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La Republica De Platon


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  2.420 Palabras (10 Páginas)  •  470 Visitas

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Libro IX: el tirano y el hombre feliz

El hombre tiránico: el hombre tirano se habría generado en su juventud cuando no sólo se contentaba con ser una carga para sus padres, sino que los utilizaba como esclavos haciendo que lo atiendan a él y a los incapaces que los rodeaban. Sus padres ya no se convertirían en iguales como pretendía el joven democrático, sino que poco a poco se irían convirtiendo en esclavos de su propio hijo. Este malcriado hombre que se encumbraría al poder, sería alguien que en un principio se mostrase piadoso, humano y defensor de la libertad del pueblo, pero que una vez en el poder, tergiversaría esa consigna de la libertad por su mero capricho, ganándose a los suyos como enemigos. No contento con la oposición en su propio Estado, mataría a todos los que se les impondrían en su camino, tanto dentro del Estado como fuera. Internamente para que su voz y capricho sean verdad y orden y externamente para que el pueblo sintiera que necesitase de un jefe para no perder eso por lo que habían luchado y eso por lo que habían alzado a este líder; la libertad. Este peculiar jefe de Estado, por ser tan odiado entre los suyos, se mantendría vivo y en el poder gracias a mercenarios guardaespaldas. Los guardaespaldas se convertirían en la guardia del tirano y en sus únicos "amigos", el autócrata les pagaría con las mismas riquezas de los ciudadanos, generando así una paradoja muy impotente para el pueblo. La guardia que se encargaría de la seguridad del tirano frente al pueblo sería pagada con los bienes del mismo pueblo, quiere decir que el pueblo no sólo generaría al tirano, sino lo alimentaría a él y a toda su banda.

El tirano viviría de fiesta en fiesta y de banquete en banquete, pero solo y encerrado entre cuatro paredes por el miedo de recibir muerte departe de sus mismos súbditos, los que estarían en esas fiestas no serían verdaderos amigos del tirano, sino aduladores interesados en poder u otros bienes. La figura de este personaje aparecería como privado de libertad y sin amigos, un déspota silencioso un ser totalmente infeliz al igual que su ciudad.

• Entre los modelos de organización política, se puede ver como la principal característica de cada modelo de gobierno (en la Timocracia, el honor; en la Oligarquía, la riqueza; en la Democracia, la libertad) es la cual la alza al poder, pero es la misma por la cual, excedida en su uso, le hace perder el mando (en la Timocracia, cuando se desvirtúan los primeros valores elevando al poder al que posee más riquezas; en la Oligarquía, cuando el uso desmesurado de su poder y riqueza exalta al pueblo y obliga a la revolución; en la Democracia, cuando sedientos de más y más libertad, van contra su propio gobierno elevando al poder al "caudillo del pueblo" para que vele por sus intereses).

Introduciéndonos en la idea de que el hombre justo es feliz, Platón establece un paralelismo entre la virtud y la felicidad que posee un hombre, equiparada a la de la ciudad[38]en la que éste reside. La ciudad del tirano sería entonces la más inmoral y la más infeliz, en cambio la ciudad del filósofo, la más moralmente aceptable y la más feliz. Esto se demuestra porque el tirano vive todo el tiempo con miedo, no tiene amigos, no puede salir a la ciudad sin que intenten asesinarlo, no sabe lo que quiere y su alma está sometida a las peores pasiones, él es esclavo de sí mismo e incapaz de gobernarse por sí solo, más aún se ve obligado a gobernar a otros. Examinada la condición de cobarde y esclavo del tirano, se logra distinguir el grado de felicidad[39]más elevado que posee el monarca o el aristócrata, ya que son dueños de sí mismos y capaces de autogobernarse, estableciendo un justo medio entre los deseos de las tres partes de sus respectivas almas.[40]

Con respecto al alma, el hombre justo es feliz porque, por ejemplo, no robaría oro de alguien, ya que si lo haría sometería lo mejor de sí mismo a la parte más miserable y así se condenaría a los peores vicios. Con este esquema, Sócrates le explica a Glaucón el porque es deshonroso el trabajo del artesano, ya que el mismo, tiene por mejor parte de sí al trabajo manual, que es débil por naturaleza

El libro IX de República completa el discurso sobre los diferentes sistemas políticos llevado a cabo en el libro VIII. Faltaba examinar al hombre tiránico y describir cómo se origina a partir del hombre democrático. Platón expondrá, por fin, las tres pruebas que demuestran que el hombre injusto es más infeliz que el justo. Recuérdese que esta cuestión había surgido al final del libro II y se había planteado como el objetivo último del diálogo. Sócrates decide que será preferible observar la justicia y la injusticia en el Estado, en lugar de en los individuos, pues el Estado es un objeto mucho mayor y resultará más fácil aclarar la relación entre injusticia y felicidad. De este modo, podrá responde también a la pregunta de si es posible el tirano feliz, tal y como defendió Trasímaco en el libro I.

Platón comienza realizando una distinción que recuerda enormemente al psicoanálisis de Freud. Distingue entre deseos necesarios, innecesarios y “los que surgen durante el sueño“. Los necesarios son aquellos que no podemos evitar y que al satisfacerlos son beneficiosos para el cuerpo como, por ejemplo, alimentarse. Los innecesarios son aquellos deben ser reprimidos o, de lo contrario, resultarán perjudiciales para el cuerpo. Un ejemplo de deseo innecesario son las comilonas excesivas. En cambio, los deseos que surgen durante el sueño, cuando estamos hartos de comida y vino, son síntoma de la parte bestial que habita en todos nosotros y que Freud llamó inconsciente. Freud creía que el niño no es la criatura inocente que todo el mundo cree sino un “perverso polimorfo” donde el inconsciente actúa sin nada ni nadie que lo reprima. Platón, en Las leyes, es de la misma opinión al afirmar que el niño es la más “terrible de todas las bestias” (808 d) y que, por tanto, necesita una supervisión especializada continua. Típica de la edad infantil es la perversión que Platón menciona como ejemplo de fantasía bestial, “acostarse con su madre“, idea a la que Freud pondrá nombre, Complejo de Edipo.

Para evitar los deseos que surgen durante el sueño es adecuado calmar las parte fogosa y apetitiva del alma antes de ir a dormir. Platón ofrece una especie de recetas pitagóricas para hacerlo: en lugar de copiosos banquetes alimentar el cuerpo con bellos discursos y consideraciones, examinar en el lecho lo que se desconoce en las cosas que han sucedido, en las que suceden y en las que están por suceder…

El hombre democrático surgía a partir del oligárquico cuando se atrevía a colocar en un mismo rango los deseos necesarios e innecesarios pero

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