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La ética medio ambiente. Principios y valores para una ciudadanía responsable en la sociedad global

Diana FloresResumen5 de Diciembre de 2020

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Centro de bachillerato tecnológico agropecuario No. 31

Ética y Valores

 

Mascota Jalisco México

 

3 A TAEA, 26 de Noviembre 2020

 

Francisco Javier González Pacheco

 

Agosto-diciembre 2020 

 

Sintesis 7: La ética medio ambiente.       Principios y valores para una ciudadanía responsable en la sociedad global. Juan Alberto Lecaros Urzúa.

La primera ocasión que se inició a dialogar de una ética dirigida al cuidado y respeto ambiental, indicando que el raciocinio moral debe ir más allá del entorno de los intereses humanos para incluir los intereses de los seres naturales ni siquiera humanos, ha sido en las conclusiones del libro de memorias del ingeniero forestal norteamericano, Aldo Leopold, “A Sand County Alma- nac” (1949), que la tituló: Land Ethic (Ética de la Tierra)(1).

En 1975, con la publicación del libro “Liberación Animal”, de Peter Singer, se inicia el debate den- tro de la environmental ethics sobre los derechos de los animales y la paz animal (animalwel- farism), tanto a partir de el punto de vista utilitarista de la igual importancia de los intereses morales de los organismos vivos sintientes (Singer)(6), como a partir de el punto de vista de los derechos de los animales con conciencia de objetivos (Regan) (7).

El debate filosófico en esta disciplina se ha centra- do en 3 enormes líneas: (i) el diagnóstico sobre las razones de la crisis socioecológica en un grado planetario, en términos históricos, sociales, culturales, políticos, jurídicos y económicos; (ii) la importancia de los intereses morales de los seres vivos futuros o generaciones futuras, y (iii) la teoría del costo sobre la cual se sustentan las obligaciones ético-ecológicas, dividida en valores instrumentales, extrínsecos a la naturaleza y basados en los intereses humanos que fundamentan los antropocentrismos ético, y en valores intrínsecos a la naturaleza o a los organismos vivos que la incorporan, motivo de los biocentrismos y egocentrismo en ética medio ambiental.

El axioma clave para entender la extensión del horizonte de importancia moral más allá de los intereses humanos recientes, en otros términos, el de las gene- raciones futuras y los organismos vivos ni siquiera humanos, se puede manifestar diciendo que todo agente moral es paciente moral, empero ni siquiera todo paciente moral es un agente moral.

Por agente moral se entiende a los seres vivos con capacidad de aceptar obligaciones y responsabilidades por sus ocupaciones, y por paciente moral un ser frente a el cual se tiene obligaciones y responsabilidades, ya que sus intereses y habilidades merecen importancia.

No obstante, el inicio de la igual importancia de los intereses de los organismos vivos ni siquiera humanos ni siquiera involucra que se otorgue un mismo sentido moral a los seres frente a los cuales estamos forzados en una ética amplia en camino a la naturaleza, puesto que se reconocen y establecen prioridades en caso de problema de intereses en medio de las entidades consideradas moralmente(10).

En impacto, a lo largo de buena parte de la narración de la raza humana el entorno de importancia moral quedaba limitado a los miembros de una misma tribu, etnia o sociedad política, excluyéndose a los restantes seres vivos como extraños mora- les.

Hoy, no obstante, dada la amplitud de los efec- tos de la acción humana en la era y en el espacio, por el poder tecnológico, comenzamos a preguntarnos si este inicio de universalidad es extensible inclusive a los seres vivos futuros, los cuales tienen la posibilidad de verse dañados en sus intereses por nuestras propias ocupaciones presentes.

Con todo, más allá del inicio de universalidad de los intereses de los humanos recientes y futuros, el raciocinio ético, ya a partir de objetivos de la Ilustración, se preguntó si el criterio para considerar los intereses morales se limitaba solo a la función de raciocinio propia de la especie humana.

Sin embargo, en la ética medio ambiental, otros filósofos se han preguntado si este es un criterio último para fijar el límite de la importancia moral de los seres naturales, debido a que, sostienen, hay otros organismos vivos que, sin ser propensos, tienen por igual un fin propio que buscan hacer y con los cuales los animales sintientes comparten habilidades e intereses, como la autoperpetuación metabólica, la respiración y la reproducción.

Si bien la ética medioambiental, en sus diversas corrientes de fundamentación, ha puesto hoy sobre la mesa la necesidad inevitable de contemplar más allá de los intereses presentes de los seres humanos, los debates de esta disciplina resultan mu- chas veces escolásticos e infructuosos para enfrentar un cambio pragmático de la sociedad presente y su interacción con la naturaleza, en otras palabras, un cambio en el metabolismo socio natural.

Esto significa que la primera obligación ética ecológica es asegurar la supervivencia humana y la dignidad de la vida humana de hoy y futura, pues lo primero en verse afectado por la crisis socioecológica es el plan civilizatorio humano, con todos sus logros y riquezas culturales, científicas, éticas y políticas.

Una vez revisadas las diferentes teorías de fundamentación en ética ecológica, se tiene la impresión de que ni una de ellas por sí sola es suficiente para abordar la crisis socioecológica.

A nuestro juicio, la crisis ecológica planetaria solo puede entenderse y abordarse como una crisis de ajuste metabólico entre la presente sociedad universal y el medioambiente, en su doble vertiente: (i) la crisis entre el sistema social en su grupo y el sistema biosférico; y, (ii) la crisis interna de la sociedad universal causada por las desigualdades socioecológicas.

• El inicio de justicia ecológica en sus 3 vertientes: la justicia universal (las desigualdades socioeconómicas a grado planetario), la justica intergeneracional (generaciones futuras) y la justicia interespecífica (principio de hospitalidad biosférica en camino a los demás seres vivos).

La crisis socioecológica planetaria: la sociedad universal del peligro y las asimetrías de la globaliza- ción económica.

Hoy, sin embargo, en un mundo lleno o saturado en términos ecológicos por una sociedad industrial planetaria que crea y consume por sobre los niveles de re- cursos naturales finitos accesibles y por sobre la función de absorción de la biosfera de los desechos y contaminación causados, el capital natural debería ser la propia primera inquietud.

Hay 2 propiedades primordiales del proceso de la sociedad industrial y tecnológica de hoy: la globosidad de sus impactos del medio ambiente y la irreversibilidad de varios de ellos (por ejemplo, la pérdida de la biodiversidad).

Esto nos lleva a explicar 2 maneras que toma la sociedad planetaria de hoy: la sociedad universal del peligro y la asimetría del proceso de la globalización económica y tecnológica.

Hemos llegado a un punto en la historia en que, por el tamaño de expansión de los efectos (población y escala de producción y consumo) y la calidad de penetración de la tecnología en las raíces de la naturaleza (tecnología ni siquiera solo transformadora, sino además recreado de lo natural), la sociedad de hoy se instala en una situación de peligro contextual persistente como parte de sus procesos y ocupaciones.

Beck caracteriza a la de hoy cultura planetaria con 5 tesis: (i) los peligros recientes causan perjuicios sistemáticos y constantemente irreversibles que requieren una definición científica de los mismos en los entornos sociales; (ii) los peligros producen novedosas desigualdades internacionales entre las naciones del.

Este principio estratégico, clave para la sociedad del peligro presente, si bien discutido en su consistencia operativa, sigue las próximas ocupaciones y reacciones:

Otra de las propiedades de la sociedad de hoy es el proceso de globalización, que lleva asociado 2 fenómenos: (i) la contracción espacio-tiempo, como impacto de cambios económicos y tecnológicos, como el transporte a extensa distancia, las telecomunicaciones, entre otros, y (ii), una tendencia a la extraterritorialidad del capital, por medio de organizaciones transnacionales de monumental envergadura; ejemplificando, las 10 mayores de todo el mundo manejan el 70% del negocio mundial, el 80% de la tierra dedicada a cultivos de exportación, la mitad de la producción petrolera mundial y son causantes del 50% de la emisión de gases de impacto invernadero(22)

Sin embargo, tiene efectos éticos y políticos profundos, generando una globalización para unos pocos (países del Norte, 20% de los habitantes del mundo, y los ricos de las naciones subdesarrollados) y una disposición de las naciones pobres que viven de sus materias primas exportadas, con ubicación de los perjuicios ecológicos y una desigual explotación y repartición de los recursos naturales(23).

Los estudiosos del Instituto Wuppertal sos- deben la globalización ni siquiera es un proceso homogéneo, sino de 2 caras: una, la de las naciones que han quedado excluidos de la misma (África y parte importante de Latinoamérica), la otra, la de las naciones que se han sumado a la economía universal del incremento (Corea del Sur, Taiwán, China, India, etcétera.).

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