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La Vida Evolutiva De La Humanidad Y La Filosofía

angelesluisa24 de Junio de 2015

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“La vida evolutiva de la humanidad y la filosofía”

La vida evolutiva de la humanidad

La evolución del hombre a través de la historia, presenta etapas de crecimiento marcadas por los adelantos tecnológicos, científicos y de desarrollo social y económico.

En los comienzos, el hombre utilizaba la tierra para extraer los alimentos que servían para su sustento, y para tal fin adoptó infraestructuras que le permitirían mayores cosechas y como consecuencia de ello, empezó a acumular excedentes para atenuar las épocas de sequía y baja producción.

Este desarrollo permitió el crecimiento de las tribus en poblados y luego en ciudades, pues la actividad primaria “agricultura” conllevó el aparecimiento de otras actividades que fueron sustentadas por los agricultores, como fueron las artesanías, el comercio, el culto religioso.

Como era necesaria la defensa de las ciudades por la existencia de extraños e invasores, surgen las primeras armas de piedra y pedernal, las cuales fueron reemplazadas como consecuencia de la aparición del cobre, por elementos de este material. Este hecho transformó el concepto artesanal por la incipiente metalurgia que permitió no solo el trabajo de las armas sino el de los elementos como utensilios de cocina y ornamento. Así mismo, marca los principios del concepto de la moneda para superar el clásico trueque de mercancías.

En este accionar encontramos igualmente la utilización de la rueda como elemento primordial en el transporte, así también como en las aplicaciones en la industria, al poder comunicar movimiento y transformación de procesos manuales; ayudado a lo anterior la utilización del caballo como elemento primordial en el transporte de mercancías y personas.

En forma paralela se desarrolló el transporte marítimo que motivó todo un avance tecnológico del conocimiento del aire como elemento primordial en la navegación, así como la aparición de los primeros cartógrafos y elementos de ayuda para emprender largos viajes.

Estos desarrollos permitieron la acumulación de riqueza y por ende la aparición de las clases sociales, los aristócratas y caudillos que empezaron a buscar la expansión de sus tierras y dominios, apareciendo con ello el concepto de la conquista y sumisión de pueblos, descubriéndose de esta manera que el hombre también podía domesticarse, convirtiendo los pueblos conquistados en siervos y esclavos al servicio de los más poderosos.

Dentro de estos elementos de desarrollo surgen también los conceptos religiosos de respeto y sumisión de los desfavorecidos en beneficio de las clases dominantes y sus castas, marcando la aparición de sacerdotes, magos y hechiceros que por sus conocimientos en algunas de las ciencias, les permitió canjearse la gracia de las castas dominantes.

Finalmente, como culminación importante de esta etapa, es la aparición de los calendarios solares desarrollados por los egipcios, quienes canalizaron el conocimiento del comportamiento de las avenidas del río Nilo, para predecir con exactitud los momentos de siembra y cosecha, hecho que permitió la consolidación de ser supremo, del faraón, por este conocimiento.

Estos son los acontecimientos más notables en la etapa de la evolución cultural del hombre.

Dentro del largo proceso de desarrollo del ser humano aparecen pequeños poblados de campesinos autosuficientes, en ciudades populosas orientadas hacia actividades de producción secundaria, como el comercio, las artesanías, el transporte, entre otros, y organizadas regularmente en forma de estados.

Esta transformación no ha sido casual en el desarrollo de actividades complementarias, que fueron creando oficios y con ellos el desarrollo de tecnologías muy avanzadas que permitieron el crecimiento de clases sociales y sometimiento del hombre por el hombre.

El escenario de este drama lo tenemos en la franja de países semiáridos que se extienden entre los ríos Nilo y el Ganges.

En esta época las invenciones trascendentales parecen haber sucedido con asombrosa rapidez, en contraste con la presentada en el milenio anterior, o primera revolución. Aún dentro de los cuatro milenios que mediaron entre la segunda revolución y la revolución industrial de la época moderna.

Entre los años 6000 y 3000 antes de Cristo, el hombre aprendió a aprovechar la fuerza del toro y la del viento, inventó el arado, el carro de ruedas y el bote de vela, descubrió los procesos químicos para beneficiar los minerales de cobre y las propiedades físicas de los metales y empezó a elaborar un calendario solar preciso, logrando de este modo habilitarse para la vida urbana y allanando el camino hacia la civilización, la cual requiere desde luego la escritura, el procedimiento de computar y de patrones fijos de medidas como instrumento de una nueva manera de transmitir el conocimiento y de ciencias exactas.

En ningún otro período de la historia, hasta los días de Galileo, fue tan rápido el proceso del conocimiento ni fueron tan frecuentes los descubrimientos de gran alcance.

Para hacer todo este análisis, debemos ubicarnos geográficamente en el escenario de los acontecimientos: la revolución neolítica abarcó toda la región que se extiende desde el Nilo y el Mediterráneo Oriental incluyendo Siria y el Irak, hasta la meseta iraní y el Valle del Nido.

Las poblaciones de estas comunidades eran fundamentalmente nómadas debido a los factores geográficos, escasas lluvias y grandes concentraciones de hombres y ganado, situación que los llevaba a desplazarse hacia los sitios más florecientes y en consecuencia al crecimiento de la población.

El Nilo cuya avenida anual suministraba agua y suelo, repercutió en las costumbres de estos pueblos, pues era necesario hacer mantenimiento de su caudal construyendo obras de infraestructura para este fin, igual sucedió con las culturas de la región del Sumer, entre los ríos Tigres y Eúfrates.

El terreno en el cual se erigieron las grandes ciudades de Babilonia, tuvo que crearse con la construcción de diques y plataformas que superaran las amenazas de las avenidas de los ríos, protegiendo hombres y animales. Aparecen entonces los primeros vestigios de la especialización del trabajo, las personas que debían hacer las construcciones de los canales y diques, tenían que alimentarse y no podían producir su propio alimento, razón por la cual era necesario producir excedentes alimentarios, los cuales se debían acumular permitiendo esto el crecimiento de los poblados hasta convertirse en ciudades.

Otro factor que llevó al crecimiento de los pueblos fue el aparecimiento de variedades alimenticias diferentes al trigo y la cebada, los frutos de nutrientes fáciles de conservar; un palmar, un bosque de higueras, llevó a que se fundaran pueblos en sus cercanías conllevando el desarrollo de nuevas técnicas para su cultivo, cosecha y almacenamiento, creando nuevas costumbres y nuevo hábitat con casas construidas con ladrillo, mezcla de barro y paja, el cual se inventó en Siria en el año 3000 antes de Cristo, modificando la arquitectura de las ciudades y los conceptos de mecánica y resistencia, antes de que fueran formulados científicamente.

Estas comodidades empiezan a necesitar una producción agrícola mucho más creciente, dándose los primeros mercados del trueque, el campesino cambia el trigo por pescado y presas de caza o productos del pastoreo, empezando las especializaciones económicas de grupos diferentes logrando su interdependencia.

En estos escenarios aparecen las piedras preciosas y con ellas los metales, las resinas de las montañas dándose todo un gran intercambio comercial entre los pueblos, apareciendo las actividades diferentes a la agricultura. Se empieza a dar valor diferente a las piedras preciosas y a los metales, valores mágicos de poder a sus propietarios, pues no solo tenían valor comercial sino medios de alcanzar el éxito, la riqueza y larga vida. La talla de estos elementos conllevó el aparecimiento de nuevas disciplinas y conceptos de lujo y jerarquía al igual que el concepto del sello personal identificado con su joya. El oro y los metales preciosos además de la alta estima por sus propiedades mágicas que se le otorgaban, tuvieron consecuencias prácticas importantes, llevando a la búsqueda activa de ellas, generando la difusión de las civilizaciones, exploraciones geológicas y el surgimiento de la metalurgia, factor dominante de la segunda revolución.

El trabajo de los metales implica dos grupos o conjunto de descubrimientos: el cobre cuando es calentado se funde y puede vaciarse dándole la figura que se desee y al enfriarse se endurece como piedra; este metal resistente, rojizo y cortante se puede producir calentando ciertas piedras o tierras cristalinas poniéndolas en contacto con carbón vegetal. Esto revolucionó el diseño de las armas y la sustitución de las de piedra y pedernal, por metal presentándose los cambios físicos a través de descubrimientos e invenciones, logrando desarrollos nunca vistos.

Las implicaciones científicas y económicas de la extracción del metal, de sus minerales, son tal vez de mayor trascendencia que las resultantes del trabajo de los metales. La minería tuvo que ser un oficio aún más especializado que el del forjador. En general los mineros nunca debieron haber sido productores de alimentos sino que debían haber contado con el excedente de alimentos producidos por quienes empleaban sus productos.

La metalurgia inteligente ampliamente conocida en el antiguo oriente, poco después del año 4000 antes de Cristo, no obstante el metal sustituyó la piedra con mucha lentitud, sin embargo la demanda por los metales fue en aumento, necesitándose medios

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