Síntesis Sobre Algunas Reflexiones De Ortega Y Gasset Sobre El Igualitarismo.

EXCELENCIA Y DEMOCRACIA LIBERAL

El mejor hallazgo del liberalismo, es la libertad como derecho inalienable de todo individuo. Contra bolchevismo y fascismo, ortega defiende el liberalismo como condición de una vida humana autentica, excelente. El liberalismo “proclama la decisión de convivir con el enemigo, más aun con el enemigo débil”. Luego entonces, la democracia liberal, es el tipo superior de vida pública hasta ahora conocido.

Según ortega, es masa “todo aquel que no se valora así mismo”. Por el contrario, el individuo excelente es aquel que no se conforma con la identidad que lo asimila a los otros, y quiere diferenciarse de ellos.

Ortega y Gasset plantea como una alternativa la búsqueda de la excelencia como un deber, quehacer y destino humano. De esta forma, la excelencia se ubica en el plano opuesto a la mediocridad, en tanto que contrapone actitudes, hábitos y aspiraciones completamente distintas a las que derivan del relativismo en boga de finales del siglo XIX y principios del XX. Incluso, el filósofo español creía que la única forma de enfrentar la amenaza del relativismo era tomarse en serio la posibilidad de devenir seres excelentes, ya que rehuir ese destino es caer en los escalones más bajos de lo humano, es ahí donde se marca la diferencia entre lo humano y lo animal.

El hombre mediocre, escribe ortega, quiere opinar, pero no quiere aceptar las condiciones supuestos de todo opinar, de aquel que sus ideas no sean efectivamente sino apetitos con palabras, como las romanzas musicales; el mediocre, negándose a convencer a persuadir la acción directa en su medio pretende reducir a los resistentes a los que le demanda razones, doblegándolos por la fuerza. Como la fuerza física. La mediocridad no se detiene en los hombres comunes, alcanza también a los llamados expertos, especialistas. Esos tipos que de todo lo que hay que saber para ser un personaje discreto, conoce solo una ciencia determinada, y aún de esa ciencia solo conoce bien la péquela porción en que él es activo investigador, decía este excelente autor, que lo más grande de la sociedad burguesa, su parte más excelente, es atraída también por la corriente de resentida soberbia con que el mediocre desprecia la posibilidad de excelencia, más allá del muero de prejuicios con que fortifica su ego. En ese frenesí especializado no hay lugar para el pensamiento en general, para el pensamiento filosófico, o como hubiera dicho ortega una filosófica cultural. La filosofía es vida que, desposeída de su secreto, sale en busca de verdad, de autenticidad, en definitiva de sí misma.

El pensamiento es un riesgo, el riesgo de la verdad. Pensar es arriesgarse a no tener razón, pensar es arriesgarse a descubrir lo que no nos gusta de nosotros mismos, pensar es responsabilizarse de uno mismo, es, como diría ortega, la deuda que cada cual tiene consigo mismo.

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