ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Siempre tengo hambre (Reflexión filosófica)

linda010Apuntes14 de Septiembre de 2015

707 Palabras (3 Páginas)227 Visitas

Página 1 de 3

SIEMPRE TENGO HAMBRE

Algunos pensadores después de la era freudiana, como Klein y Abraham,  hablaron de la envidia hacia el pecho de la madre. Si pensamos en esta idea en términos contemporáneos, podemos decir que uno de los síntomas de esta envidia es sentir metafóricamente, hambre insaciable y voracidad que se vuelve desesperación.

Hay un tipo de pacientes en el consultorio que siempre hablan de sentirse insatisfechos. De buscar compulsivamente sin poderse detener, la falla en lo que hacen, proyectan, anhelan, desean o aman.

Describen la insatisfacción como hambre de algo que nunca llegará. De algo que se piensa imposible. Por ejemplo:

 

Una mujer muestra una tendencia a vincularse con hombres que frustran su deseo de amor y compañía. O se enamora de alguien que está comprometido en otra relación y que no podrá darle el tiempo y la dedicación que espera.

O se conforma con una pareja que no le entusiasma y a quien puede devaluar e incluso aniquilar, anticipando un monto moderado y soportable de sufrimiento.

 

Un hombre que nunca termina lo que empieza. Que inicia un proyecto con mucha ilusión, pero que en la mitad del camino hace algo para truncarlo. Como si no fuera digno de éxito ni de lograr una meta valiosa.

Esa persona que siempre teme que cuando algo bueno le ha pasado en la vida, no durará. Que cree que la nube de la desgracia o de la mala suerte le persiguen irremediablemente.

 

De los ejemplos  anteriores, pueden hacerse algunas reflexiones.

En primer lugar, la voracidad está relacionada con una falla en el desarrollo temprano de la personalidad. La insatisfacción crónica frente a la vida se fundó hace muchísimo y se arrastra al presente. Sintiendo un vacío constante, envidia de quienes no tienen hambre, tendencias paranoicas expresadas en el temor de que le sea arrebatado el bienestar.

 

El asunto de la envidia es tremendo porque incapacita para el amor y la amistad. Cada persona tiene un concepto ideal internalizado que proyectará en los demás, pero puede llegar un momento en el que la relación se viva con miedo; si el otro que no soy yo, tiene dentro de sí (porque así lo proyecté) todo lo que yo no tengo y necesito, dependeré de modo irremediable de lo que pueda o quiera darme. Quisiera robarle, vaciarlo como si fuera el pecho de mi madre, apropiarme de eso que me da para no necesitarlo. La típica manifestación de este mecanismo es alejarse de alguien para “protegerlo” de la propia maldad. Y es que a veces pueden observarse vínculos que destruyen.  El miembro de una pareja necesita tanto al otro, que parece que el único camino que tiene es atacarlo, devaluarlo, criticarlo, aniquilarlo. Y así seguir hambriento pero por lo menos ya sin la esperanza de saciarse.

 

Alejarse de alguien para protegerle de uno no es solamente un disfraz del desamor o del desinterés. El hambre infinita produce la fantasía de canibalismo, tal cual. Me quisiera comer al otro, devorarlo, destruirlo. Por esa razón, podría terminarse sistemáticamente cualquier relación que se sienta demasiado importante o cercana. Por eso se trunca o sabotea ese proyecto que hará despegar una carrera profesional.

 

Ir por la vida con tanta hambre es un síntoma digno de ser observado y atendido. Las anteriores son solamente algunas manifestaciones y descripciones del hambre del alma. A veces también bebemos, comemos o hablamos desordenadamente por hambre de pecho materno. A veces nos involucramos sin ser selectivos por hambre de pecho materno. A veces hostigamos o acosamos a quien nos ha demostrado afecto porque nada nos es suficiente. A veces ponemos pruebas imposibles al otro para que nos demuestra el amor incondicional, porque el agujero interno es demasiado grande.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb) pdf (57 Kb) docx (12 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com