Problemas Actuales De La Enseñanza
xitlalicleyva10 de Febrero de 2015
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PROBLEMAS ACTUALES DE LA ENSEÑANZA
Carta pastoral de los Obispos de Pamplona y Tudela,
Bilbao, San Sebastián y Vitoria
I. PLANTEAMIENTO DEL TEMA EDUCATIVO
EN EL NUEVO CONTEXTO SOCIO-POLÍTICO
Actualidad del tema en la nueva etapa democrática
El tema de la educación y de la enseñanza es, por sí mismo de permanente actua-lidad y suscita un vivo interés. En el momento actual adquiere una importancia particular en razón de la coyuntura socio-política. La aspiración y las esperanzas por una sociedad más democrática, libre y participativa, respetuosa de plura¬lismo, ajena a toda discriminación, más justa en la distribución de los bienes económicos y culturales, tienen una ineludible incidencia en el tema de la educación. Los diversos grupos y partidos políticos de nuestro país se han hecho eco de él en sus programas, más o menos perfila-dos. Y no puede ignorarse la tentación, siempre presente de convertir la escuela en pla-taforma para ejercer un dominio ideológico.
Complejidad de los problemas
Es un tema de una complejidad extraordinaria; cualquier simplificación nos con-duciría a un peligroso empobrecimiento en sus planteamientos. Basta acercarse, aunque sea rápidamente a las diversas cuestio¬nes suscitadas en torno a él para advertir la enorme variedad e importancia de los problemas que están en juego.
Elementos del conflicto
Las posturas mantenidas no son coincidentes y, en ocasiones, tampoco plenamente coherentes en sí mismas. Se afirma con insistencia la libertad de enseñanza, sin que todos estén de acuerdo en lo que esa li¬bertad ha de significar, ni tampoco en los caminos para alcanzarla; a la vez que se afirma que la enseñanza ha de ser un servicio público, unos son partidarios de la escuela única, mientras que otros temen que en esa línea se avance por el camino de una arriesgada socialización estatificadora y monopolista; el pluralismo de la sociedad se ha de manifestar, según unos, en la pluralidad de centros, mientras que para otros se ha de reflejar en la libertad ideológica de los educadores aún dentro del ámbito de la misma escuela.
Dimensión política de la cuestión
En el problema de la enseñanza repercuten también cuestiones que afectan direc-tamente a la manera de concebir la estructura de la comunidad política, unitaria o fede-ral, respetuosa de las diversas regiones y nacionalidades, y de las herencias culturales de que son portadores los pueblos que la integran.
Reforma educativa y reforma económico-política
Por todo ello se habla de una reforma de la enseñanza que no es ajena a la reforma política; una y otra aparecen, a la vez, inseparables de una reforma económica, sin la cual, el tema de la gratuidad y de la supe¬ración del clasismo en el campo de la enseñan-za, carecen de sentido.
Significado del centro docente
En la misma concepción de lo que ha de ser la educación y en el servicio que a ella han de prestar los centros de enseñanza, se busca una transformación profunda en favor de una educación más personalista y activa, no represiva; se habla también de centros autogestionados; la participación de los padres, alumnos y profesores, y de la misma sociedad, no es concebida por todos de la misma manera.
Confesionalidad y pluralismo
Finalmente, el carácter laico o confesional de los centros de enseñanza es también objeto de debate; es¬ta cuestión no es independiente de la función que los centros educa-tivos han de realizar, dentro de una so¬ciedad ideológicamente pluralista, para transmitir una determinada concepción de la vida.
Interés de la Iglesia en la educación
Estas rápidas alusiones son suficientes para comprender el interés con que la Igle-sia quiere seguir los pasos que la sociedad ha de dar en el campo de la enseñanza. Justi-fican también su voluntad de afirmar su posición y de manifestar sus esperanzas y sus preocupaciones ante el proceso que la política educativa y los centros escolares hayan de seguir en el futuro.
Está en juego la concepción del hombre
No es la única preocupación de la Iglesia en este campo la de asegurar su presencia en los centros escola¬res, tanto estatales como no estatales, en orden a impartir la enseñanza religiosa. Es este realmente un pro¬blema importante; pero no es el único. Más aún, cabe decir que este problema particular está fuertemente condicionado por otros planteamientos previos. A ella le tocan también las cuestiones que afectan a la libertad, a la justicia, a la igualdad entre los hombres, en particular, en el ámbito de la educación; en ello es¬tá en juego la concepción del hombre y de la convivencia humana que ella bebe del Evangelio.
Las soluciones políticas condicionan su presencia
Está además persuadida de que al plantearse y resolverse adecuadamente los pro-blemas generales y fundamentales que afectan a la política educativa, se ponen las bases para una recta solución del tema con¬creto de su presencia específica y propia en los cen-tros docentes, con vistas a una educación integralmente humana y cristiana.
Crisis de los educadores cristianos
Hay finalmente una razón especial, que nos mueve a vuestros Obispos a deciros una palabra en este campo. Somos conscientes de las dudas e inquietudes que agitan a muchos educadores cristianos, religio¬sos y seglares, que consagran sus esfuerzos y su vida entera a la enseñanza, tanto en centros estatales co¬mo no estatales; en ocasiones dudan de la eficacia de su trabajo y de la razón de ser de los mismos centros educativos identificados como confesionales o cristianos. También los padres cristianos que quieren hacer¬se presentes en el proceso complejo de la educación de los hijos, sufren, en ocasiones, porque no acaban de comprender las que se dicen ser nuevas líneas educativas o exigencias de una pedagogía moderna y ac¬tualizada, según las demandas de la sociedad de hoy.
En el ámbito de la misión salvadora de la Iglesia
Al abordar este tema para decir una palabra orientadora, de apoyo y de estímulo, queremos mantener¬nos dentro de los límites estrictos impuestos por nuestra misión de servidores del Evangelio de Jesucristo. Y lo hacemos con el talante esperanzado de quienes desean estar abiertos a nuevas realidades, distintas de las anteriores, pero no por ello cerradas a nuevas posibilidades y formas de presencia eclesial y evangelizadora. También en el campo de la educación y de la enseñanza la Iglesia quiere ser ella misma, sin renunciar a su propia identidad o a su función, dispuesta a revisar actuaciones pasa-das y a buscar nuevos caminos, creyendo en las posibilidades que, en todo caso, ha de ofrecerle la historia humana para anunciar el Evan¬gelio de Jesucristo y educar en la fe a los creyentes.
II. NUESTRAS IGLESIAS LOCALES
ANTE LA NUEVA PROBLEMÁTICA EDUCATIVA
Una educación nueva para un hombre nuevo
La formación de un hombre nuevo para un tiempo nuevo, será posible solamente mediante una concep¬ción de la educación, un contenido educativo y unas estructuras educativas nuevas, que posibiliten el pleno desarrollo, de las personas y los grupos so-ciales, y que sean respuesta a las exigencias actuales de cada pueblo según su situación y su propio dinamismo.
En tal sentido, queremos aportar unas reflexiones sobre la concepción de la edu-cación, derivada de la visión cristiana del hombre y de la sociedad.
1. Elementos a tener en cuenta en la concepción cristiana de la educación
a) La educación al servicio de la persona
En función del sujeto personal
La educación debe ser concebida explícitamente en función de la persona, libre, creadora, responsable y principal agente de su propia realización. La educación debe estar adaptada en su contenido, en sus progra¬mas, en sus métodos, en sus sistemas, para conseguir que el hombre se haga “sujeto”, se construya como persona; él ha de trans-formar la naturaleza respondiendo a los desafíos que ésta le opone, y ha de anudar con los otros hombres y con Dios relaciones de reciprocidad; deudor y creador de su propia cultura, se ha de insertar en el proceso histórico comunitario, participando en él de ma-nera activa y creadora.
La persona criterio de referencia
El punto de partida de todo orden social ha de ser la afirmación de la persona humana y de su inaliena¬ble dignidad; ella ha de ser también el término de referencia para poder decir si un determinado sistema educativo es o no verdaderamente humano. El proceso educativo y las instituciones educativas deben estar, por tanto, al servicio de un proyecto personal y personalizador.
Imagen de Dios, no subordinada a otros intereses
Esto que es cierto para una consideración puramente humana, es confirmado por la visión que del hom¬bre nos ofrece la revelación cristiana. Creado a imagen de Dios, elevado en Jesucristo a la condición de hijo de Dios, llamado a un destino de plenitud personal inalienable, el hombre adquiere un valor absoluto en las relaciones sociales, que lo sitúa por encima de cualquier interés, individual o colectivo, distinto de su propia realización. Realización que no podrá
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