La dialéctica materialista como un método de conocimiento

UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA

DEPARTAMENTO DE PSICOPEDAGOGIA

La dialéctica materialista como un método de conocimiento

El hombre en su búsqueda permanente por el conocimiento  siempre ha tenido la capacidad cognitiva  de preguntarse por el “porqué de las cosas”. Esta búsqueda era más notoria en la antigüedad que en los tiempos contemporáneos por cuanto el hombre de hoy  ha perdido su capacidad de asombro. En algunos casos el hombre de hoy se encuentra alienado y no es dueño ni autónomo en sus maneras de pensar y de actuar. Hay una permanente y malsana influencia del entorno social que inclusive lo lleva a límites de renuncia a su condición humana. Poco razona, no piensa, actúa por lo que le digan, sin capacidad de discernir o descifrar los mensajes o las ideas. Esta es una influencia cada vez más notoria en la sociedad  global de hoy. En la antigüedad –Grecia y Roma- y aún antes en la sociedad primitiva,  los hombres siempre se estaban preguntando por todos los fenómenos de la naturaleza física y  social. El hombre se preguntaba: por qué el día y la noche, porqué la lluvia,  el sol, la luna,  el viento, quién soy, de dónde vengo, la vida, que hay  después de la muerte, cómo resolver los problemas cotidianos de su organización, de alimento, de vivienda, entre muchos otros interrogantes.

En cualquier organización social de la antigüedad incluyendo las de Hispanoamérica que se quiera  estudiar  se encontraran  respuestas para todos los interrogantes que el hombre se formulaba. Respuestas que por la concepción  que se tenía   del mundo difieren  en dos sentidos. La primera concepción, tiene que ver con explicaciones  basadas en mitos, creencias y leyendas, y la existencia de un SER sobrenatural, creador de todas las cosas, principio y fin de todo cuanto existe. Esta primera respuesta se basa en la existencia de una IDEA SUPREMA, una idea hacedora que está por fuera de la naturaleza y actúa de manera independiente del hombre. Puede afirmarse que  todas las religiones, el cristianismo, el budismo, el islamismo, entre otras,  tienen este punto en común. Hoy en día gracias a la Historia, a la Antropología y a otras ciencias humanas se conocen estas elaboraciones teóricas que son dignas de tener en cuenta por cuanto son respuestas y explicaciones que el hombre daba y da  a sus interrogantes.

 Estas elaboraciones teóricas hacen parte de la cultura inmaterial o espiritual de los grupos  humanos.  Esta concepción del mundo se conoce como IDEALISMO y puede denominarse como una dialéctica idealista. Esta concepción del mundo hoy tiene plena vigencia para  la existencia de amplios sectores de la población global,  sin entrar a considerar que sea verdadera o no. Simplemente existe y es en algunos o muchos  casos modelo de vida.

Hay que entender que esta concepción es una búsqueda para explicar los hechos  de la  realidad social y física que el hombre a diario enfrentaba y que aún tiene expresiones dentro de algunos sectores sociales.

El idealismo como concepción del mundo está fundamentado en el dogma y en la fè.  En la concepción idealista no es preciso buscar explicaciones de carácter científico, porque esa no es su razón de ser. El pensamiento idealista predominó en la antigüedad,  durante la edad media y se enfrenta a las diversas  concepciones que se presentaron con el inicio y desarrollo  de la ciencia en la era moderna.

Pero además de esta manera de ver el   mundo  que busca dar explicaciones partiendo de fuerzas sobrenaturales, hay una segunda concepción que parte del estudio de la materia, de los objetos en concreto, de las cosas mismas. Esta concepción por tener como punto de partida  el objeto mismo, el estudio de la  naturaleza de la materia, se llama MATERIALISTA. En la antigüedad hubo varios  pensadores que se apartaron de la visión tradicional del mundo, de  la concepción  que predominaba entre los filósofos de la época y el común de las gentes, es decir de lo que estaba en el imaginario colectivo. Dos de ellos fueron los griegos  Heráclito, nacido en   Éfeso (535-475 a. de J. C.) y Demócrito (460-370 a. de J.C.).

Heráclito era miembro de una “aristocrática familia y por su postura  filosófica frente a la realidad renunció a la democracia no sólo en nombre de su linaje lleno de comodidades, sino también en el de la sabiduría y de la razón, contra los mitos y las creencias de la muchedumbre. Para él,  el principio de las cosas es el fuego, fuerza viva que todo lo crea y lo destruye en un eterno retorno, y en donde se resuelven los contrarios en rítmico juego de oposición y armonía, en perpetua  fluencia, en eterno devenir y movimiento. Su filosofía del devenir, que encierra una norma de conducta humana, se contrapone a la del ser inmutable de Parmènides constituyendo así una de las actitudes capitales del pensar filosófico”. (1) Para Heráclito lo que existe es un eterno y permanente fluir del universo, de la naturaleza social  y natural. Nada es inmutable todo cambia, nada es estático todo fluye y este fenómeno es  autónomo, no requiere de fuerzas por encima de la naturaleza para provocar los cambios y las transformaciones, es la esencia misma de la materia.

Para Heráclito el hombre, la sociedad, los hechos de la naturaleza física existen en un momento pero a la vez ya son otros; permanentemente la sociedad es,  pero de manera simultánea  se transforma, cambia. Es el devenir.

Demócrito es otro filósofo griego,  heredero de la teoría de Heráclito. “Los principios que desarrolla en su explicación atomista del universo son una síntesis de la doctrina eleática y heraclitana. Según ella, el ser son los átomos, infinitos en número y diferentes entre sí por su orden, figura y posición, que se mueven en el vacío, es decir en el no ser, que no es la simple nada sino el lugar donde se efectúan los cambios, movimiento que se realiza de un modo del todo mecánico y causativo. Una de las partes esenciales de su teoría es la ética, según la cual la virtud consiste en mantener el alma serena en medio del tumulto pasional”. (2)

Estos dos pensadores griegos se alejan de la concepción del mundo que predominaba en ese entonces. Pretenden dar una explicación diferente a la  que daban los idealistas, con un punto de partida que no le da cabida a las  creencias o explicaciones sobrenaturales. La razón de ser de los fenómenos se encuentra en su esencia misma. La teoría atomista  de Demócrito es vigente. Estos filósofos están echando las bases del conocimiento científico.

(1)  (2) Datos biográficos de Heráclito y Demócrito tomados  del Diccionario Hispánico Universal, W.M. Jackson, Editores. Tomo 4

...