Los Sofistas

LOS SOFISTAS

Antes de entrar a la filosofía de Sócrates, Platón y Aristóteles, debemos hablar un poco del movimiento sofista que les precedió. La palabra sofística significa, formación para la dirección política. El arma que utilizan es la palabra, con la intención de persuadir. Ellos eran magníficos oradores que buscaban persuadir con sus discursos. Protágoras, decía, que la sofística sirve para convertir en argumentos sólidos y fuertes los más débiles. Y Gorgias, decía, la palabra es como un veneno con el cual se puede hacer todo, envenenar y embelesar. No intentaban demostrar porqué un argumento era mejor que otro, no consideraban el aspecto racional del conocimiento1. No practicaban el criticismo.

Su Finalidad: Se proponían ante todo educar a la juventud en orden a conseguir fines políticos, a formar hombres de estado, ganar pleitos, conquistar puestos, triunfar en los negocios, sin reparar demasiado en las elección de los medios. El sofista actual vendría a ser la figura del político, que únicamente intenta persuadirnos para conseguir el voto pero que jamás demuestra porqué es el mejor candidato.

Con los presocráticos teníamos asegurada la investigación de la naturaleza y la posibilidad de obtener un conocimiento verdadero. Ahora con los sofistas que aparecen en el siglo V a. C. únicamente podemos lograr conocimientos relativos, en el mejor de los casos; y en el peor, nos topamos con el escepticismo en el conocimiento. Mencionaré únicamente a dos:

1. Protágoras de Abdera. Saca del sensualismo de Demócrito las consecuencias que éste encierra. Protágoras decía, el hombre es “la medida de todas las cosas”, pues las cosas son para nosotros tal como se nos presentan, como las percibimos. Relativismo.

2. Gorgias de Leoncio. Saca las consecuencias escépticas del idealismo de los eleatas. “Nada existe; o si existe algo, no puede conocerse; si existe y es conocido, no puede expresarse.” Esto es un claro escepticismo. Se niega la existencia de la Verdad, se afirma que el hombre no puede conocerla.

En la ciencia reducen la verdad a la apariencia. En la moral reducen el Bien a lo agradable y a lo útil. En el pensamiento sólo ven sensación variable, en lugar de considerar a la razón.

La sofística la conocemos sólo a través de sus enemigos, constituye una crisis real en el campo de la filosofía y de las ciencias, en cuanto se corrió el peligro de que éstas se convirtieran en utilitarismo2 y en retórica3 vacía.

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