al menos, extienda su tiempo de vida. Al no tener éxito y verse profundamente decepcionado, su pupilo Wagner le convence de ir al festival del pueblo. Durante su caminata, llegan a un abrevadero en el cual un can corriente muestra empatía por el viejo doctor, siguiéndole todo el camino de regreso a casa.

De nuevo en su estudio, el can revela su verdadera forma, la del joven y seductor Mefistófeles, y tras una discusión sobre moralidad y la relatividad del bien y el mal, Fausto hace un trato con donde se estipula que el demonio hará todo lo que Fausto quiera mientras esté en la tierra, y a cambio Fausto servirá al demonio en la otra vida. El trato incluye que, si durante el tiempo que Mefistófeles esté sirviendo a Fausto éste queda complacido tanto con algo que aquel le dé, al punto de querer prolongar ese momento eternamente, Fausto morirá en ese instante.

Sin miedo real a las consecuencias y una actitud presuntuosa, Fausto confía en que podrá dominar a Mefistófeles y manipularlo, aunque la realidad sea distinta y Mefistófeles sea quien conduce a Fausto según su gusto para que éste confíe plenamente en él y se entregue a sus juegos. Al pedirle el diablo que firme el pacto con sangre, Fausto comprende que éste no confía en su palabra de honor. Al final, Mefistófeles gana esta disputa, y Fausto firma el contrato con una gota de su sangre.

A continuación, en una de sus excursiones, Fausto conoce a Margaret. La devoción por margarita lleva al doctor a hacerle regalos de joyas y flores, y con la ayuda de su vecina Martha, el diablo lleva a Margaret a los brazos de Fausto, quien la seduce y finalmente logra poseerla. Fausto vive su amor por Margaret como un amor de iniciación, un amor adolescente. La pasión que lo embarga, en parte por los trucos de Mefistófeles, lo mueven a acercarse a esta niña que queda cautivada por él y su arte discursiva. Aún cuando Fausto intenta protegerla, la magia de Mefistófeles consigue, de manera indirecta, quebrantar la paz en la vida de Margarita.

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