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Moral De La Vida Y La Verdad

AngelHeart30 de Octubre de 2012

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Moral de la vida y la verdad

1.-LA BIOÉTICA

La bioética es la rama de la ética que se dedica a proveer los principios para la correcta conducta humana respecto a la vida, tanto de la vida humana como de la vida no humana (animal y vegetal), así como del ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la vida.

En su sentido más amplio, la bioética no se limita al ámbito médico, sino que incluye todos los problemas éticos que tienen que ver con la vida en general, extendiendo de esta manera su campo a cuestiones relacionadas con el medio ambiente y al trato debido a los animales.

La bioética es una disciplina relativamente nueva, y el origen del término corresponde al pastor protestante, teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jahr, quien en 1927 usó el término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación ética del ser humano con las plantas y los animales.1 Más adelante, en 1970, el oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter utilizó el término bio-ethics en un artículo sobre "la ciencia de la supervivencia"

La bioética abarca las cuestiones éticas acerca de la vida que surgen en las relaciones entre biología, nutrición, medicina, química, política (no debe confundirse con la "biopolítica"5 ), derecho, filosofía, sociología, antropología, teología, etc. Existe un desacuerdo acerca del dominio apropiado para la aplicación de la ética en temas biológicos. Algunos bioéticos tienden a reducir el ámbito de la ética a lo relacionado con los tratamientos médicos o con la innovación tecnológica. Otros, sin embargo, opinan que la ética debe incluir lo relativo a todas las acciones que puedan ayudar o dañar organismos capaces de sentir miedo y dolor. En una visión más amplia, no sólo hay que considerar lo que afecta a los seres vivos (con capacidad de sentir dolor o sin tal capacidad), sino también al ambiente en el que se desarrolla la vida, por lo que también se relaciona con la ecología.

El criterio ético fundamental que regula esta disciplina es el respeto al ser humano, a sus derechos inalienables, a su bien verdadero e integral: la dignidad de la persona.

Por la íntima relación que existe entre la bioética y la antropología, la visión que de ésta se tenga condiciona y fundamenta la solución ética de cada intervención técnica sobre el ser hu Principios para una bioética madura

Se busca defender la trinidad bioética:

1. Autonomía del individuo: Regula todas las instancias éticas del paciente. Decide autónomamente lo que se trata de hacer con él (diagnóstico-terapia). Relación con el consentimiento informado (debe decírsele lo que se le va hacer).

2. Beneficencia: Para evitar los excesos en los médicos. Regula las instancias éticas de la profesión sanitaria. El fin: defensa de la salud física y psíquica. Aliviar el sufrimiento y respetar la dignidad del paciente.

3. Justicia: Ante el riesgo es preciso la participación de la sociedad. Todos merecen el mismo respeto, el derecho a la vida, la salud, la equidad en el reparto de los recursos sanitarios.

• Dialéctica entre experimentación y terapia. ¿Cuál es el límite? Catecismo de la Iglesia Católica (2293-2301): Visión positiva con respecto a la ciencia y técnica (expresión significativa del dominio del hombre sobre la creación). Por sí solos no pueden explicar el sentido de la existencia. Están ordenadas, eso sí, al hombre pero cuando atenta contra el hombre no es aceptada. Deben respetar los criterios fundamentales de moralidad; deben estar al servicio de la persona humana, de sus derechos inalienables, de su bien verdadero e integral, conforme al designio y la voluntad de Dios. Es una respuesta ética en beneficio del hombre y su desarrollo integral (de todos).

2.- El respeto de la vida y la legítima defensa.

2.1 INTRODUCCION.

Las culturas de todos los tiempos, han prohibido el asesinato, pero a pesar de eso han corrido ríos de sangre a lo largo de la historia. Actualmente en la conciencia individual y social está la concepción de que la vida humana tiene un valor sagrado e intangible. Pero existe una cultura de muerte en nuestra sociedad actual, que van desde los homicidios voluntarios, hasta la aceptación que con el pretexto del progreso científico o médico, reducen a la vida humana a material biológico del que se puede disponer libremente. Asimismo con una mentalidad eugenésica se llega a acoger la vida solo en determinadas condiciones y rechazar la limitación, la minusvalidez, le enfermedad, negar el cuidado a niños con deficiencias, a legitimar el aborto y el infanticidio. Finalmente una actitud eutanásica ante enfermos incurables y minusválidos es un mal que se debe eliminar (cfr. EV 12)

Tales realidades son contrarias a la naturaleza del ser humano, y al mandamiento de “amar a nuestro prójimo”. Mandamiento que se encuentra plasmado en el querer de Dios que hace una alianza con su pueblo y le da el decálogo, concretamente en el quinto mandamiento.

2.3.- Qué dice la doctrina cristiana y el magisterio

Ya la revelación del AT destaca en todo momento el valor trascendente de la vida humana: Caín y Abel (Gn 4, 10-11); hombre creado para la vida (Sap 2, 22-23); Dios es la fuente de la vida (Prov 14, 27); etc.. En el NT sobresale aún más la valo- ración de la vida: Jesús es Verbo de la vida (1 Jn 1, 1), posee la vida desde la eternidad (Jn 1, 4), es la vida (Jn 14, 6).

«No matarás» (Ex 20, 13). «Habéis oído que se dijo a los antepasados: “No matarás”; y aquel que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal» (Mt 5, 21-22). “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, intr. 5).

SCDF, Donum vitae int., 5: “La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde el comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directa un ser humano inocente”. Dada la importancia de la vida, es lógico que la bioética cristianA empiece con la defensa de la capacidad procreadora del hombre y de la mujer. De ahí, la condena de la esterilización. Ésta puede ser directa o indirecta, física o química, temporal o perpetua

2.4.- la legítima defensa.

Para que pueda hablarse de “legítima defensa”, que no se opone al quinto mandamiento, aunque pueda seguirse la muerte del injusto agresor, se requieren estas condiciones:

1) Que el agresor intente causar un mal muy grave;

2) Que se trate de verdadera agresión física (no bastan las amenazas a no ser que se esté seguro de que son el preludio de la agresión)

3) Que la agresión sea, en verdad, injusta.

4) para defenderse legítimamente no se requiere que el agresor actúe de modo voluntario (loco...);

5) Que el agredido no tenga otro medio para defenderse (huir...);

6) Que la reacción defensiva sea inmediata a la agresión (no ven-ganza)

7) debe guardar la “moderación debida”.

2. 5.- Que nos dice el Magisterio

La legítima defensa de las personas y las sociedades no es una excepción a la prohibición de la muerte del inocente que constituye el homicidio voluntario. “La acción de defenderse [...] puede entrañar un doble efecto: el uno es la conservación de la propia vida; el otro, la muerte del agresor” (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 64, a. 7). “Nada impide que un solo acto tenga dos efectos, de los que uno sólo es querido, sin embargo el otro está más allá de la intención” (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 64, a. 7). (Catecismo Nº 2263)

El amor a sí mismo constituye un principio fundamental de la moralidad. Es, por tanto, legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida. El que defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a asestar a su agresor un golpe mortal:

«Si para defenderse se ejerce una violencia mayor que la necesaria, se trataría de una acción ilícita. Pero si se rechaza la violencia en forma mesurada, la acción sería lícita [...] y no es necesario para la salvación que se omita este acto de protección mesurada a fin de evitar matar al otro, pues es mayor la obligación que se tiene de velar por la propia vida que por la de otro» (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 64, a. 7). ( Cat. 2264)

3.- El homicidio voluntario (Cfr. Cat. 2268); El Aborto

El quinto mandamiento condena como gravemente pecaminoso el homicidio directo y voluntario. El que mata y los que cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama venganza al cielo (cf Gn 4, 10).

El infanticidio (cf GS 51), el fratricidio, el parricidio, el homicidio del cónyuge son crímenes especialmente graves a causa de los vínculos naturales que destruyen. Preocupaciones de eugenesia o de salud pública no pueden justificar ningún homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades.

El quinto mandamiento prohíbe hacer algo con intención de provocar indirectamente la muerte de una persona. La ley moral prohíbe exponer a alguien sin razón grave a un riesgo mortal, así como

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