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Las desviaciones de la naturaleza


Enviado por   •  9 de Junio de 2013  •  1.005 Palabras (5 Páginas)  •  231 Visitas

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Georges Bataille: nuestro otro anómalo

Las desviaciones de la naturaleza

"Entre todas las cosas que pueden ser contempladas bajo la concavidad

de los cielos, nada hay que avive más el espíritu, que cautive los sentidos,

que espante más, que provoque en las criaturas una admiración o un

terror más grande que los monstruos, los prodigios y las abominaciones

por las que vemos invertidas, mutiladas y truncadas las obras de la

naturaleza".

Esta frase de Pierre Boaistuau encabeza sus Histoires prodigieuses, obra

publicada en 1561 (1), es decir, en una época de calamidades públicas.

Los prodigios y los monstruos fueron mirados en el pasado como presagios

y, en general, en tanto que tales, como pájaros de mal agüero. Boaistuau

tuvo el mérito de consagrarles su libro sin preocuparse por los augurios y

de reconocer hasta qué punto los hombres están ávidos de asombro.

Hoy en día el placer de ir a ver los "fenómenos" es considerado un placer

circense y a quien da los primeros pasos se lo califica de papanatas. En el

siglo XVI una especie de curiosidad religiosa, debida en parte a la

costumbre de vivir a merced de las calamidades más fantásticas, se

mezclaba todavía a la simpleza curiosa. Los libros consagrados a los

hermanos siameses y a los terneros de dos cabezas de la época fueron

muy numerosos y sus autores no vacilaban en exagerar. El lujoso álbum

de planchas grabadas y coloreadas de los Regnault, publicado en 1775

-algunas de cuyas reproducciones figuran aquí-, testimonia una

preocupación bastante superficial por la información. (2) Testimonia sobre

todo el hecho de que, de una manera u otra, en una u otra época, la

especie humana no puede permanecer indiferente ante sus monstruos.

No retomare aquí la clasificación anatómica, reproducida en todos los

diccionarios, de los tratados de teratología de Geoffroy-Saint-Hilaire o de

Guinard. Poco importa, en efecto, que los biólogos hagan entrar en

categorías a los monstruos, como si se tratara de especies. No por ello

dejan de ser menos ciertas las anomalías y las contradicciones.

Cualquier "fenómeno" de circo provoca una impresión positiva de

incongruencia agresiva, algo cómica, pero sobre todo generadora de

malestar. Este malestar está oscuramente ligado a una seducción

profunda. Si se tratara de una dialéctica de las formas, evidentemente hay

que tener muy en cuenta tales desviaciones de las cuales la naturaleza, a

pesar de que se los considere con frecuencia como contra natura, es

indiscutiblemente responsable.

Prácticamente esta impresión de incongruencia es elemental y constante:

es posible afirmar que se manifiesta en algún grado en cualquier individuo

humano. Pero es poco perceptible. Por tal motivo es preferible referirse a

los monstruos para determinarla.

Sin embargo, el carácter común de la incongruencia personal y del

monstruo se puede expresar con precisión. Conocemos las imágenes

compuestas de Galton realizadas mediante impresiones sucesivas, sobre

una misma placa fotográfica, de figuras análogas pero diferentes unas de

otras. Así, con cuatrocientos rostros de estudiantes norteamericanos del

sexo masculino, se obtiene un rostro tipo de estudiante norteamericano.

Georg Treu definió en Durschnittbild und Schönheit (L'image composite et

la beauté, Zeitschrift für Aesthetik und allgemeine Kunstw/issenschaft,

1914, IX, 3) la relación entre la imagen compuesta y sus componentes

demostrando que la primera era necesariamente más hermosa que el

término medio de las otras; así veinte rostros mediocres componen uno

hermoso y se obtienen sin dificultad figuras cuyas proporciones están

cerca de las del Hermes

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