Nacionalismo
0604109217 de Mayo de 2013
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Nacionalismo e ideología dominante: el, arco socio histórico.
El mexica de los años sesentas, el marco intermedio
El movimiento estudiantil de 1968 y se influencia en el magisterio.
• Describe importancia del nacionalismo que el estado desarrollista manejo
Indudablemente que la nación, el nacionalismo, la grandeza nacional, siempre han actuado en todas la sociedades como elementos medulares en todo el modelo cultural. En sociedades dependientes como la nuestra, que han visto la intromisión de grandes potencias, en todas las decisiones y movilizaciones sociales que pueden afectar, aunque sea mínimamente, los interés o a la seguridad de esas potencias, el nacionalismo neurálgico alrededor del cual pudieron estructurarse coherentemente las reacciones sociales más inesperadas, incluso si su origen o su protesta declarada, no se encontraban directamente ligada al nacionalismo, porque en las sociedades dependientes con un cierto grado de desarrollo, la cuestión del nacionalismo tomara formas más encubiertas y en cierta forma más complejas que la situación. También será vivida en una forma distinta la dimensión nacional respecto a aquellos países cuyo eje fundamental en el plano de la producción sigue estando orientado hacia el mercado internacional. El nacionalismo actúa lógicamente como la más amplia frontera en el plano de la sociedad.
El nacionalismo mexicano, o el modelo de la unidad nacional para el desarrollo mexicano, no parecen encontrar formas de adecuación ante esos nuevos términos por el contrario, sigue siendo alimentado en los términos tradicionales y en tanto tal continúa como la base o la esencia del modelo cultural de nuestra sociedad.
• Describe cada una de las causas que generaron la crisis del modelo desarrollista y nacionalista.
La combinación movilización para el desarrollo nacional en contra de los intereses de las grandes potencias económicas o dicho de otra manera, la pareja nacionalismo, desarrollismo tan cara a los países latinoamericanos durante toda la etapa caracterizada por las esperanzas de desarrollo autónomo, pierde sus sentido ante la creciente desnacionalización y la apropiación por los capitales extranjeros de los sectores claves y más dinámicos de nuestras economías. Es así como estas sociedades, más desarrolladas dentro de la periferia del capitalismo han afrontado y se encuentran en el centro de una crisis del modelo cultural basado en el nacionalismo-desarrollismo. Por los más distintos medios se busca entonces superar esta crisis: cuando las condiciones han sido favorables se ha intentado rebasar el impase como fortaleciendo un nacionalismo y una imagen de grandeza nacional frente a los pueblos, y las débiles que lo rodean. Pero ello no parece ser viable, al menos a corto plazo, en un país como el nuestro, en el que la fortaleza y la capacidad de control del estado, así como el desarrollo notable de su sistema institucional., supeditado a aquel, permiten intentar una transformación, si bien menos eficaz también menos impositiva y violenta, de esta plataforma cultural para el desarrollo.
La organización social puede verse seriamente amenazada porque no es fácil conciliar y reorientar la contradicción o la no correspondencia que se da entre un modelo cultural largamente alimentado por la imagen de un nacionalismo autónomo y un tipo desarrollo económico crecientemente asociado al capital y a la tecnología internacionales que se presenta, además como la única opción realista dentro de un sistema y cuyas deformaciones sociales ya resultaban evidentes al correr de la década de los años sesenta.
• Describe el desarrollo y desenlace del movimiento del 68 y cuál fue el papel de los maestros en estos sucesos.
Se apoyan en la herencia cardenista, en los años dorados del estado neutro, para instrumentar una protesta que en su verdadero contenido va a atacar a cualquier sistema que pretenda predeterminar las opciones políticas, la libertad del ciudadano, etc. Muchas actitudes antigobiernistas de estos sectores durante el echeverrismo, que trato de recrear la imagen de distanciamiento entre el estado y clases dominantes, mostraron claramente el contenido más real de una importante tendencia de los movilizados en el 68.
Ponen a veces un profundo acento en el nacionalismo para mostrar que su protesta no va en contra del sistema en general, sino del populismo. También del diazordascismo como todos los regímenes de la revolución mexicana no es más que la expresión más descarada de la burguesía; su carácter reaccionario es irreversible y las contradicciones objetivas para las luchas por el socialismo.
Las posiciones más coherentes o las menos contradictorias no fueron sin embargo las más tuvieron que ver con el carácter de sectores movilizados.
La base radical joven ese es otro gran sector de base en el 68., el estado fuerte diazordacismo, estado de clase, estado autoritario, otorgándole una gran coherencia a esta lucha social. En todos los casos el adversario era el mismo, ya fuera en la protesta democratizarte de las clases medias, en la añoranza del estado populista arbitro de los abusos de clase, en la desnacionalización y la entrega del país a los intereses extranjeros, en la densificación de la libre empresa asociada al capital extranjero como vía para llegar a ser un país desarrollado y moderno. EL movimiento estudiantil mexicano de 1968 fue un movimiento reformista que readecuo muchos aspectos de la organización social y política de México, que modernizo a la sociedad mexicana dentro de su continuidad sin llegar a revolucionaria. El movimiento ferrocarrilero y de los docentes de la sección 9 en 1960 el estado mexicano paso a la ofensiva contra yodos aquellos sectores sociales que propugnaban por sostener si independencia con respecto al gobierno y su partido político.
Se realizaron algunos intentos de organización política que no culminaron felizmente, destaco la fundación del movimiento de liberación nacional. La anulación de los derechos democráticos e individuales consagrados en la constitución que se conculcaban en todo el país, fueron convirtiendo a las escuelas de educación superior en los últimos reductos en los que se podía discutir política con relativa libertad. La lucha por la reinstalación de los maestros cesados se convirtió en el eje político de la actividad sindical que los profesores de MRM efectuaron en los años posteriores, pero la confrontación que los maestros de la sección 9 llevaban a cabo contra la charrísima tenia quizá un enemigo más agudo en las posiciones. La dirigencia de MRM dio puntual contestación a los ataques públicos que el dirigente del PPS elevaba contra los profesores democráticos. Comité de composición así llamaban los dirigentes charros a la inclusión en dos carreteras de profesores supuestamente disidentes del grupo hegemónico. El apoyo del gobierno de la republica a la dirigencia charra del SNTE les permitió convocar sin mayores objeciones al VII congreso nacional resultando electo Edgar Robledo quien desde du toma de posesión amenazó con hacer uso de la energía estatuaria contra aquellos que trataran de quebrantar la unidad del sindicato. La objeción fundamental que los disidentes hacían al cuerpo directivo del MRM era que no se llegaba a esos puestos con base en una correlación de fuerzas favorable, que no era la lucha del magisterio la que los había llevado a esos cargos, que su arribo a esas posiciones se debía, sobre todo, a la toma de acuerdos cupulares y que no habían sido consultados de manera democrática con los profesores. En asambleas delegaciones se impulsó crear comités de lucha por zona escolar, efectuar reuniones con padres de familia, elaborar mantas con las principales demandad. Los maestros disidentes se organizaron para luchar por el pliego petitorio en el comité de lucha magisterial.
El comité ejecutivo de la sociedad de alumnos de la escuela normal superior de México que precedía el profe. Jesús barroso desconocido por su inoperancia política y en si lugar se nombró de manera democrática un comité de lucha, el cual de inmediato se integró al congreso nacional de huelga.
El magisterio de enseñanza elemental y en menor grado el de educación secundaria se unieron a las demandas democráticas que enarbolada el movimiento estudiantil, a pesar de que las autoridades educativas adelantaron el periodo vacacional, tratando así de manera infructuosa de impedir concentraciones de alumnos. Al reanudarse las clases en el mes de noviembre de 1968 el magisterio capitalino se enfrentaba en lo extremo con una sociedad temerosa de emprender grandes movilizaciones, sobre todo por la cercanía de la masacre estudiantil del 2 de octubre y en lo interno, con opiniones encontradas sobre
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