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Planteamientos Filosoficos


Enviado por   •  7 de Junio de 2015  •  2.667 Palabras (11 Páginas)  •  411 Visitas

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Planteamientos de Heidegger

Analítica existencial del ser-ahí (dasein)

Para iniciar, Heidegger aclara que las posibilidades mismas del ser-ahí se denominan exsitenciarios. El desarrollo de la pregunta que interroga por el ser bifurca dos problemas: La exégesis del Dasein orientado en la temporalidad como horizonte de comprensión, y por otro lado, la destrucción fenomenológica de la historia de la ontología. El primer existenciario que analizaremos será el ser-en-el-mundo.

A. Ser-en-el-mundo.(Sein-in-der-welt). Es el modo de ser del hombre. Es el estar arrojado en un mundo de cosas y personas. Aquí el hombre se hace formador del mundo. Este ser-ahí en el mundo es única posibilidad; de el depende ganarse o perderse, de vivir o no. La manera propia de la existencia del hombre se encuentra reflejada en la preocupación (tareas, intereses, cosas, búsquedas). El mundo inmediato del ser-ahí son sus preocupaciones e intereses. Las cosas que se encuentran en el mundo sirven al servicio del ser-ahí, son los instrumentos ligados a los intereses. El sistema complejo de cosas útiles y modificables constituye lo típico del mundo, que Heidegger denomina como “estar-dispuesto-a-mano”(determinación ontológica categorial de los entes tales como “son en si”.). El ser-ahí es entendido como hontanar de posibilidades, y las cosas, un sistema servicial en el mundo para la realización de proyectos. El ser del mundo es posibilidad; ser-en, implica la conexión estructural del ser-ahí con el mundo, y que conforma la cotidianidad en el sentido de estar con los objetos. Mundo expresa la totalidad de los entes “ante los ojos”. El mundo es también entendido como el ser-ahí, fáctico, que vive. Heidegger usa el término mundo en el sentido “en que” un “ser-ahí” fáctico, vive. Como lo decíamos anteriormente, el mundo inmediato es circundante, estando en actividad frente a las cosas.

B. Ser-ahí-con. La segunda caracterización ontológico existenciaria del ser-ahí, es una respuesta a la pregunta de quien es. El ser-con y el ser-ahí-con se funda en el modo del cotidiano, es decir, la conformación del sujeto de la cotidianidad (ser-si-mismo).El quien es el ser que soy yo, y este yo es inmodificable en sus vivencias y variaciones. Entonces, la caracterización del ser-ahí con el ser-ahí-con es resultante de la percepción ontica con otros yos, de ahí concluimos que el ser-ahí es coexistencia con otros yos y compartes el ser-en-el-mundo con el ser-con-otros. El ser-con esta determinado a si mismo por la apertura de los otros, conformando una comunidad de seres libres. Este vinculo es una interdependecia social, es básicamente el “procurar por” los otros como fáctica actividad social que se organiza en instituciones. La procuración tiene diferentes modos posibles; (ser uno contra el otro, ser uno para el otro, uno contra otro, uno sin otro, pasar de largo junto al otro, no importarle nada uno al otro)

C. Ser-para-la-muerte. Esta posibilidad del ser-ahí la analizaremos mas adelante cuando entremos a estudiar el modo autentico e inauténtico del ser-ahí.

Estudiaremos a continuación, la constitución esencial del ser ahí, que esta conformado por dos existenciales básicos: el encontrarse y el comprender.

Existencialismo (Heidegger)

La confrontación de nuestra conciencia con nuestra existencia.

No se trata del hombre, sino del ser humano, de la manera de ser, por así decirlo, humana.

«Seiendes» es la manera de ser de las cosas, sin sentido, absurda.

Veis claramente que el existencialismo no habla de la falta de sentido de una concepción o del sentido de Dios, sino de la manera de ser de las cosas. Las cosas son absurdas porque, por así decirlo, están aquí sin hacer nada. Son como son. No tienen historia. No están en el tiempo. Es cierto que una cosa puede deteriorarse con el tiempo, pero sufre esto de forma pasiva, siempre está tal cual. El «Sein», ser con sentido, significativo. Ahora bien, el «Da-sein» otorga el sentido al ser de las cosas.

En primer lugar es una afirmación del hombre. Después, se trata de dar un sentido a las cosas, es decir, a los hombres.

Ya hemos dicho que las cosas no tienen límites. No puede decirse dónde termina una mesa y dónde comienza el suelo, porque a decir verdad se trata siempre de materia compuesta de átomos. La energía, según Einstein, no es más que una «curvatura» del espacio y la cosa es una cosa definida porque el hombre la define. El hombre lo hace desde el punto de vista de sus necesidades y de sus proyectos. La silla es para sentarse, la mesa es para escribir. Así pues, el «Da-sein», el ser superior, la existencia, forma un ser superior que es justamente un ser significativo, un ser humano, una existencia. Heidegger dice que la existencia absurda es «óntica», mientras que la existencia con sentido, superior, conduce a la ontología.

Aún queda una cosa importante, y que inspiró a Sartre (quien tomó prestado mucho de Heidegger).

Heidegger dice que la esencia del hombre es su existencia, que el hombre no es una cosa definida. No hay modelos de hombre -como por ejemplo en la filosofía católica-, sino que el hombre es una existencia que está haciéndose. Diferencia sutil, pero profunda. No podemos decir de alguien que es un hombre; solamente podemos decir que llega a ser hombre, que se realiza como existencia humana. A causa de esto, Sartre atribuye al hombre una libertad plena para elegirse.

Heidegger diferencia la existencia que llama trivial de la existencia que llama auténtica. De modo que el hombre existe en dos planos:

1.° La existencia cotidiana, trivial

2.° y la existencia auténtica.

Kierkegaard hizo la misma clasificación, pero añadió la vida religiosa. Ahora bien, para Heidegger, al igual que para Sartre o Marx, la religión es una invención de los hombres hecha para evitar la confrontación con la verdadera condición humana. Y la vida cotidiana no es entera ni necesariamente trivial. El hombre puede existir en las dos dimensiones de lo trivial y lo auténtico.

Cabe preguntarse entonces qué importancia tiene y cuál es el valor de esta existencia auténtica.

El hombre, dice Heidegger, debe hacerse. Corno no es una cosa, ¡pues bien!, tiene que hacerse «hombre». La vida trivial es simplemente una huida ante uno mismo. Para olvidarse y para perderse. Llegar a ser hombre es tan sólo una posibilidad. No se emplea la palabra «yo», sino

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