Miedo Liquido- El Horror De Lo Inmanejable

El horror de lo inmanejable

La humanidad, en el trascurso del último siglo ha alcanzado la capacidad de la autodestrucción.

Lo que el planeta amenaza actualmente no es una ronda más de daños, ni otro eslabón más de la larga cadena de catástrofes que ha sufrido la humanidad en el camino que ha recorrido hasta ahora en nuestros días si no que amenazaría una catástrofe que no dejaría ningún ser humano para documentarla, para reflexionar y aprender la lección.

La humanidad hoy en día tiene en su poder todas las armas para cometer un suicidio colectivo es decir para aniquilarse a si misma llevándose consigo el resto de la vida sobre el planeta.

Sus electos llegaron a la conclusión de que en un determinado momento para la supervivencia era condición necesaria la posibilidad de que para aplazar la extinción humana, ser indispensable mantener vida la amenaza de una aniquilación mutua mediante la invención, producción y acumulación de instrumentos cada vez más depurados de asesinato en masa organizado.

La autodestrucción que nos acecha puede llegar bajo la forma de otros muchos avatares, la explosión de armas dirigidas a la destrucción de la vida es uno de ellos.

Aun mas siniestro suena la gran posibilidad de que el planeta se vuelva inhabitable para los seres humanos y quizá para cualquier otra forma de vida. Lo que dotara más a esta catástrofe es el resultado directo de los esfuerzos humanos por hacer este planeta más hospitalario y más cómodo para la vida humana.

Todos esto esfuerzos fueron elaborados a medida de poblaciones seleccionadas diseñados y practicados como si se tratara de privilegios locales, no es de extrañar que las comodidades resultantes hayan estado desigualmente repartidas desde el principio.

El ahondamiento de la desigualdad no es un efecto secundario accidental de unas determinadas empresas, se trata más bien de un elemento inseparable de una determinada concepción de la felicidad humana y de la comodidad de vida.

No existen suficientes recursos en la tierra con los que sustentar las candidaturas de China, india y Brasil a copiar imitar los modos en los que ha procurado disfrutar de las comodidades de la vida en EUA, Canadá, Europa etc…

Los avances modernos no habrían llegado nunca a producirse y muy posiblemente, no habrían podido proceder al ritmo al que finalmente lo hicieron de no haberse obviado la cuestión de sus límites espaciales o de no haber sido reiterados estos de nuestra vista.

Tales progresos no habrían siquiera empezado a producirse si se hubiesen admitido y reconocido, además de haber respetado y considerado seriamente los límites de la capacidad de resistencia del planeta.

Conviene repetir una y otra vez que la lógica interna de la vida moderna no hace más que acercarnos aún más a la catástrofe humana definitiva que se avecina.

La modernidad solo resulta concebible como una modernización continua obsesiva y compulsiva, una forma abreviada de referirse a la construcción de desvíos siempre nuevos y cada vez más largos disfrazados a menudamente de atajos.

Los obstáculos incluidos aquellos que más sospechosamente se asemejan a limites auténticos son problemas y los problemas como bien sabemos los modernos son retos que plantean tareas o deberes que por definición tienen solución.

En la resolución de problemas sucesivos:

La civilización moderna no dispone de tiempo, ni impulso interno para resolver lo que hay al final, pues es propensa a desastres que son tomados por sorpresa a los actuales enmendadores de problemas que toman los desastres, su manera es por ejemplo cerrar la puerta después de que el caballo se ha salido del establo.

El espíritu de la modernización se encarga de que siempre haya un número constante de puertas de establo que tengan que ser cerradas ya que tienen la capacidad e multiplicarse por si mismas.

En la fase actual una gran parte del progreso cotidiano consiste en reparar los daños directos ó colaterales causados por intentos pasados y presentes de acelerarlo.

Las tareas de tales ejercicios de gestión de crisis suelen ser menos manejables o gestionables que los anteriores y no se sabe cual de las gestiones sucesivas convertirá la tarea siguiente en inmanejable o ingestionable.

Siendo modernos, se esta condenado a moverse dentro de la detección y aislamiento del problema, su definición y la solución del problema, frases que son versiones modernas autopropulsadas y auto aceleradas de los ciclos tradicionales de acción-reacción y así si es incapaz de concebir una vía alternativa para encarar las adversidades.

Los limites de la iniciativa humana ha estado ausente de las ideas y las practicas durante tanto tiempo que tendemos a trasladar al discurso de la gestión a aquellos desastres que son plena y auténticamente naturales y los que no se puede culpar de manera creíble, a los fallos de calculo o de gestión humana. Así lo apreció Dupuy en el periodo inmediatamente posterior a la catástrofe del tsunami “La inocencia del tsunami asiático duró solamente unos días”.

Dupuy señala que se supo que las autoridades tailandesas fueron informadas con bastante prontitud del terremoto y de la probabilidad de que se produjera un tsunami, pero decidieron no dar la alarma por miedo a perjudicar el sector turístico.

Los investigadores fueron los siguientes en ser incluidos entre las causas del desastre: ignorancia, insuficiencia del conocimiento

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