Lenin En Cuba

Marx Ahora. N. 24, La Habana, 2008

Lenin y la Revolución de Octubre en la Cuba neocolonial.

Olivia Miranda Francisco

Versión reducida definitiva 3

En 1902 se establece formalmente la república de Cuba pero, como es conocido, nace lastrada por la Enmienda Platt. Se inicia así el primer experimento neocolonial norteamericano en este lado del mundo. La intervención de Estados Unidos en lo que Lenin consideró como una guerra imperialista por un nuevo el reparto del mundo ( Lenin (a), (s.d.) p.p. 689-798), condujo a la generalización de un sentimiento de frustración que se expresó en la tesis de la “virtud doméstica” como única forma de enfrentamiento al imperialismo que en las primeras tres décadas del siglo XX, culminó el proceso de dominación económica y política que Martí había anunciado como peligro inminente para Cuba y consecuentemente para el resto de las ex colonias ibéricas en la América.

Es precisamente en este contexto en el que llegan a Cuba las influencias de acontecimientos sin duda trascendentales de la pasada centuria: la Revolución mexicana de 1910, y la Revolución de Octubre de 1917 y la Reforma Universitaria argentina (1918), los cuales influyeron en el cambio radical de las condiciones objetivas y subjetivas que condujeron al surgimiento en Cuba de una situación revolucionaria a fines de la década del veinte.

En general, la divulgación de los acontecimientos de la Revolución de Octubre por la prensa de las clases dominantes, no resultó diferente a la reacción que la Comuna de París y en general las ideas socialistas habían provocado en el siglo XIX. (Ver: de la Torre, 2006)

El 9 de noviembre de 1917 el periódico La Discusión publica un artículo en el que se pregunta: “¿Cuál será la trascendencia para la gran guerra, si como parece se imponen al fin los ‘maximalistas’ con su programa disolvente pacifista y de ‘reparto de tierras’ La Lucha, da a conocer el día 8 la protesta que el embajador de Rusia en Estados Unidos hizo “ (…) contra la actuación de los anarquistas y perturbadores de Petrogrado (…)” que sólo pretendían, a su juicio, llevar al país a la ruina y la anarquía. En otro cable se afirma el temor de que no tardarán en ocurrir excesos por parte de los maximalistas, cuando estos se vean “(…) completamente aislados y que únicamente sus secuaces son los que le prestan su concurso, pues el resto de la población se ha encerrado en sus casas…”. (Dumpierre 1977 p. 32 – 33)

Entre 1917 y 1923 no faltaron las referencias a la Revolución de Octubre en documentos y artículos vinculados al movimiento obrero cubano en franco proceso de radicalización ideológica. Se afirma por los historiadores que fueron miles los mensajes de solidaridad de los trabajadores cubanos enviados a los obreros rusos desde el inicio mismo del proceso de toma del poder en Rusia, desde diferentes regiones del país. El silencio y la desinformación en torno proceso revolucionario ruso y a su repercusión mundial, fue denunciado en 1919 por Antonio Penichet, dirigente sindical anarquista.

. Uno de los acuerdos del Congreso Obrero de 1920, antecedente inmediato de la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba es ejemplo de ello: “Esta comisión considera a la Rusia Roja como faro de luz, como ejemplo, guía y estímulo para las maltratadas muchedumbres obreras ansiosas de redención y justicia (…)” (I.de Historia… T. I. 1975. P. 339).

Alfredo López, y otros anarquistas que comenzaban a transitar del anarquismo al marxismo, como Antonio Penichet, manifestaron sin reparos su solidaridad con la Revolución de Octubre.

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