Surgimiento y Principios Vitales De Las Leyes

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Universidad Americana de Puebla

Licenciatura en Criminología y Criminalística

Nombre de la materia: Sociología Criminal.

Nombre del trabajo: Ensayo de “Tratados de los                              delitos y de las penas”

Nombre del estudiante: Rubén A. Villa Blasco

Nombre del Catedrático: Juan Antonio Maruri

Fecha de entrega: 23/Mayo/2019

Surgimiento y Principios Vitales De Las Leyes.

Los instintos básicos del hombre principalmente los sociales, son vitales para un desarrollo óptimo de este, es una realidad bien conocida por todos que el ser humano es social por naturaleza. Todo individuo tiende esencialmente a la entrega y a la participación, de forma que este ser esta ordenado por esencia a no sólo él mismo, sino también a la sociedad, el sociólogo Alemán Georg Simmel expone mas explícitamente el anterior punto y sustentándolo, manifestando que “La socialización sólo se presenta cuando la coexistencia aislada de los individuos adopta formas determinantes de cooperación y colaboración que caen bajo el concepto general de la acción recíproca” - Simmel, G. (siglo XIX), haciendo alusión a la reciprocidad dentro de una sociedad, y no sólo se basa en dar y recibir amparo a la a los miembros de esta, también el de cumplir cada uno de nosotros con deberes, obligaciones y por consiguiente derechos, para así llegar a un optimo desarrollo de la sociedad, porque ya sea directa e indirectamente cada uno de nosotros influimos en la vida de los demás a través de la sociedad.

Antes de la civilizaciones, formas de gobernanza y modelo de estados como actualmente las conocemos, el continuo estado de guerra y conflictos, en los que se sumergía la humanidad de tiempo atrás, y que perduraba sin vistas de un cese alguno, o por lo menos, la aparición de un control social y al mismo tiempo individual en la frecuencia de estos hechos, el cual era necesario, todos esto orilló a que los hombres sacrificaran una porción de su libertad que bajo esas circunstancias y contextos era inservible mantenerla de una manera íntegra, se despojaron de esa parte de libertad para que de esta forma, tuvieran la posibilidad de disfrutar y mantener la porción restante en segura tranquilidad y sin la incertidumbre de que poseían el “todo” de algo que en cualquier instante podrían perder, o en el caso que algo o alguien les podría arrebatar por cualquier circunstancia.

El complejo de todas estas porciones de libertad sacrificadas por cada individuo al bien de cada uno, desencadena en la formación de la soberanía de una nación e instituye y funda la aparición del anteriormente mencionado “control social”.

Todo esto acarreó en que existiera un mecanismo y forma de control a las acciones de algunos pocos hombres que usurpaban las leyes de los demás y que atentaban a la estabilidad de cada individuo desde su persona, pasando por ámbitos como la transgresión a su vivienda, trabajo, etc. Hasta llegar a agredir a este, como miembro de una sociedad, desde las relaciones con sus superiores, compañeros, amigos, familia y/o la sociedad en termino general. Los actos de violencia producían un daño en la sociedad, la cual fragmentaba cada vez mas sin el existir de justicia, ya que sin este principio caemos en la inestabilidad social.

Discutiendo mas profundamente sobre las ideas y reflexiones que el Marqués de Beccaria plasmó en su obra, explica en primera instancia el derecho a castigar que tiene la autoridad, pero también, hasta qué delimitación tiene para ejercer el derecho de penar así como la facultad y obligaciones de este mismo.

Coincido con el autor en el enunciado “Ningún hombre ha dado gratuitamente parte de su libertad con solo la mira del bien público” y a pesar del tiempo transcurrido desde que el Marqués plasmó esta idea, no ha cambiado un mínimo en ningún sentido, ya que, hasta en esta era contemporánea, si los individuos tuviera la opción de elegir esta circunstancia, la decisión tomada sería no brindar ninguna fracción de libertad, ni tampoco estar ligado a ningún compromiso con otros individuos, porque la principal razón de la instauración de las leyes fue la necesidad de terminar con los conflictos e implantar un control apropiado para las expiaciones.

La pena, es el derecho de castigar a quien no cumple las leyes y es su única justificación y causa, si la pena no nace por eso, sería injusta. La justicia vista como derecho de castigar y aplicar una pena está en que cada hombre cedió parte de su libertad para constituir las leyes, así que la expiación busca mantener estas libertades unidas.

La pena da razón de si únicamente cuando deriva de la necesidad, no sirve para absolutamente nada la elaboración de leyes sin antes el estudio, análisis y conocimiento de la acción, comportamiento, hecho etc. Que se está delimitando o restringiendo  y así evitar que se originen de potenciales daños, pero si no cumple en primera instancia esta tarea caemos en la injusticia, arbitrariedad etc., La sanción debe ser proporcional, un tópico de vital importancia para el cumplimiento de las leyes, pero no solo este último es relevante, también lo es el fin y las consecuencias de las penas.

César Becaria nos dice que la ley, tal cual está escrita es la manifestación de la legítima voluntad de la sociedad, esta voluntad es adoptada por el legislador y a través de este el pueblo deposita y confía que será su representante para legislar leyes que resguarden el bien común. Pero lo encargados de aplicar la ley en su literalidad, sin ocupar la interpretación o la simple analogía son los magistrados y los jueces la cual una máxima para ejercer esta actividad debe ser la imparcialidad.

La principal función de los jueces plantea Becaria, es la de examinar si tal hombre ha cometido o no un acción en contra de las leyes, y lo plantea muy bien, ya que discute que en primer lugar el juez debe plantear un “Silogismo” correctamente empelado, sin ninguna disyuntiva que ponga en duda la culpabilidad del imputado, porque si existe mas de un razonamiento de este tipo, se abre la puerta a la incertidumbre e impulsa uno de los principios jurídicos modernos el “In dubio pro reo”.

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