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Posmodernidad

GeminaVega22 de Agosto de 2013

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IFDC - PROFESORADO EN ENSEÑANZA PRIMARIA

MATERIA: FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

TEXTO: POSTMODERNIDAD, LA ESCUELA EN EL NUEVO CONTEXTO

(Documento de cátedra)

PROFESOR: CLAUDIO BAIGORRIA

POSTMODERNIDAD Y ESCUELA

“La sociedad moderna era conquistadora, creía en el futuro, en la ciencia y en la técnica, se instituyó como ruptura con las jerarquías de sangre y la soberanía sagrada, con las tradiciones y los particularismos en nombre de lo universal, de la razón, de la revolución. Esa época se está disipando a ojos vistas; en parte, es contra esos principios futuristas que se establecen nuestras sociedades, por este hecho postmodernas, ávidas de identidad, de diferencia, de conservación, de tranquilidad, de realización personal inmediata; se disuelven la confianza y la fe en el futuro, ya nadie cree en el porvenir radiante de la revolución y el progreso, la gente quiere vivir enseguida, aquí y ahora, conservarse joven y no ya forjar el hombre nuevo”

Lipovetsky

Introducción

La crisis por la que atravesaría la Modernidad nos habla de cambios y tensiones entre lo vigente y lo nuevo, entre los valores heredados del proyecto cultural moderno y los nuevos intereses que van surgiendo en la actualidad. Nos proponemos reflexionar acerca del contexto actual dialogando con textos y autores que, como Bauman, Lyotard o Lipovetsky, entre otros, analizan esta situación nueva e influye de modo significativo en la enseñanza.

Recordamos las palabras de Guyot: “Lo que acontece en el mundo, la sociedad, la cultura en el tiempo y en el lugar que a cada uno le toca vivir constituye la condición de posibilidad más fuerte para la práctica docente”. Este acontecer que envuelve las prácticas docentes aquí y ahora es objeto de nuestra reflexión a fin de comprenderlo, analizarlo y encontrar herramientas que nos ayuden a mejorar los modos con que los docentes ponemos en práctica nuestra labor en el aula.

En este texto analizaremos los principales componentes que conforman la “postmodernidad”, entiéndase ésta ya sea como el agotamiento del proyecto moderno, su consecuencia o bien su natural continuación.

Para comprender esta etapa actual de la posmodernidad intentaremos hacer hincapié en la situacionalidad histórica en que se desarrolla la práctica docente, la cual en la actualidad enfrentaría nuevos desafíos por el hecho de estar inmersos, docentes y alumnos, en un espacio socio-cultural predominantemente postmoderno y, a la vez, en una institución escolar, estructural e históricamente moderna. En palabras de Finkielkraut: “…la escuela es moderna, los alumnos son postmodernos; ella tiene por objeto formar los espíritus, ellos le oponen la atención flotante del joven telespectador…” , creemos ver un problema de fondo que afecta en gran medida la práctica docente. Este “desencuentro” entre la escuela y los alumnos es generado por la condición postmoderna que atraviesa la realidad sociocultural en la que está inmersa la institución escolar. La propuesta de la escuela encontraría obstáculos a la hora de su concreción.

Para aproximarnos a la idea de postmodernidad trabajaremos con autores como , Vattimo, Lyotard o Bauman, quienes sostienen en general que la modernidad ha entrado en crisis a partir de la segunda mitad del Siglo XX. Los ideales de la modernidad en esta época comienzan a ser objeto de profundos cuestionamientos: el ansiado progreso anunciado desde el Siglo de las luces y el dominio de la razón por encima de las desigualdades no sólo no se han concretado sino que, por el contrario, la desigualdad, la pobreza, el daño ambiental, las guerras, entre otros factores, se agudizaron y dejaron huellas de desilusión y desencanto en pleno Siglo XX. Sería ésta una época del desencanto, del fin de las utopías, de la ausencia de los grandes proyectos que descansaban en la idea del progreso y la razón: “El proyecto de la modernidad apostaba al progreso. Se creía que la ciencia avanzaba hacia la verdad, el arte se expandiría como forma de vida y la ética encontraría la universalidad de normas fundamentadas racionalmente. No obstante, las conmociones sociales y culturales de los últimos decenios parecen contradecir los ideales modernos. La modernidad, preñada de utopías, se dirigía hacia un mañana mejor. Nuestra época desencantada, se desembaraza de las utopías.” Ante esto, finalizada la Segunda Guerra Mundial, los intelectuales comenzaron a plantearse la superación del proyecto moderno, es decir, señalar que la crisis de la Modernidad es terminal y lo más sano para la humanidad sería abandonar los ideales modernos.

Esta crisis por la que atravesaría la Modernidad podría estar afectando las relaciones humanas de un modo distinto. Nos interesa en particular descubrir si la relación docente-alumno-conocimiento está también condicionada por esta situación contextual. ¿Cómo afecta el clima postmoderno a esta relación? Concretamente, ¿cómo influye el tiempo actual a otra relación más personal: individuo-conocimiento? Los nuevos modos de percibir la realidad, configurados por la modernidad líquida y la tecnología, presenta nuevos desafíos para la educación. Nuestros alumnos, moldeados con nuevas matrices de aprendizaje a partir de su contacto con la tecnología, producto del tiempo postmoderno, poseen otros tiempos y formas de relacionarse con el conocimiento.

Características de la Postmodernidad

Para caracterizar la postmodernidad nos centraremos en dos aspectos: el enfoque conceptual, desarrollando sus principales ideas; y el enfoque actitudinal, señalando el modo como el sujeto postmoderno se posiciona frente a los nuevos desafíos que le plantea la época. Existen, por tanto, dos dimensiones de la época postmoderna: el pensamiento postmoderno y el estilo de vida postmoderno, ambas dimensiones se influyen mutuamente, son inseparables y caracterizan la época actual. Tanto una como otra tendrán sus consecuencias en el campo educativo y en la práctica docente.

Los principales conceptos de la postmodernidad

Como hemos señalado, la postmodernidad marcaría el término de una etapa y el inicio de una nueva época en la cual se verificaría el fin de ciertos modos de pensar y el declinar del proyecto moderno. Podemos, entonces, nombrar los conceptos principales de esta época enumerando algunos “fines”, siguiendo a G.Santiago : fin de los grandes relatos, expresión acuñada por Lyotard , fin del sujeto y el fin de la historia.

a) El fin de los grandes relatos

La Modernidad se caracterizó por ser una época de construcción de grandes proyectos, de fines, de relatos, portadores de un sentido único y universal de la historia humana. Al mismo tiempo que indican el sentido y el camino de la humanidad, proponen un proyecto abarcador de la realidad para que el hombre alcance la felicidad plena en la sociedad. Desde la política, la ciencia, las ideologías, el ser humano sabe quién es, dónde vive y hacia dónde se dirige. Algunos ejemplos notables de estos grandes relatos los encontramos en el sistema hegeliano, en el marxismo o en el positivismo.

Sin embargo, el hombre del Siglo XX, constató con dolor que estos grandes proyectos prometedores derivaron más tarde, y sin culpar a los sistemas mencionados, en guerra y explotación. Las utopías anunciadas no sólo no llegaron a concretarse sino que lo que se hizo realidad fue exactamente lo contrario. La confianza en los grandes sistemas, entonces, se desmoronó y generaron un profundo escepticismo y desencanto. Estos grandes relatos fueron reemplazados por relatos particulares no universales. Hoy cada pueblo tiene “su” relato, “su” historia, y la humanidad no posee un único sentido. Se abre así un camino para la diversidad y la pluralidad teñida de relativismo.

Uno de los principales objetos de crítica fue la razón, ya que fue el fundamento del proyecto moderno. En los comienzos de la modernidad la razón se erigió como refutadora de toda superstición y oscurantismo medieval, proponiéndose como elemento clave para la emancipación del hombre. Sin embargo, esta misma razón se manifestó como componente influyente de las mayores atrocidades del Siglo XX, desde las guerras mundiales hasta las desigualdades producidas por la producción capitalista, generando de este modo el descreimiento de las utopías buscadas, es decir, el fin de los grandes relatos.

b) El fin del sujeto

El fin de los grandes relatos es paralelo a la muerte del sujeto, es decir, el fin de las utopías y las revoluciones sólo son posibles en el marco de un fundamento último que los sustente, de un proyecto que le confiera sentido y, por supuesto, de un sujeto que sea capaz de llevarlos a cabo. Pero el sujeto fuerte y autónomo de la modernidad se desvanece, se vuelve débil, “líquido”. El nuevo sujeto de la postmodernidad está desencantado de los grandes ideales, se concentra más bien en pequeños objetivos más asequibles a corto plazo y canjea un futuro prometedor y universal por un presente confortable. Las grandes luchas del pasado se ven ahora como gastos de energía inútiles. El principio del placer y el afán de consumo parecen ser los móviles predominantes del estilo de vida postmoderno.

La modernidad había significado la emancipación del individuo y su inclusión en los grandes proyectos colectivos. Para algunos autores, en la cultura postmoderna se acentúa el individualismo. Según Lipovetsky , nuestra época se caracteriza por la disolución del sujeto racional que se proponía transformar el mundo a través de las grandes utopías, para dar paso a un sujeto egoísta que vive en una sociedad flexible basada en la información

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