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La filosofía política de T. Hobbes


Enviado por   •  12 de Julio de 2013  •  Tutoriales  •  2.919 Palabras (12 Páginas)  •  266 Visitas

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Pese al hecho de que Hobbes fue uno de los filósofos relevantes del

siglo XVII, habiéndose relacionado con Bacon, Gassendi, Descartes (a

quien realiza serias objeciones a sus Meditaciones) y habiendo

conocido personalmente a Galileo, es decir, a los más significativos

filósofos que procuran el paso del pensamiento a la modernidad, no

goza entre nosotros de gran consideración su filosofía, lo que no es de

extrañar, si tenemos en cuenta que nos hallamos ante un pensador

materialista hasta la médula, muy lejos de las concesiones metafísicas

de Descartes, y resuelto a aplicar al análisis del ser humano y de la sociedad los mismos

presupuestos que al estudio de la Naturaleza. No ha ocurrido así con su pensamiento político,

más conocido entre nosotros, del que ofrecemos un resumen a continuación.

La filosofía política de T. Hobbes

En el análisis de la vida social y política Hobbes partirá de la consideración de que la sociedad

está compuesta por una multiplicidad de seres individuales conducidos por sus pasiones,

intentando explicar cómo se produce la transición de este individualismo atomista a la

construcción de un cuerpo social artificial, o estado, de carácter absolutista. Tradicionalmente

se ha considerado la obra política de Hobbes como la fundamentación teórica del

absolutismo.

1. El estado natural de guerra

1.1 En lo que Hobbes llama el estado natural, es decir, el estado en el que se encontraba el

ser humano antes de la organización de la vida social, los seres humanos son iguales por

naturaleza en facultades mentales y corporales, produciéndose, también de una forma natural,

la compensación entre las deficiencias y las cualidades con las que la naturaleza ha dotado a

cada cual. Cada ser humano busca su propia conservación, en primer lugar, lo que da origen

a la competición y a la desconfianza entre los seres humanos. En este estado natural no

existen distinciones morales objetivas, por lo que dicha competición da lugar a un estado

permanente de guerra de todos contra todos, en el que cada cual se guía exclusivamente por

la obtención de su propio beneficio y, no existiendo moralidad alguna, no hay más límite para

la obtención de nuestros deseos, que la oposición que podamos encontrar en los demás. No

existiendo distinciones morales objetivas Hobbes considera, pues, que las acciones humanas

se desarrollan al margen de toda consideración moral, como resultado de la fuerza de las

pasiones, únicos elementos por los que se pueden guiar, en dicho estado, los seres humanos.

Dado que no hay lugar para las distinciones morales no se puede juzgar dichas pasiones

como buenas o malas. Podría parecer que Hobbes, al hacer depender de las pasiones la

acción de los seres humanos en el estado de naturaleza, y al aparecer caracterizado tal

estado como una "guerra permanente de todos contra todos", un estado en el que el "el

hombre es un lobo para el hombre", sugiere que las pasiones son un elemento negativo de la

conducta humana, que el ser humano es malo por naturaleza, pero él mismo se encarga de

rechazar esta interpretación:

"Pero ninguno de nosotros acusa por ello a la naturaleza del hombre. Los deseos, y

otras pasiones del hombre, no son en sí mismos pecado. No lo son tampoco las

acciones que proceden de estas pasiones, hasta que conocen una ley que las prohíbe.

Lo que no pueden saber hasta que haya leyes. Ni puede hacerse ley alguna hasta que

hayan acordado la persona que lo hará." (Leviatán, XIII)1.2 En el estado natural, pues, que es un estado de guerra permanente, el individuo depende

para su seguridad de su propia fuerza e ingenio, no habiendo más límite para su acción que

los que éstas le impongan, ni pudiendo esperar la colaboración de otros para conseguir sus

propios objetivos. Tal concepción del estado natural es una consecuencia de la consideración

previa negativa sobre la naturaleza del ser humano y de sus pasiones; es probable que

Hobbes hubiera llegado a su formulación analizando la sociedad de su tiempo pero

prescindiendo de aquellas características "sociales" que parecen imponer límites a nuestras

acciones (las leyes morales y sociales). Este modelo carece de toda validez objetiva como

sabemos en la actualidad, dado nuestro conocimiento de la evolución del ser humano; pero

Hobbes está formulando su hipótesis casi tres siglos antes del desarrollo y aceptación de las

teorías evolucionistas y del desarrollo de la sociología. Ni su modelo tiene validez objetiva ni

se corresponde a un hecho histórico, pero es una hipótesis que le permite justificar y

fundamentar teóricamente la existencia de un poder absoluto, del estado absolutista, sin

necesidad de recurrir al origen divino del poder (divinidad en la que, por lo demás, no creía).

2. La

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