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República Platón

constanzapose21 de Abril de 2013

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Libro I

El diálogo se inicia presentando a Sócrates y a Glaucón en el Pireo, luego de asistir a las fiestas de la Diosa Bendis o Atenea. En la ciudad se encuentran con Polemarco, quien estaba acompañado por Adimanto, Nicerato y algunos otros que también regresaban de las fiestas.

Polemarco invita a Sócrates a su casa, quien acepta.

En la casa Sócrates, se encuentra con Céfalo, quien lo saluda cordialmente. Sócrates demuestra mucho agrado por poder conversar con alguien de su experiencia en la vida y le pregunta, como considera a la ancianidad.

Céfalo, le responde, que si bien lo acompañan algunos deterioros, estos le traen algunas recompensas y agrega que no saber tolerar la vejez depende no de los males humanos, sino del carácter.

Sócrates opina que si bien su vejez es buena, lo que influye es su riqueza.

El anciano, le contesta, que la riqueza tiene sus ventaja que es la de pagar deudas, tanto a los dioses como a los hombres. Pero no es la cuestión de la riqueza o de la pobreza la que preocupa a los hombres, sino la conciencia de haber sido justo o injusto durante su vida.

Sócrates expresa:

"Pero, ¿es propio definir la justicia haciéndola consistir simplemente en decir la verdad y en devolver a cada cuál lo que de él hemos recibido? ¿O no es ello justo o injusto según las circunstancias?"

Céfalo acepta lo expresado por Sócrates, y son interrumpidos por Polemarco, exponiendo lo que dijo el poeta Simónides:

"Es propio de la justicia devolver a cada uno lo suyo."

Céfalo, pide retirarse, ya que debe terminar sus sacrificios, dejando a su hijo para continuar con el diálogo.

Sócrates acepta que Polemarco continúe con el diálogo y además le solicita que explique lo que expresó Simónides, puesto que el no lo ha comprendido.

Luego de un extenso diálogo socrático, Polemarco modifica la definición dada anteriormente y dice, Justicia es hacer el bien al amigo que es bueno y perjudicar al enemigo que es malo.

Trasímaco interrumpe el diálogo y le pide enérgicamente a Sócrates que termine de hacer preguntas y obtener respuestas, sin dar nunca ninguna opinión.

"¡Exijo una contestación precisa!"

Sócrates sorprendido y algo asustado trata de calmarlo y le dice que si tiene una definición de que es la justicia, dé su opinión.

Explica que no dirá nada hasta que no reciba su dinero. A tal solicitud Glaucón y los demás están dispuestos a pagarle, con tal de escucharla.

Trasímaco dice:

"Sostengo yo, que la justicia no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte."

Sócrates, le dice, que no entiende si puede explicarlo.

Trasímaco, molesto por sus preguntas y su constante pedido de aclaración accede y explica; que algunas ciudades se rigen por tiranías, democracias o aristocracias y que esta tiene el poder de dictar las leyes que les convienen a cada uno. Y su pensamiento es que todas las ciudades, la justicia no es sino conveniencia del gobierno establecido y éste es el que tiene el poder.

Sócrates y Trasímaco luego de un largo diálogo acuerdan que:

El arte de la medicina consiste no en negociar sino en curar a los enfermos .El pilotaje de un barco, se define no por ser el piloto simplemente un marino, sino el que ejerce el mando en la nave.

En relación a la conveniencia de las diferentes artes, Sócrates realiza su análisis.

Las diferentes artes no ordenan lo conveniente para ellas mismas, sino para otros. Por lo tanto, la medicina busca lo conveniente, no para sí mismo, sino para el enfermo. Del mismo modo, el patrón del barco no ordena lo conveniente para sí, sino para la tripulación entera.

En conclusión, nadie que tiene gobierno (sea el arte que sea) en cuanto gobernante ordena lo conveniente para sí mismo, sino lo conveniente para el gobernado.

Trasímaco, descalificándolo, le contesta que así como no se engordan las ovejas para otros, tampoco se practica la justicia en beneficio de los demás, sino de uno mismo.

Además según su opinión la injusticia es sabiduría y virtud, sobre todo cuando es perfecta y subyuga ciudades y naciones.

Sócrates, le responde:

"De igual modo, antes de haber resuelto la primera cuestión que nos planteamos, es decir, en qué consiste la justicia, la dejé de lado y me lancé al examen de si era vicio e ignorancia o sabiduría y virtud; y al plantearse después la cuestión de si la justicia es más ventajosa que la injusticia, abandoné la segunda y me lancé en pos de esta última. De suerte que en todo el curso de nuestro diálogo he llegado a la conclusión de que nada sé. En, efecto, no sabiendo lo que es la justicia, mal puedo saber si es o no una virtud, y si el que la posee es feliz o desgraciado."

Libro II

Quién inicia este diálogo es Glaucón, que no aprueba la retirada de Trasímaco, ni tampoco que Sócrates no exprese una definición precisa de lo que es la justicia.

Luego de esta explicación describe tres clases de bienes que se persiguen como; la alegría, los placeres sin mezcla de mal y la gimnasia, la curación de una enfermedad, el ejercicio de la medicina y cualquier otra profesión lucrativa, de estos últimos podría decirse que son penosos, pero útiles.

Sócrates, reconoce estos bienes, pero le aclara que no entiende que se propone. Glaucón, le pregunta, en cual de ellos ubicaría la justicia.

Sócrates, le dice:

"Por supuesto que en la mejor, o sea, entre aquellos bienes que hay que amar por sí mismos y por sus consecuencias, si quiere uno ser feliz."

Glaucón, le explica, a Sócrates que va a elogiar la vida del injusto y al hacerlo quiere demostrarle de qué modo quiere oírle atacar la injusticia y alabar la justicia.

Comienza su exposición sobre la naturaleza y el origen de la justicia, la cual dio origen a las leyes y a las convenciones. Prosiguió planteando que la experiencia estaría a favor de lo afirmado por Trasímaco. Mencionan la leyenda del anillo de Giges y plantea:

..."Como dicen los defensores de la doctrina que expongo, todo hombre cree, con razón, que la injusticia es más útil que la justicia."

Cuál sería la conducta del hombre, si según la experiencia general, parecería que la injusticia y la justicia sólo deberían apreciarse de acuerdo con los resultados favorables o desfavorables que proporcionan.

Sócrates tenía el propósito de contestarle, pero su hermano Adimanto tomó la palabra y dijo:

"¿Crees tú Sócrates, que la cuestión ha sido suficientemente debatida?"

Sócrates y Adimanto acuerdan, que supla a su hermano en lo que haya omitido. Este expresa que por las costumbres de la religión popular, desde los tiempos de Homero y Hesíodo hasta la actualidad el injusto, logra hacer olvidar sus crímenes mediante espléndidos sacrificios y oraciones. Los poetas y escritores están de acuerdo en afirmar que la virtud es honorable, pero que casi siempre va acompañada de sufrimientos; mientras que el vicio, a pesar de que se conviene en considerarlo deshonroso, es ciertamente agradable.

Explica, las consecuencias que se deducirá de todo esto, y es que el joven inteligente llegará a la conclusión de que su felicidad radica en practicar la injusticia y evadir sus posibles consecuencias desagradables, utilizando la astucia o buscando una adecuada asociación que lo proteja.

Aclara además, que existen entidades políticas que lo defenderán, y puede también, mediante regalos, eludir la aplicación de la ley. En cuanto a la religión, en caso de que existieran dioses, éstos no se interesan por los seres humanos.

Adimanto, prosigue con su diálogo aclarando que tanto Trasímaco o cualquier otro, podrían alegar sobre la justicia y la injusticia, tergiversando la esencia de una y otra. Pero, que espera de Sócrates, el elogio de la justicia y la condena de la injusticia, que les haga ver los efectos que una y otra, producen en quienes las posean, por ser la una un bien y la otra un mal.

Sócrates elogia a los hermanos por sus exposiciones y luego de un diálogo con estos les dice:

"Si admites una justicia para el individuo,¿no admites también otra justicia para la ciudad entera?"

Sócrates, les dice, que primero examinará como se aplica la justicia en al Estado. Para ello utilizará el ejemplo, de seguir el crecimiento en una ciudad típica o modelo, a fin de descubrir mejor dónde radican la justicia y la injusticia. Aspira a la presentación de un gobierno que sea por sí mismo la encarnación de lo justo. Gradualmente, Sócrates, explica la concepción del Estado perfecto. Una organización social simple, reducida a lo mínimo.

La ciudad se basa en el principio de la especialización de modo que el hombre deje de ser solitario y obtenga y preste ayuda. Requiere para su funcionamiento la especialización en el trabajo. El Estado se agrandará y necesitará de más territorio por lo que esta ciudad ideal no queda excluida de la posibilidad de la guerra, que puede surgir en cualquier momento. Entonces será preciso que los soldados, en esta organización del Estado, sean especialistas; además de tener en cuenta sus dotes naturales, se los adiestrará en forma adecuada.

Según ello pregunta:

"¿Será fácil encontrar una mejor que la establecida entre nosotros desde hace largo tiempo y que consiste en educar el cuerpo por la gimnasia y el almapor la música?"

Su diálogo continúa enunciando que cosas le serán permitidas a los guerreros y cuales no. A tal punto que acomodarían los poemas de Homero para que los maestros

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