Santo Tomas

la ley eterna está en la mente divina, en cambio la ley natural se encuentra en la mente humana, pero en cuanto a contenido y características son lo mismo, en razón de esto su principal característica sería la inmutabilidad.

Sin embargo Santo Tomas señala que estas leyes no se confunden, pero tampoco son leyes diferentes, sino dos modos distintos de ser de una misma ley.

En relación a la principal característica de la ley natural, si bien comparten la idea de inmutabilidad, también agrega que esta ley será inmutable respecto de los primeros preceptos que componen dicha ley, referido a la capacidad de distinguir el bien del mal, eso siempre será inmutable, pero existen preceptos secundarios que derivan de los primero que si podrán variar en casos concretos en relación a las pasiones que mueve al individuo a actuar.

Pero en lo que si están de acuerdo es que la ley eterna pertenece a todo ser humano, porque gracias a nuestra capacidad racional podemos distinguir el bien del mal, que se encuentra inmerso en toda alma humana y conforme a esto actuamos. Por ejemplo: si lo vemos de una manera más práctica sabemos que robar, matar o torturar es malo porque podemos razonar que se están violando derechos humanos fundamentales (la propiedad, la vida, la dignidad humana) esto lo sabemos porque en nuestro interior se encuentra la distinción entre el bien y el mal, lo justo de los injusto ¿y como es posible conocer esto? Por medio de la ley natural que nos lleva a razonar para actuar conforme a estos preceptos.

En último lugar dentro de este orden jerárquico de las leyes encontraríamos la ley humana o ley temporal como la trata san Agustín.

Esta ley para ambos filósofos tiene como base la ley eterna, a ella deben ajustarse todas las acciones humanas “toda ley humana en tanto es ley en cuanto se deriva de la ley natural. Más si en algún caso una ley se contrapone a la ley natural, ya no es ley sino corrupción de la ley”. No se concibe por parte de ninguno de estos filósofos la idea de una ley injusta, si es injusto no sería ley.

Además coinciden en el carácter coactivo en que se respalda dicha ley, no solo tiene un carácter moral que obliga al destinatario de la norma a actuar, sino que en caso de incumplimiento trae aparejada una sanción o castigo. Por lo tanto la ley humana como manifestación del derecho positivo se ve desde un punto de vista moral y jurídico (sanción).

La ley humana será justa en la medida que no solo se conforme a la ley eterna como señala San Agustín, sino que también agrega Tomas de Aquino que debe:

- ser promulgada por un poder legítimo competente para ello.

- En cuanto a su contenido deberá ser siempre justa, y lo será cuando se dicte en relación a la ley natural, no debe nunca contradecir las normas que contiene esta ley. Si vemos Tomas de Aquino analiza la

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