La responsabilidad y el papel ético de las empresas

La ética, en una de sus tantas aristas, la ética empresarial; supone un concepto que a veces parece egoísta e independiente a las demás facetas de la ética. Uno asumiría, desde un principio, que le ética tiene un fondo común y casi que general, pero la ética empresarial u organizacional no es más que la ética de los empresarios.

La condición ética del ser humano por defecto: La libertad, permite considerar que esa ética tiene sentido porque dicho ser, puede ser considerado un agente moral capaz de obrar bien o mal. De acuerdo con el sentido etimológico de las palabras moral y ética, estas coinciden en que las mismas significan, carácter o costumbre y éste a su vez, es inherente a la libertad en mención, aunque para que una acción humana para ser considerada de tipo moral tendrá las siguientes características: es aquella que se realiza, ajustándose a un código o conjunto de normas y valores morales, las cuales designan lo que debe ser considerado como moralmente bueno o malo.

Lo anterior, desde la perspectiva del ser humano es una idea básica de la ética, aunque para la empresarial hace falta establecer las operaciones de una organización en función de la creación de una sociedad con sus propios principios de la ética empresarial, como por ejemplo los problemas del medio ambiente implican la decisión ética de los individuos, comunidades, naciones, comunidad internacional y empresas.

Pero, ¿cuál debe ser el papel de las organizaciones en la mejora de las condiciones de vida de los individuos y de las comunidades que conforman su entorno?

La responsabilidad y el papel ético de las empresas para unas buenas prácticas están cimentados en los conceptos de la ética y la moral ya relacionados, pero agregando el concepto de responsabilidad respecto a su actividad productiva que, a su vez, generen vínculos y lazos de confianza y reciprocidad entre la empresa y las comunidades y los individuos.

En teoría, todo bien llevado conllevará a una sana convivencia tanto interempresarial con una sana competencia, como con la responsabilidad social. Pero tal parece ser que siempre hay espacio para un “pero”, y esto está relacionado con el dilema ético como se puede prever fácilmente, supeditado al dinero y al enriquecimiento de las empresas por sobre los intereses de una comunidad, como pueden ser: la salud, el territorio y la calidad de vida.

Dejando a un lado la palabrería conceptual y de término, no es una mentira la existencia de un dilema ético empresarial respecto al daño ambiental y el creciente calentamiento global, como lo quiso hacer ver el expresidente de Estados Unidos Donald Trump durante su administración como jefe de ese estado, lo anterior, denotando una fuerte tendencia capitalista destructiva de esas buenas prácticas, incentivando a las organizaciones de ese país a que continúen y expandan sus actividades sin límite.

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