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Marx Y El Concepto De Cooperación (ultimas Reflexión)


Enviado por   •  3 de Marzo de 2014  •  1.340 Palabras (6 Páginas)  •  347 Visitas

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El trabajo colectivo en gran escala existe en la medida en que haya un comando central capaz de armonizar las diversas actividades individuales y ejecutar las funciones generales propias del organismo productivo total. En buen romance: el trabajo colectivo en gran escala necesita, para funcionar, que alguien lo presida. Sin la presencia de alguien que mande resulta imposible que un número determinado de trabajadores realicen sus tareas de manera armónica y mancomunada. La función de dirección, la de enlace y vigilancia, se transforman en función propia del capital en el momento en que el trabajo a aquél sometido se hace colectivo, reviste naturaleza cooperativa. Lo que dinamiza al proceso de producción capitalista es la obtención de la mayor valorización posible del capital. Como bien señala Venderlint en “Money answers” (p. 11) “las ganancias son la única finalidad del negocio”. En consecuencia, la finalidad determinante de dicho proceso no es otra que lograr que el capital rinda la mayor plusvalía posible mediante la explotación de la fuerza de trabajo. El crecimiento de la masa de obreros contratados al unísono provoca el crecimiento de su capacidad de resistencia, lo que obliga al capital a incrementar su presión sobre los obreros para desarticularla. El poder que detenta el capitalista es propio de la naturaleza del proceso social del trabajo. Hace a la esencia del sistema capitalista la presencia del patrón con poder de mando sobre los obreros. Pero también implica “una función de explotación en el proceso social del trabajo, función determinada por el inevitable antagonismo entre el explotador y la materia prima de su explotación”. Sin capacidad de mando el capitalista no podría explotar a voluntad la masa laboral que contrata para incrementar sus ganancias. Cuando crece el volumen de los medios de producción que entran en conflicto con el obrero asalariado como propiedad ajena, crece paralelamente la necesidad de ejercer sobre aquéllos un fuerte control a los efectos de evitar su dilapidación o derroche. Según Marx, la decisión del capitalista de contratar varios obreros de manera simultánea provoca la cooperación entre ellos. La unidad que conforman como organismo productivo y la coordinación de sus funciones se sitúan en el capital, gracias al cual los obreros se cohesionan y reúnen. La coordinación de los trabajos de los obreros es consecuencia de la autoridad del capitalista, de su poder de mando para someter a su autoridad la actividad de los obreros contratados para que satisfagan los fines perseguidos por aquél (la obtención de ganancias).

Por su contenido, la dirección capitalista posee dos filos: a) un proceso social de trabajo para la creación de un producto; b) un proceso de valorización del capital. Por su forma, la dirección capitalista implica el ejercicio despótico del poder. Para Marx la dirección capitalista nada tiene que ver con la democracia. Expresa: “al desarrollarse la cooperación en gran escala, este despotismo va presentando sus formas peculiares y características; primero, tan pronto como su capital alcanza un límite mínimo, a partir del cual comienza la verdadera producción capitalista, el patrono se exime del trabajo manual; luego, confía la función de vigilar directa y constantemente a los obreros aislados y a los grupos de obreros a una categoría especial de obreros asalariados”. Marx compara a los obreros con los soldados. La relación de mando y obediencia que rige las relaciones entre el capitalista y el asalariado obliga a la presencia de jefes y oficiales que mandan en nombre del capitalista. Los directores, gerentes, inspectores, capataces, etc. se limitan a hacer de intermediarios entre el capitalista y los obreros. Si bien ordenan a los obreros, lo hacen en nombre del capitalista. Ellos no detentan poder alguno; sólo el capitalista, dueño de los medios de producción, manda.

Al ser el dueño de su fuerza de trabajo, el obrero está en condiciones de negociar con el capitalista la venta de aquélla. El escenario no se modifica para nada si el capitalista decide comprar no una sino cien fuerzas de trabajo, es decir si decide contratar no uno sino cien obreros independientes. Si lo cree beneficioso para sus intereses puede emplear ese centenar de obreros sin someterlos a un régimen de cooperación. El capitalista paga no la fuerza de trabajo combinada

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