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¿Somos dueños de nosotros mismos?


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2016  •  Ensayos  •  2.019 Palabras (9 Páginas)  •  274 Visitas

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Natalia Muñoz García-Fortunas y miserias del sujeto en la ficción contemporánea.

Trabajo final-Análisis de la obra Las horas.

¿Somos dueños de nosotros mismos?

Buscar y encontrar la razón de vivir, aquello que da sentido a nuestra vida, debería de ser la mayor búsqueda que emprendamos como seres humanos; sin ese sentido estaríamos a la merced de lo que otros quisieran disponer de nosotros, esto significa que incluso nuestra propia vida no nos pertenecería, que aquello por lo que tantas personas han luchado en el pasado y lo siguen haciendo actualmente, el libre albedrio, también se nos sería arrebatado. Este trabajo se centrará en afirmar y argumentar, por medio del análisis y reflexión de la novela y película Las horas, que quien no encuentre significado a su propia vida y que viva ésta por medio de los demás, no será dueño de sí mismo y será incapaz de vivir. Se iniciara presentando la obra para contextualizar el tema; después se desarrollará el análisis y la argumentación de la tesis por medio de la vida de las tres mujeres, es decir, cómo se evidencia esta afirmación en la vida de cada una de ellas y como eso se refleja en nuestra propia vida; finalmente se cerrara con una conclusión que sintetizará los argumentos planteados y presentará una reflexión final.

La novela Las horas, escrita por Michael Cunningham en 1998, narra un día en la vida de tres mujeres que viven en tiempos diferentes. Virginia Woolf en 1923 empieza a escribir La señora Dalloway el libro que será la conexión entre las tres mujeres. Es una escritora que sufre de graves dolores de cabeza y escucha voces, su esposo decidió que lo mejor para ella era irse a vivir al campo cosa que Virginia le reprocha, pues desearía estar en Londres. Laura Brown en Los Ángeles en 1949, inicia su día leyendo el libro de Virginia, ella desearía poder quedarse todo el día leyendo, siente que eso es lo que la haría feliz, pero tienes otras responsabilidades: su esposo, su hijo Richie y su rol de ama de casa; ese es su deber. Clarissa Vaughn personifica a la Señora Dalloway a finales de siglo, quien vive con su pareja Sally en New York. Inicia su día saliendo a comprar flores para la celebración del premio que gano Richard, su mejor amigo y primer amor.

Las tres mujeres tienen en común el inconformismo con su propia vida; cuestionan las decisiones  que las han llevado a vivir en ese presente que sienten tan vacío y carente de sentido. Viven por medio de los demás o de algo externo a ellas, están perdidas sin rumbo, no saben lo que realmente las hace felices. Lo que se evidencia a lo largo de la obra  se puede resumir en la siguiente frase: “Quien crea que su propia vida y la de sus semejantes está privada de significado no es sólo infeliz, sino que apenas es capaz de vivir” Einstein.

Virginia era una mujer melancólica quien depositaba el sentido de su vida en su talento de escritora, de cierta forma vivía a través de los personajes de sus libros. Sus pasiones y deseos más profundos y frustrados eran reflejados línea a línea en su trabajo. Pensaba constantemente en la muerte, en qué se sentirá simplemente dejar de esforzarse por seguir estando vivo y simplemente dejarse ir. Esto se evidencia con el encuentro de sus sobrinos, la experiencia del ave herida que termina muriendo la hace reflexionar sobre si en realidad la muerte es algo tan malo como se empeñan en mostrar, y si no es incluso más fácil y menos doloroso que la vida, más si su vida es un sufrimiento constante.

Sufría constantemente de jaquecas y síntomas de bipolaridad que la llevaron paulatinamente a un estado de locura. Ella creía que cuando uno no se pertenece a sí mismo empiezan a surgir deseos de suicidio y esto fue lo que le ocurrió, la enfermedad empezó a privarla de aquello que daba sentido a su vida, se le dificultaba escribir y leer, su vida sin ello no significaba nada, fue incapaz de seguir, no tenia nada más a lo que pudiera aferrarse para seguir con vida, nada que la hiciera verdaderamente feliz, ni siquiera su esposo, y simplemente escogió lo que creía que era mejor, lo menos doloroso. ¿qué haríamos nosotros si fuéramos privados de aquello que da sentido a nuestra existencia? Cuando incluso nuestro propio cuerpo se convirtiera en una cárcel que no nos permite ser quien queremos ser, creo que buscaríamos algún escape, el menos doloroso para cada uno igual que lo hizo Virginia.

Laura Brown hizo siempre aquello que considero su deber, fue una mujer que muy pocas veces hizo lo que deseaba. Se esperaba de ella como mujer, que se casara, tuviera hijos y fuera una perfecta ama de casa y eso fue lo que hizo. Se caso con un hombre que había vuelto de la guerra porque sentía que era su deber contribuir a aquellas personas que dieron su vida por la seguridad de su país, y a partir de allí su vida ya no le perteneció más, fue una simple observadora. Su esposo la amaba pero ella a el no, tuvo un hijo pues según la sociedad un mujer sin hijos no estaba “completa”, pero nunca lo quiso, ni tampoco al hijo que aún tenia en el vientre. Muchas mujeres en nuestra sociedad pueden identificarse con ella, mujeres que su proyecto de vida no gira en torno a un hombre y sus hijos sino en su carrera profesional, pero en los años cuarenta este pensamiento no era ni siquiera una posibilidad, por eso Laura sentía que no tenia escapatoria, sentía que algo estaba mal con ella por no querer aquello que se suponía que todas las mujeres querían.

Ella quería desesperadamente no desear más que la vida que tenía como esposa y madre, pero nada de esto la satisfacía pues no sabía qué la hacia feliz. Buscaba un escape en la lectura, pero esto no alcanzaba a llenar la insatisfacción emocional que tenía, en su lugar la lleva a pensar si sería mas fácil simplemente irse y dejar esa vida que la hacía tan infeliz. Se dio cuenta que por mucho que tuviera cosas que la gente apreciaba, ella realmente no las deseaba. Pensaba que su rol de madre y esposa era una obligación, una que no le permitió tener todas las fortunas que hubiera podido alcanzar haciendo lo que deseaba. Cuantas veces por realizar nuestro deber o encajar en la sociedad dejamos de lado aquello que realmente queremos, desde estar con una persona que no nos hace feliz, hasta estudiar algo que no queremos solo porque de esa forma si conseguiremos trabajo. Si vivimos de esta forma, tarde o temprano llegaremos a la crisis que vivió Laura, sentiremos que ya no somos nosotros quienes tenemos las riendas de nuestra vida y nos volveremos simples espectadores de que aquello que sucede y no tenemos el valor de cambiar.

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