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Lisis De La Amistad


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  2.901 Palabras (12 Páginas)  •  531 Visitas

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Lógica es el estudio sistemático de la estructura de las proposiciones y de las condiciones generales de válida inferencia por un método que abstraiga del contenido o materia de las proposiciones y tenga en cuenta solamente su forma lógica. Se distingue entre materia y forma cuando distinguimos entre la legitimidad lógica o validez de un texto razonado y la verdad de las premisas de las cuales se deduce; y en este sentido es familiar en el lenguaje ordinario. Sin embargo, es necesario establecer con precisión la distinción con referencia a un

lenguaje particular o sistema de notación, un lenguaje formalizado, el cual evite las inexactitudes y las irregularidades de estructura y expresión que sistemáticamente llevan a equivocaciones y que se encuentran en los lenguajes ordinarios, y el cual siga o reproduzca la forma lógica, a costa de la brevedad y facilidad de comunicación cuando sea necesario. De modo que adoptar un lenguaje formalizado particular es adoptar un sistema o teoría particular de análisis lógico. Entonces se puede caracterizar el método formal diciendo que se

trata de la forma objetiva de las sentencias que expresan proposiciones, y suministra en estos concretos términos criterios para determinar si las sentencias tienen sentido, criterios de inferencia válida, y de otras nociones estrechamente asociadas a éstas.

Por consiguiente, según el logicismo la matemática es una rama de la lógica, sin duda extensa y con vida propia, pero cuyo método se identifica con el propio método de la lógica. Se concibe así la matemática como una disciplina universal que regiría todas las formas de argumentación.

Una disciplina así fue probablemente pensada por R. Llull (1231-1315) y por J. Caramuel (1606-1682) y ciertamente por R. Descartes (1596-1650). El primero en formularla con cierta precisión parece fue G. Leibniz (1646-1716), quien una vez la definió con estos términos:

Si no hubiese estado reclamado por tantos asuntos, o si hubiese sido más joven o tenido colaboradores jóvenes en situación de ayudarme, hubiera confiado dar una especie de álgebra generalizada (spécieuse générale), en la cual todas las verdades de razón se habrían reducido a un cálculo. Este sería simultáneamente una especie de lenguaje o escritura universal, pero infinitamente distinto de todos los propuestos hasta ahora; y errores, con excepción de los de hecho, podrían darse únicamente como equivocaciones de cálculo. Sería muy difícil crear o inventar este cálculo o característica, pero muy fácil aprenderla sin ayuda de diccionario.

El primero en desarrollarla con considerable extensión y con todo rigor fue G. Frege (1848-1925), con mayor extensión aún J. Peano (1858-1932) y, finalmente, A.N. Whitehead (1861-1947) y B. Russell (1872-1970), que son considerados los introductores del logicismo.

Una de las tareas fundamentales del logicismo es la reducción de los conceptos matemáticos a conceptos lógicos; a esta reducción se le designa como logificación”

0.2 - ¿Por qué es necesaria una buena formación en lógica ?

Lo expuesto en el numeral anterior, nos empieza a mostrar la importancia de esta área del conocimiento y podría llevarnos a considerar la irrelevancia de la pregunta. No obstante considero que ella cobra plena vigencia, mucho más por el período histórico al que asistimos y en el cual quiero ubicarla.

Las respuestas a esta pregunta son muchas y bien fundamentadas por los especialistas en esta área y también por otras personas, no necesariamente expertas en ella pero que por formación, la asumen como una componente inherente a la buena argumentación, al buen juicio. Por ello quiero más bien considerar otros aspectos que se relacionan con la argumentación lógica, y en particular con el manejo de la información producida por diferentes medios.

El avance increíble en los medios de comunicación que caracterizaron las últimas décadas del siglo veinte y que en el comienzo del nuevo siglo, hace que cualquier fantasía en este campo sea rápidamente una realidad. Nos provee de información continua en todas las áreas, sin embargo en muchos casos la cantidad de ésta no se equipara con su calidad. Es, en particular, en este aspecto: el procesamiento o análisis crítico, individual y colectivo de la información recibida y producida, en diferentes modalidades, sobre el que quiero llamar la atención; y al respecto destaco con referencia a él, los siguientes elementos.

La manipulación de la información, manifiesta desde los mensajes publicitarios cotidianos inductores al consumismo desmedido, plagados de falacias hábilmente diseñadas por sus autores por un lado y aceptadas por el desconocimiento del público por el otro.

Las posiciones políticas sostenidas públicamente por líderes mundiales, que no resisten el menor análisis por las contradicciones y sofismas que conllevan, pero que pasan airosos en todos los auditorios sin ninguna crítica a su contenido.

La ausencia preocupante de interlocutores válidos, veraces, objetivos, en diferentes escenarios donde se toman decisiones cruciales que pueden afectar desde una población local hasta la humanidad completa, nos llevan a presenciar como la ausencia de la fuerza argumentativa es reemplazada, lamentablemente en muchas ocasiones, por la fuerza bruta; y en muchos otros la palabra comprometida hoy, mañana se olvida.

Estas situaciones reales parecen apuntar a un “nuevo orden” en el cual son protagonistas la información liviana, acrítica, convincente, fácilmente asimilable, donde importa mucho la forma pero muy poco el fondo; y que inevitablemente me lleva a pensar si ese objetivo ideal de la argumentación válida con todos los elementos que la caracterizan, que obviamente está en contravía con este diagnóstico actual, ha caducado y su existencia se reduce exclusivamente al lenguaje de las matemáticas.

Sin embargo creo que nuestra obligación como seres pensantes, como integrantes de una cadena evolutiva, como formadores, nos impide claudicar, y hoy como nunca nos exige cultivar denodadamente todos los elementos que enriquezcan nuestra racionalidad, que estimulen y movilicen nuestros esquemas cognitivos. Es en este aspecto esencial donde considero que la lógica, como disciplina formativa, tiene un papel importante que tenemos que aprovechar como parte de un proceso educativo integral; que tenga como objetivo hacernos ciudadanos responsables, críticos sanos y objetivos, tanto en la información que recibimos como en los juicios que emitimos.

Es el reto al que nos convoca una sociedad que avanza vertiginosamente en muchos campos, pero que igualmente nos demanda mejor formación para ser participantes

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