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Teoria Tomista


Enviado por   •  27 de Marzo de 2013  •  1.040 Palabras (5 Páginas)  •  457 Visitas

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Restauración de la filosofía tomista

Los reducidos límites de un artículo de la índole del presente, no me permiten sino exponer brevísimas consideraciones acerca del interesante asunto que hemos indicado.

I. Cuando el racionalismo, engendro natural del protestantismo, barrenó por su base el edificio de la verdad, Descartes, apellidado el futuro filosófico, pone la primera piedra de su obra demoledora en su duda: cogito, ergo sum, pienso, luego soy.

La luz de la revelación cristiana, antorcha brillante que iluminó los horizontes de la filosofía católica, la que desvaneció las sombras gnósticas, acentuando las relaciones de la razón y la fe en las luminosas teorías de los Padres y apologistas de los primeros siglos; la que produjo ese período de la filosofía patrística, estudiada con entusiasmo por escritores inspirados en distintos criterios (1. Ritter, Cousin y Cardenal González, Arzobispo de Sevilla), la que siglos más tarde levantó ese colosal edificio de la escolástica, que en vano han intentado derrumbar los filósofos heterodoxos; la ciencia, hermana de la razón y la fe, toma hoy nuevo rumbo, y haciendo jirones el manto de la sabiduría cristiana, repite ante el universo el grito de rebelión lanzado en el paraíso «non serviam», abajo las trabas de la fe, fuera el ominoso yugo de la revelación, la razón es libre e independiente, la ciencia nueva debe variar de rumbo. Tal fue la consecuencia de la duda cartesiana.

La innovación hecha por este filósofo, aplicada por Bacon a la experiencia, y desarrollada por los discípulos de ambos en las dos esferas idealista y sensualista, hace una cruda guerra a la ciencia cristiana.

Pasando en silencio las teorías de Hobbes, Helvecio, Malebranche y Puffendorf, me fijaré rápidamente en la de Spinoza, Leibnitz y Locke, representantes los dos primeros de la tendencia idealista, y el último de la materialista.

De origen judío, partidario del nuevo método, y aficionado a los estudios teológicos, Spinoza fija su atención en el concepto de sustancia, base de su sistema teológico-filosófico. Para él no existe más que una sustancia: todos los seres son manifestaciones de esa sustancia; los fenómenos naturales, apariencias de la misma; Dios, el mundo y el hombre, son sustancialmente un mismo ser. El sistema de Spinoza es un panteísmo manifiesto.

Imbuido en estas ideas, desarrolladas con el aparato científico de un genio de primer orden, Leibnitz inventa su famosa teoría de la Mónada, y pretendiendo amalgamar las ideas platónicas con las cristianas y cartesianas, a pesar de sus esfuerzos titánicos, abre la puerta al evolucionismo transformista, que es una faz del panteísmo.

Condillac, Wolf, Reid y los Enciclopedistas, preparan el camino a la reforma indicada por Kant en Alemania, punto de partida de la filosofía novísima.

Largo espacio de tiempo se necesitaría para numerar y criticar los sistemas deducidos del formulado por el filósofo alemán; así es, que me limitaré a recordar, que la filosofía del autor de la Crítica de la Razón Pura, modificada por Fichte en su teoría del yo, reducida a sistema por Schelling en la Intuición del Absoluto, desenvuelta por Hegel en Movimiento dialéctico, sintetizada por Krause en el Panenteismo

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