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Relaciones entre el sueño y las enfermedades mentales


Enviado por   •  27 de Marzo de 2012  •  1.716 Palabras (7 Páginas)  •  599 Visitas

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Relaciones entre el sueño y las enfermedades mentales

Quien habla de la relación del sueño con las perturbaciones mentales puede referirse a tres cosas: 1) relaciones etiológicas y clínicas, por ejemplo si un sueño subroga a un estado psicótico, lo anuncia o queda como secuela de él; 2) alteraciones que sufre la vida onírica en caso de enfermedad mental, y 3) relaciones internas entre sueño y psicosis, analogías que

apuntan a un parentesco esencial. Estas múltiples relaciones entre las dos series de fenómenos han sido en épocas anteriores de la medicina -y hoy lo son de nuevo- un tema predilecto de los autores médicos, como nos lo muestra la bibliografía sobre este asunto reunida por Spitta [1882, págs. 196-7 y 319-20], Radestock [1879, pág. 217 ], Maury [1878, págs. 124-5] y Tissié [1898, págs. 77-8]. Recientemente, Sante de Sanctis estudió estos temas. (1) A los fines de nuestra exposición nos bastará con rozar este importante asunto.

Respecto de las relaciones clínicas y etiológicas entre sueño y psicosis, comunicaré las siguientes observaciones con valor de paradigmas. Hohnbaum informa [1830, pág. 124] (citado por Krauss [1858, pág. 619]) que el primer estallido de la locura es muchas veces la consecuencia de un sueño angustioso y terrorífico, y que la idea obsesiva dominante se liga con ese sueño. Sante de Sanctis aporta observaciones parecidas en paranoicos y sostiene que en

algunos de ellos el sueño es «la vraie cause déterminante de la folie» (2) La psicosis puede instalarse de golpe con el sueño eficaz, el que contiene la iluminación delirante, o. desarrollarse poco a poco a través de varios sueños que aún tienen que luchar con alguna duda. En uno de los casos de De Sanctis, al sueño con emocional siguieron ataques histéricos leves, y más tarde

un estado melancólico de angustia. Féré [ 18861 (citado por Tissié, 1898 [pág. 781 ) cuenta de un sueño que tuvo por consecuencia una parálisis histérica. Aquí se nos presenta al sueño como etiología de la enfermedad mental, aunque también podríamos dar razón del hecho diciendo que esta tuvo su primera exteriorización en la vida onírica, irrumpiendo a través del sueño por primera vez. En otros ejemplos, la vida onírica contiene los síntomas patológicos, o la psicosis queda circunscrita a la vida onírica. Así, Thomayer (1897) llama la atención sobre

sueños de angustia que deben considerarse como equivalentes de ataques epilépticos. Allison 1868] (según Radestock, 1879 [pág. 225]) ha descrito una insanía nocturna (nocturnal insanity) en que los individuos parecen completamente sanos durante el día, mientras que por las noches sobrevienen de manera regular alucinaciones, ataques de furor, etc. Hay observaciones parecidas en De Sanctis [1899, pág. 226] (equivalente onírico de la paranoia en un alcohólico, voces que acusan a su mujer de infidelidad) y en Tissié. Este último, más recientemente, aporta una rica serie de observaciones (1898 [págs. 147 y sigs.]) en que acciones de carácter patológico (conductas basadas en premisas delirantes, impulsos obsesivos) derivan de sueños. Guislain [1833] describe un caso en que el dormir era sustituido por una insanía intermitente. No cabe duda de que algún día ocupará a los médicos, además de la psicología del sueño, una psicopatología del sueño.

En casos de convalecencia después de una enfermedad mental puede observarse muchas veces, con especial claridad, que siendo sano el funcionamiento diurno la vida onírica puede dar cabida todavía a la psicosis. Gregory parece haber sido el primero en llamar la atención sobre ese hecho (según Krauss, 1859 [ pág. 270 ] ). Macario [1847] (citado por Tissié [1898, pág. 89] ) cuenta de un maníaco que una semana después de su completo restablecimiento revivió en sueños la fuga de ideas y los impulsos vehementes propios de su enfermedad.

Acerca de las alteraciones que la vida onírica experimenta en las psicosis crónicas, muy pocas son las investigaciones emprendidas hasta ahora. (3) En cambio, desde muy temprano se atendió al parentesco íntimo entre sueño y perturbación mental, que se exterioriza en la gran concordancia entre las manifestaciones de ambos. Según Maury ( 1878, pág. 124), el primero en señalarlo fue Cabanis, en sus Rapports du physique et du moral ( 1802); después de él, Lélut [ 1852 ], J. Moreau (1855) y, muy en particular, el filósofo Maine de Biran [1834, págs. 111 y sigs.]. Sin duda, la comparación es aún más antigua. Radestock (1879, pág. 217) inicia el capítulo en que trata de ella con una recopilación de veredictos que establecen una analogía entre sueño y locura. Kant dice en cierto pasaje [1764]: «El loco es alguien que sueña despierto». Krauss (1859, pág. 270): «La locura es un sueño dentro de la vigilia». Schopenhauer

[1851b, 1, pág. 246] llama al sueño una locura breve, y a la locura, un largo sueño. Hagen [1846, pág. 812] define al delirio como vida onírica no producida por el dormir, sino por enfermedades. Wundt expresa en la Physíologíschen Psychologie [1874, pág. 662]: «De hecho, podemos nosotros mismos vivir en el sueño casi todos los fenómenos con que tropezamos en los manicomios».

Spitta (1882, pág. 199) enumera, en forma muy parecida a como lo hace Maury (1878), los diferentes puntos de concordancia en que se basa la comparación propuesta por estos autores:

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