Principio vital búsqueda científica del alma
danna_26Documentos de Investigación15 de Diciembre de 2018
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INTRODUCCIÓN
Muchas personas piensan que ellos y su cuerpo son lo mismo, pero con los avances tecnológicos esta opción a sido votada, porque hoy en día es muy bien sabido que existen personas viviendo con el corazón de otra persona, y con lo fantástico que pueden llegar a ser los avances tecnológicos, no sería de sorprender si el día de mañana nos enteráramos que hay personas para candidatos de trasplante de mente. Creo que esto nos orilla a cuestionarnos de ¿Qué es realmente una persona? Con esto quiero decir que hay varias posturas que afirman que hay algo más allá, que un simple recipiente (cuerpo), algo más que los órganos vitales, que al morir, hay otra parte de nosotros, es espiritual: el alma.
¿Qué es alma? A pesar de la palabra “alma” es ambigua, la noción de qué las personas tienen alma se expresa mediante un concepto especifico. Según la tradición clásica, el alma es una entidad no física que puede separarse del cuerpo físico.
Mucho o poco se sabe sobre el alma, la verdad es que hay varios testimonios, unos afirman tener respaldo científico mientras que otros son solo mitos, en el siguiente documento podremos ver diferentes opiniones acerca de dicho tema, con forme se vaya haciendo la lectura podremos inferir de si es verdad o no.
INDICE
INTRODUCCIÓN 2
Principio vital búsqueda científica del alma 4
Cinco chiflados 5
La fuerza vital 5
La muerte primitiva 7
Un montón de neuronas 8
De todo un poco 9
Hablando con dioses 10
Trinidad: cuerpo, alma y conciencia 11
Juntas pero no revueltas 12
Breve historia de la religión 12
Alma de piedra 13
Causa externa 14
El cuerpo y las ánimas. 16
Alma oriental 16
CONCLUSIÓN 18
Bibliografía 19
Principio vital búsqueda científica del alma
Esta sustancia espiritual [1]que en términos religiosos complementa la esencia del hombre, ha tenido distintos acercamientos por parte de la ciencia, Por Gerardo Sifuentes.
La siguiente historia de un hombre común bien podría resumir a manera de singular y extraña fábula moderna, la histórica búsqueda del hombre occidental por comprobar la existencia del alma.
A las seis de la mañana del 9 de noviembre de 1949, el minero James Kidd (nacido en 1879, en Estados Unidos) Salió del cuarto de motel en el que desde hacía años vivía, en la ciudad de Phoenix, Arizona, para dirigirse a las montañas Supersticion, condado Pinal, con la intención de buscar yacimientos de cobre. De manera curiosa, el nombre del lugar al que llegó tendría una fuerte resonancia con los que sucedería después. Como muchos otros mineros, Kidd podría ausentarse por semanas en la búsqueda y prospección de nuevos depósitos minerales, por lo que las pocas personas que lo conocían no notaron su desaparición sino hasta un mes después. Fue el dueño del motel quien dio aviso a la policía, pues Kidd nunca se había retrasado en el pago de la renta mensual, los oficiales encargados del caso buscaron en su habitación, sin encontrar algún indicio sospechoso, y de acuerdo con sus investigaciones, el minero no tenía familiares ni amigos íntimos. Para 1954 se canceló la búsqueda, y en enero de 1964 se le declaro muerto. Entonces, el 11 de enero de aquel año la comisión estatal de impuestos de Arizona reclamó sus pertenecías y valores resguardados a su nombre en unas cajas de seguridad en la bóveda de un banco.
Ahí encontraron que la cuenta de inversiones de Kidd ascendía a la gran cantidad de 174,000 dólares, cuyos intereses acumulados daban un estimado de un cuarto de millón de dólares. Pero también estaba un sobre blanco que contenía una carta, escrita por su puño y letra.
Este es mi primer y único testamento, con fecha del 2 de enero de 1946, no tengo herederos[2], y nunca me casé. Una vez se paguen mis funerales y se le entreguen 100 dólares a algún sacerdote para despedirme la tumba, vendan todas mis propiedades y acciones de la empresa E,F Mutton Co. Phoenix, contenidas en la caja de seguridad del banco, y entreguen el balance a quien se dedique a la investigación o entregue una prueba científica del alama en el cuerpo, la cual la abandona al momento de la muerte. Creo que en su momento alguien podrá tomar una fotografía del alma cuando realice esto. James Kidd.
Cinco chiflados
Cuando se supuso del caso a través de un artículo del periódico Phoenix Gazzete, la corte superior del condado Maricopa, que llevaba el caso, recibió en pocas semanas 4,000 cartas procedentes de 26 países. Si bien la gran mayoría de las reclamaciones fueron desechadas, el juez en turno se vio en la necesidad de convocar a 133 personas y organizaciones que decían tener derecho a ese dinero. Así, el 6 de junio de 1967 empezó el que fue conocido como el juicio fantasma del siglo; el cual duró 90 días. A decir de los observadores, aquello fue una especie de concurso o “lotería de chiflados” donde la ambición de los reclamantes superaba el verdadero interés por hallar una prueba científica del alma. Además de las que se decían parientes perdidos de Kidd, se encontraban otros personajes dignos de la mejor ficción.
Entre las 800,000 palabras de testimonios[3] hubo las de un hombre brasileño quien proclamó: “el hombre tiene dos almas, una negra y una blanca, ¿cuál quieren que les enseñé?” hubo también un oficial del ejercito de Tailandia que deseaba el dinero para realizar una campaña mediática mundial en la que promovería sus hallazgos sobre la vida después de la muerte. Una mujer del estado de California afirmaba recibir visitas del espíritu de Kidd, con quien hablaba todas las noches. Un reverendo estadounidense aseguraba haber conversado con un alienígena, quién le había dicho que el alma no existía, sino entidades que habían venido a la tierra desde hace dos millones de años. Otro de sus compatriotas[4] señalaba ser al mismo tiempo la reencarnación del evangelista San Marcos y el compositor alemán Wagner. Más sorprendente fue aquel que decía ser el propio Kidd y que había fingido su muerte para saber quién encontraría las pruebas del alma.
El juicio fantasma del siglo reunió a más de 100 personas que alegaban tener pruebas de la existencia del alma.
La fuerza vital
Aunque a la fecha no hay evidencia física de la existencia del alma, durante generaciones se ha sabido de supuestas fotografías que la “comprueban”. Uno de los precursores fue el doctor francés Hippolyte-Ferdinand Baraduc (1850 y 1909), especializado en enfermedades mentales.
A lo largo de su carrera desarrolló varios métodos que seguían el procedimiento científico para comprobar la “fuerza vital humana”, cuyas teorías y procedimientos llegó a publicar en una serie de libros entre 1893 y 1905, de los que descartó La fuerza vital y la fotografía de los estados hipervibratorios de la vitalidad humana[5]. En experimentos realizados entre 1896 y 1897, Braduc dijo haber encontrado pruebas de la existencia de esta “fuerza vital” al momento del que abandonaba el cuerpo después de la muerte: su procedimiento era amarrar una paloma en una base de madera, con las alas y las patas extendidas y bien aseguradas, tomando una placa fotográfica del pecho. Cuando se le cortaba la garganta al animal, la imagen describía su agonía. En un ensayo leído ante la sociedad de Ciencias Psíquicas, en París, Baraduc afirmó haber fotografiado el alma de un hombre moribundo, al tomarle una placa dentro de un cuarto oscuro. La imagen que obtuvo, según afirmaba, era la impresión de las fuerzas vitales abandonando el cuerpo tres horas después de su fallecimiento (recordemos también que en aquella época los tiempos de exposición eran muy largos). De manera siniestra Baraduc tomó fotos de su hijo y esposa, el primero cuatro minutos después de fallecer, y la segunda 24 horas tras su deceso. Afirmaba que la fuerza vital había sido retratada abandonando los cuerpos en forma de un fluido vaporoso que alcanzó el techo de la habitación donde estaban.
Aunque capturó la imaginación de miles de personas por los artículos que se llegaron a publicar sobre los supuestos hallazgos, los resultados experimentales nunca pudieron ser imitados y se sospechó que lo obtenido se debía a emulsiones producto de procesos químicos del revelado y alteraciones en la superficie de la lente.
Sin embargo, no todos guardaban tantas ambiciones. Entre las propuestas serias, realizadas con conocimiento de causa, se encontró la de expertos en el instituto Neurológico Barrow de Phoenix, quienes testificaron que nunca antes habían realizado investigaciones sobre la existencia del alma, y no era su intención empezar tal empresa, no obstantes solicitaban el dinero para iniciar investigaciones en el sistema nervioso central. De manera similar, el Consejo de Rectores de Arizona quería usar el legado de Kidd para patrocinar una catedra de filosofía en la Universidad del Norte de Arizona, aunque también admitieron no tener intensiones de patrocinar experimentos de ´separación de del alma´.
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