MAL DE ESCUELA
MARIADRIAN22 de Junio de 2013
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Ficha bibliográfica
PENNAC, DANIEL. “Mal de escuela”. 1º ed- Buenos Aires: Mondadori, 2008.
265 p: 23 x 14 cm. (Literatura Mondadori).
Traducido por Manuel Serrat Crespo
ISBN 978-987-658-002-1
1. Literatura Francesa. I Serrat Crespo, Manuel, trad. II. T´tulo CDD 840.
Título original: “Chagrin d’ Ecole”
Diseño de la portada: Luz de la Mora
Ilustración de la portada: Corvis
2007: Èditions Gallimard
Breve presentación de la obra
Daniel Pennac, en su libro Mal de escuela, desde una perspectiva autobiográfica, analiza la mirada sobre el mal alumno que tiene la escuela. Los llama “zoquetes”, en tanto son considerados como fracasados debido a sus malas calificaciones y en concordancia, la conducta derivada del sentimiento solitario de ser “el mal alumno”, “el que no comprende”, “el fracasado”, o quien frente al sistema educativo “no tiene un futuro promisorio.”
Asimismo, en su libro también aborda la problemática social a fin de tener una visión más clara sobre los aspectos que inciden en la institución escolar y devienen en una institución en crisis, en tanto no entiende ni atiende al alumno desde una mirada más compleja, y limita su concepción a un problema de estudio y aprendizaje, imponiendo de este modo, un rótulo que lo condena al fracaso. El escritor francés, estudia esta condición encubierta de rechazo y discriminación sobre estos alumnos “zoquetes”, otorgándole la nobleza que se merece y restituyéndole la carga de angustia y dolor que inevitablemente los acompaña, no sólo desde el ámbito escolar, sino cómo incide este en el entorno familiar y social que integra. En este sentido, a lo largo de su obra, también expone desde una reflexión crítica, la pedagogía y las carencias en la institución escolar, vacía de recursos, llena de estructuras y prejuicios, y sin el respeto y amor necesario que otorgue el vínculo que permita permear la enseñanza del profesor.
La obra de Pernnac, escrita desde la experiencia, la ternura y una sana crítica abre un campo de discusión y reflexión, que permita comprender y mejorar el ámbito escolar como espacio posible, funcional y pedagógico que permita el aprendizaje y desarrollo integral para todos los alumnos.
Daniel Pennac nació en Casablanca, Marruecos, en 1944. Hijo de un militar francés, después de una infancia que transcurrió en diversos países de África y del Sudeste Asiático, se licenció y comenzó a trabajar como profesor de lengua y literatura en un liceo parisino.
Sus primeras incursiones en la escritura se produjeron en la literatura infantil, pero su gran éxito fue Como una novela (Anagrama, 1994), un apasionado himno a la lectura sin complejos. Finalmente, a raíz de la popularidad que alcanzó la saga del señor Malausséne (Literatura Mondadori), dejó la enseñanza para dedicarse a la literatura. Mal de escuela es su último libro.
Estructura del libro
Comienza con la dedicatoria y el índice. La estructura del libro facilita su lectura ya que se compone de pequeños capítulos (algunos no ocupan ni tan siquiera una página), agrupados en seis apartados: El basurero de Djibut; Devenir; LO, o el presente de encarnación; Lo has hecho adrede; Maximilien o el culpable ideal; y Lo que quiere decir amar. Finaliza con sus agradecimientos, incluyéndose en el, él mismo “mientras escribía estas páginas” (Pág. 255)
Análisis crítico
Apartado I: “El basurero de Djibuti”. 12 capítulos. (págs. 11 a 39). Utiliza el oficio de basurero en comparación con el sentimiento que pueden tener los "malos alumnos", considerados desechos escolares.
“La letra a, en un año. El desierto de mi ignorancia comenzaba a partir de la letra b. –Que no cunda el pánico, dentro de veintiséis años dominará perfectamente el alfabeto” (Pág. 17). Esta frase, con la que ironizaba su padre sobre su aprendizaje como alumno, es una forma de resaltar cómo se ahondaba un sentimiento de frustración que se iniciaba ante el temor y la dificultad. Dado que la mayoría de la bibliografía presenta la problemática escolar desde la escuela misma, Pennac, desde el lugar del entendimiento del vacío y el dolor en el que se sumerge el alumno frente a esta situación, analiza el tema desde la mirada del niño. Su obra, quiere rescatar al alumno zoquete, como él los denomina (y se denomina a sí mismo) a fin de ofrecer una análisis que permita un cambio de actitud y una concepción reflexiva sobre la pedagogía aplicada en las instituciones escolares. “-¿Otro libro sobre la escuela, pues? ¿No te parece que ya hay bastantes? -¡No sobre la escuela! Todo el mundo se ocupa sobre la escuela… No, ¡un libro sobre el zoquete! Sobre el dolor de no aprender y sus daños colaterales.”(Pág. 21)
Apartado II: “Devenir”. 22 capítulos (págs. 43 a 95). Desarrolla el clima familiar ante un niño que es considerado “un fracaso”, sin porvenir, y sin lugar en la escuela. “La madre. Está sola en casa, la cena terminada, los platos por lavar, las notas del muchacho delante de sus narices, el muchacho encerrado con doble vuelta de llave en su habitación ante un video juego, o ya fuera, de farra con su pandilla a pasar de un tímida prohibición… sola, con la mano en el teléfono, vacila. Explicar por enésima vez el caso del hijo, recorrer una vez más el historial de fracasos, que fatiga, Dios mío…” (Pág. 43)
Pocas veces se hace referencia a vivencia familiar cuando un niño es considerado un fracaso, sin futuro, “sin salvación”. Se confunde una concepción institucional con la mirada intrínseca de la familia que es agotada con sucesivas entrevistas, o avisos que sólo refieren a un hijo que “no puede” o que “no quiere”, poniendo el “no” como una afirmación irrefutable. “¿El certificado de estudios Pennacchioni? ¡No lo obtendrá nunca! ¿Me oye usted? ¡Nunca!” (Pág. 51). Un “nunca” que sentencia, que explica un sistema, que muestra una institución, que revela una pedagogía, que habla de prejuicios, de falta de confianza, de ausencia de amor.
Apartado III: “LO, o el presente de encarnación”. 21 capítulos. (Págs. 99 a 157). Hace un análisis sobre el sentimiento de fracaso y frustración del alumno ante la supuesta imposibilidad de lograr”lo”. Asimismo revela la ausencia de una pedagogía que atienda la problemática desde una óptica de “lo” posible, y ofrece estrategias y recursos para su consideración, siempre desde su lugar de “zoquete” y luego profesor. “-Nunca lo conseguiré, señor…. –Pues bien, es absolutamente necesario que averigüemos lo que quiere decir, porque eso es lo que te da tanto miedo, ese “lo”.” (Pág. 99). Quebrar prejuicios que se instalan desde las voces externas y se sumergen en la conciencia del alumno, a fin de confirmar un decreto. Estrategias que permitan comprender que nadie se suma voluntariamente al fracaso y que el alumno cero, no existe. “Eran mis alumnos. (Este posesivo no indica propiedad alguna, designa un intervalo de tiempo, nuestros años de enseñanza en los que nuestra responsabilidad de profesor se encuentra por completo comprometida con esos alumnos)(Pág. 143). Pennac, confirma una vez más, desde su análisis la importancia de la intervención docente realizada con responsabilidad y conciencia, para romper mitos, para quebrar prejuicios, para anular sentencias…
Apartado IV: “Lo has hecho adrede”. 6 capítulos (págs. 161 a 180). Refiere al prejuicio escolar y social de considerar que el mal alumno es así porque lo elige. Que en sus conductas hay una decisión real a ser un “zoquete”. Pensar en el “hacer adrede” de los alumnos, es una forma de esquivar responsabilidades, de adjudicarla por completo a un niño que intenta decir lo contrario, pero el diálogo de sordos se confirma cuando no se escucha la voz y se incluye al alumno como el culpable y se excluye al docente como parte inevitable de la realidad, realidad que comparte con el alumno. “Tú eres el culpable, el único culpable y voluntariamente culpable, además. El mensaje es ese.” (Pág. 163). Pero es más fácil decir que no hay solución, que alumno es el que dispone desde su actitud irremediable, y en consecuencia, se lo excluye de un sistema que se olvida sus necesidades, sus temores, su existencia, para ahogarlo en la soledad del aislamiento y en una “descubierta” discriminación. “El sentimiento de exclusión no sólo afecta a las poblaciones rechazadas más allá del enésimo círculo periférico, también nos amenaza a nosotros, mayorías de poder, en cuanto dejamos de comprender una parcela de lo que son rodea, en cuanto el perfume de lo insólito infecta el aire de los tiempos. ¡Qué angustia sentimos entonces! Y cómo nos insta a designar a los culpables- -¡Lo haces adrede! ¡Un pronombre tan pequeño para tanta soledad!” (Pág. 168)
Apartado V: “Maximilien o el culpable ideal” 13 capítulos (págs. 183 a 213). Desarrolla la problemática
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