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REALISMO I. FILOSOFÍA


Enviado por   •  22 de Febrero de 2015  •  1.777 Palabras (8 Páginas)  •  160 Visitas

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El vocablo realismo forma familia con las palabras «real» y «realidad» (v.) y, como éstas, procede del latín res (cosa). Se designan con él las actitudes que, en distintos planos de la vida humana (v. II-VIl), subrayan el valor de las cosas por sí mismas, la primacía de lo real, entendiendo por tal lo en-sí, con anterioridad y al margen de la relación -cognoscitiva y operativadel hombre con las cosas. En el ámbito del conocimiento (v.), el r. consiste en la afirmación de una realidad que existe en sí y que no es, por tanto, simple proyección del sujeto cognoscente. Se trata de actitudes y afirmaciones que son naturales y espontáneas en el espíritu humano. Conocimiento realista o filosofía realista, en su sentido más propio, viene a ser sinónimo de ciencia o filosofía verdadera, perfeccionamiento del conocimiento natural y espontáneo.

En la historia de la filosofía occidental, el r. se ha presentado en tres dimensiones diferentes, de alguna forma conexas entre sí: 1) Ante el problema de los universales (v.), las posiciones realistas, diversamente matizadas, se oponen al nominalismo (v.) y al conceptualismo (v.). 2) En el pensamiento moderno, el r. es el contrapunto, gnoseológico y metafísico, del racionalismo (v.) y del idealismo (v.). 3) A partir del s. XIX, el positivismo (v.) postula el atenerse a los hechos, tal como son, sin que se les sobrepongan interpretaciones, teorías, proyecciones, etc., considerándose por eso a sí mismo como un r., aunque no lo es; como tampoco son realistas otras corrientes ideológicas, más o menos inspiradas en el llamado positivismo, que se autocalifican también como r. aunque son racionalistas o idealistas (sobre todo el materialismo, v., y especialmente el de Marx, v.). Por eso nos ocuparemos de las dos primeras dimensiones indicadas (v. t. II).

1. Realismo frente a nominalismo y conceptualismo. El problema de los universales se plantea formalmente en la Edad Media. Usamos palabras de indiscutible significación universal. Ahora bien, ¿responde esa universalidad significativa a una universalidad conceptual o, por el contrario, tenemos conceptos diferentes de los individuos que englobamos en una misma especie? Y en el primer supuesto, la universalidad conceptual ¿es una mera exigencia de nuestra mente o es captación de un contenido realmente universal? El nominalismo (v.) afirma que nada hay universal sino nuestras palabras. El conceptualismo (v.) defiende que también los conceptos son formalmente universales, pero no en función de un supuesto paralelismo entre el entendimiento y la realidad, sino como mera consecuencia de la estructura mental humana.

El r. mantiene que la universalidad significativa es reflejo de la universalidad conceptual, y ésta a su vez responde a una cierta universalidad de lo real. Entre los realistas, sin embargo, es preciso establecer una distinción, que tradicionalmente viene designándose con los nombres de r. exagerado o absoluto y r. moderado.

a) El realismo exagerado se remonta a Platón (v.), para el cual las ideas o esencias son lo verdaderamente real, entes inmutables, permanentes, siempre idénticos a sí mismos. Lo verdaderamente real no son, p. ej., los hombresindividuos de este mundo, mortales y cambiantes, sino el hombre-esencia, que es y no puede no ser, aunque no exista (existir es un modo deficiente de ser). Las ideas o esencias no son, por tanto, conceptos, aunque sí objetos inteligibles, ni son tampoco parte integrante del mundo sensible. Tanto nuestros conceptos como el mundo sensible le son dependientes de alguna manera, pero las ideas o esencias constituyen un nivel de realidad distinto del de aquéllos y del de éste, nivel que por lo demás es el supremo: lo verdaderamente real.

En parte en línea con el pensamiento platónico, S. Agustín (v.) sostiene, sin embargo, que las esencias no son sino ideas divinas, y de ahí su condición de suprema realidad. Tales ideas divinas son además, por una parte, los modelos según los cuales el propio Dios ha creado las cosas de este mundo, y, por otra, la fuente del pensamiento humano, por cuanto nuestros conceptos no provienen del mundo sensible sino de la acción iluminativa de Dios en el intelecto humano.

Para el r. exagerado, por tanto, los universales (lo que solemos considerar habitualmente como entidades abstractas) son verdadera y formalmente reales, y con una realidad suprema y radical, que es el fundamento del mundo sensible. Dado que es a éste al que ordinariamente aceptamos como lo real, los medievales acuñaron una expresión para delimitar la doctrina del platonismo: «universalia ante rem». Los representantes más caracterizados de este r. en la Edad Media son los componentes de la Escuela de Chartres (v.) y Guillermo de Champeaux (v.).

b) El llamado realismo moderado parte de Aristóteles (v.), que concibe lo inteligible como estructura de lo sensible. El mundo físico está constituido por entes individuales, pero las esencias de éstos son estructuras inteligibles, comunes a numerosos individuos. La primacía ontológica corresponde, por tanto, a las sustancias o esencias, que, sin embargo, no son sino en los individuos o en el intelecto; lo individual, por otra parte, no tiene en cuanto tal otra realidad que la numérica, hasta el punto de que es posible la existencia de dos o más individuos plenamente idénticos.

Para el r. moderado, por tanto, la universalidad se da formalmente en el concepto, pero potencialmente está en las cosas sensibles. A través del proceso abstractivo, la mente humana alcanza

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