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Resiliencia

marias201324 de Marzo de 2013

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Trabajo de Integración Final

UNA APROXIMACIÓN AL PROCESO DE RESILIENCIA COMO RESPUESTA A UN EVENTO CRÍTICO

El presente trabajo de investigación parte de una hipótesis de trabajo que se esgrime como la síntesis de una multiplicidad de preguntas, objetivos y reelaboraciones que condujeron y, en parte fueron resultado, a una aproximación al concepto de resiliencia. Paralelamente, dicha hipótesis nos ha conducido a abarcar diferentes problemáticas sobre la cuales hemos construido analíticamente el trabajo final. La misma puede enunciarse brevemente en los siguientes términos,

“Tras un evento crítico no todas las personas se ven afectadas de la misma manera, ni responden a la situación de igual manera. La exposición a una situación crítica no conduce “obligatoriamente” al desarrollo de síntomas postraumáticos, ésta “puede” representar para el individuo una oportunidad de crecimiento y superación”.

En este sentido, dicho trabajo plantea como objetivo general abordar el concepto de Resiliencia en su relación con las psicologías. En esta dirección, se revisarán y analizarán autores con una marcada orientación psicoanalítica a fin de compararlos con aquellos teóricos que sustentan el concepto de resiliencia; los cuales, en su mayoría , pueden considerarse pertenecientes a la psicología conductista.

Para responder al objetivo planteado, se prevé un trabajo de elaboración interpretativa, cuya orientación es principalmente exploratoria, sobre aquellas producciones académicas que han centrado su análisis en el concepto de Resiliencia y la posterior, profundización analítica sobre las categorías que, según nuestro criterio, constituyen elementos centrales del mismo.

Podemos decir entonces que, en base a la línea investigativa propuesta, se construirá el marco teórico-metodológico a partir de la exploración y análisis de la documentación referente a la temática, así como de las elaboraciones teóricas psicoanalíticas pertinentes para responder al objetivo planteado. Finalmente, y a modo de ejemplo, se expondrá un caso titulado “Psicoanálisis de la relación entre el trauma, el perjuicio y la resiliencia” cuya autora es Ana S. Rozenfeld , con el objetivo de observar cómo los conceptos teóricos se especifican y resignifican en un caso concreto.

Por otra parte, resulta preciso señalar que nuestro abordaje se encuentra motivado y anclado en una serie de investigaciones previas entre las cuales es posible citar, “Aplicaciones clínicas de la resiliencia en los niños y la familia” del Dr. Carlos Alberto Nuñez Chávez (2003), en el que desde una perspectiva sistémica se vincula la experiencia del trabajo clínico con el concepto actual de resiliencia. Particularmente, Dr. Nuñez Chávez analiza la forma en que se construye la resiliencia en un niño, es decir, cómo frente a una situación de adversidad, éste elabora diversos mecanismos de protección y adaptación.

Asimismo, han sido relevantes en la elaboración de nuestro trabajo final, los postulados de la Licenciada Alicia de Torres (2000) “Cuestionamientos al concepto de resiliencia”, quien a partir de su experiencia en atención primaria de la salud, específicamente en desarrollo infantil temprano en comunidades collas en el noroeste argentino, analiza de forma crítica el origen e implicancia del concepto, entendido éste como la capacidad humana para sobreponerse a la adversidad y construir a partir de ella.

En palabras de la autora “la resiliencia nos parece un concepto importante como instrumento de trabajo”; sin embargo, es imprescindible aclarar y fundamentar teóricamente sus bases, visualizar las contradicciones que de ellas se desprenden y finalmente, especificar líneas concretas para operativizarlo como aporte y no como limitación a los derechos que tienen los Pueblos. En otros términos, es preciso realizar aclaraciones y no aceptar el concepto per se si se pretende evitar lo que se considera uno de los riesgos principales de la resiliencia, a saber: ser funcional al mantenimiento de la exclusión social, al velar la ausencia de políticas concretas que aseguren los derechos humanos y, en particular, de los niños.

Hemos decidido enmarcar teóricamente la investigación en las elaboraciones conceptuales presentes en la compilación “Resiliencia, descubriendo las propias fortalezas” de Aldo Melillo y Elbio Néstor Suárez Ojeda (2004), quienes partiendo de diferentes experiencias concretas y focalizando su análisis en la adaptación resiliente del sujeto ante el entorno adverso, realizan un minucioso desarrollo del concepto y reconocen la importancia del mismo.

Para finalizar, tal como referíamos anteriormente, en el desarrollo del trabajo se privilegia la utilización de una metodología de tipo de descriptiva exploratoria.

RESILIENCIA

El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín , en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar . El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos (Rutter, 1993)

En el campo de la psicología, el punto de partida del concepto de resiliencia fue el descubrimiento de Emmy E. Werner que tuvo lugar durante un prolongado estudio de epidemiología social realizado en la isla de Kauai (Hawai) a partir de las ´70. Desde entonces, numerosos investigadores del Norte del mundo comenzaron a estudiar en detalle las características personales y de conducta de los sujetos resilientes; recorrido que explicaré a continuación.

En Principio encontramos dos generaciones de investigadores. La primera, comienza a partir de los `70 formulándose la siguiente pregunta: “Entre los niños que viven en riesgo social, ¿qué distingue a aquellos niños que se adaptan positivamente de aquellos que no se adaptan a la sociedad?”. Destacando en esta primera generación, tal como se expuso en el párrafo anterior, a Werner y Ruth Smith quienes realizaron un estudio en Kauai estudiando a 55 individuos durante 32 años desde su período prenatal hasta su adultez, sometidas a condiciones de vida caracterizada por la pobreza extrema que, en al menos un 30 % de los casos habían sufrido disolución del vínculo parental, alcoholismo, abuso, etc. El estudio consistió en identificar, en un grupo de individuos que vivían en condiciones de adversidad similares, aquellos factores que diferenciaban a quienes se adaptaban positivamente a la sociedad de aquellos individuos que asumían conductas de riesgo. Al respecto, concluyeron que a pesar de las situaciones de riesgos a las que estaban expuestos los sujetos de dicho estudio, (…) la mayoría lograba sobreponerse a las adversidades y formarse como personas con la esperanza de un futuro digno (Werner, 1982). Los investigadores de esta generación podrían adscribir al modelo triádico de resiliencia que consiste en organizar los factores de resilientes y de riesgo en tres grupos diferentes: los atributos individuales, los aspectos de la familia y las características de los ambientes sociales en que los individuos se hallan inmersos.

A partir de allí un buen número de investigadores ha intentado entender las causas y la evolución de la psicología de aquellos niños, adolescentes y adultos que son capaces de sobrevivir y superar adversidades a pesar de vivir en situaciones de pobreza, violencia familiar, enfermedades mentales de los padres, alcoholismo, drogadicción, o haber sufrido alguna catástrofe natural o los efectos de una guerra.

La segunda generación de investigadores, comenzó a publicar a mediados de la década del ‘90 guiados por el interrogante acerca de “cuáles son los procesos asociados en la adaptación positiva, dado que la persona ha vivido o vive en condiciones de adversidad”. Es decir, se retoma el interés de la primera generación en inferir qué factores están presentes en aquellos individuos con alto riesgo social que se adaptan positivamente a la sociedad, a lo cual agregan el estudio de la dinámica entre factores que están en la base de la adaptación resiliente. En esta generación destacamos a Michael Rutter (1987) y Edith Grotberg (1995).

Michael Rutter, entiende resiliencia como “una respuesta global en la que se pone en juego los mecanismos de protección, entendiendo por esto no la valencia contraria a los factores de riesgos sino aquella dinámica que permite al individuo salir fortalecido de la adversidad, en cada situación específica y respetando a las características personales”

Edith Grotberg, fue pionera en la noción dinámica de la resiliencia, en su estudio sostiene que la misma requiere de la interacción de factores resilientes provenientes de tres niveles diferentes: soporte social (yo tengo), habilidades (yo puedo), y fortalezas internas (yo soy, yo estoy). De esta forma, a pesar de organizar los factores de resiliencia en un momento triádico, incorpora como elemento esencial la dinámica e interacción entre estos factores (Melillo – Suárez Ojeda, 2000).

En la misma línea que Grotberg, es posible citar autores más recientes como Luthar y Cushing (1999), Masten (1999), Kaplan (1999) y Bernardo (1999), quienes consideran resiliencia como un proceso dinámico donde las influencias del ambiente y del individuo interactúan en una relación recíproca que permite a la persona adaptarse a pesar de la adversidad. La gran mayoría de investigadores de esta segunda generación podrían vincularse al modelo ecológico-transaccional de resiliencia. La perspectiva que guía este modelo es que el individuo se halla inmerso en una ecología determinada

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