UNIDAD IV EL JUICIO
Andrés LucasResumen8 de Noviembre de 2015
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UNIDAD IV
EL JUICIO
4.1 EL JUICIO (7 horas)
4.1.1 Estructura y características.
Si el pensamiento es una propiedad del homo sapiens, también es propio de éste dar a conocer esos pensamientos para comunicarse o por necesidad de relación. El instrumento, bien lo sabemos, es el lenguaje: palabras, frases, oraciones, párrafos y discursos.
Desde la primaria sabemos que la primera forma gramatical que conlleva un pensamiento completo es la oración, la cual se compone de sujeto, verbo y complemento, y puede ser afirmativa, negativa, interrogativa, expresiva, condicional, etcétera.
A las oraciones afirmativas y negativas, el lenguaje lógico las designa informativas, declarativas o enunciativas, y las llama proposiciones o enunciados. Las proposiciones se componen, ya más sintéticamente, de sujeto (de quien se afirma o se niega algo) y predicado (lo que se afirma o niega del sujeto).
ORACIÓN: … “Los rosales son plantas fanerógamas”
SUJETO VERBO COMPLEMENTO
PROPOSICIÓN “Los rosales son plantas fanerógamas”
SUJETO PREDICADO
Por su estructura gramatical, por componerse también de sujeto y predicado, algunos autores identifican al juicio con la proposición, de la misma manera que identificaban al concepto con el nombre de las cosas. No; la proposición es la expresión verbal del juicio; su signo de representación externa con que se reviste y cuyo estudio le compete a la gramática según la sintaxis de cada idioma.
Más por variados que sean los idiomas en su estructura, por variadas que sean las proposiciones, el contenido lógico que se halla en ellas, o sea, el juicio, no cambia. Por eso es que, mientras la proposición expresa al juicio, éste no expresa a la proposición, sino que es una operación del pensamiento en función del conocer. En otras palabras: una cosa es lo que pensamos siguiendo reglas lógicas y otra cosa es la manera de expresar eso que pensamos.
En el ejemplo: “Los árboles purifican el aire” la proposición expresa “un conocimiento bioquímico” que se ha producido en un juicio lógico. El juicio llena la necesidad de formular una verdad porque es una forma lógica que mira al conocer. La proposición en cambio, satisface la necesidad de expresarse en forma afirmativa, negativa, verdadera o falsa. Del juicio nos valemos para crear conocimientos; de la proposición, del enunciado y de la sentencia, para expresarlos.
Por su función predicativa, a diferencia del concepto (primera verdad), que tiene función aprehensiva, al juicio lo consideramos como “la segunda verdad” en el conocer. Un paso más.
La lógica simbólica o matemática maneja preferentemente los conceptos de proposiciones, sentencias y enunciados; por lo que también recibe el nombre de lógica sentencial y lógica enunciativa.
Definición e interpretación del juicio. Desde que tenemos uso de razón, podemos decir que nos la hemos pasado haciendo toda clase de juicios. Enjuiciamos a nuestros compañeros y amigos, a nuestros estudios y maestros, a la Universidad, a la política internacional, al desarrollo tercermundista, a nuestros gobiernos, a sus tremebundas deudas, etcétera, y todo como algo muy propio de la inteligencia y convivencia humanas. “Tener juicio” es un dicho muy popular que hace referencia a saber actuar, no por pasiones o intuiciones, sino racionalmente.
“Este libro es un curso de lógica”, “Este libro está forrado de plástico” son juicios muy sencillos que seguramente hicimos desde que lo tuvimos en nuestras manos.
Sin embargo, ya desde aquí podemos darnos cuenta de que para formular dichos juicios, “para poder juzgar al libro” hemos tenido que partir de un punto de vista que nos permitiera hacerlo. No lo habríamos podido juzgar si ignorábamos lo que significa “curso de lógica” y “forrado de plástico”, conceptos que ya teníamos, que ya habíamos ganado, y que ahora usamos para predicar sobre el libro a manera de puntos de vista.
Lo anterior muestra la gran liga que existe entre el concepto y el juicio, liga que por cierto, ya habíamos adelantado al definir el concepto como “predicable de posibles juicios”.
De modo que los juicios que hagamos de cualquier territorio de la cultura, como la ciencia, la política, el arte, la religión, etcétera, sin duda serán posibles por los conceptos que ya tengamos de dicho territorio; predicaciones que a la vez nos permitirán aumentar nuevos conceptos para enriquecer tales territorios.
“Este libro está forrado de plástico”, “Los libros forrados de plástico son símbolo de limpieza” para el primer juicio teníamos ya el concepto “forrado de plástico” que predicábamos del libro, y con esa predicación obtuvimos un nuevo concepto, y así sucesivamente.
Tener que mencionar los conceptos al hablar de los juicios ha propiciado que algunos lógicos consideren el juicio una simple combinación de conceptos. Es la definición que encontramos en la lógica tradicionalista: relación de conceptos que se convienen o no se convienen.
Según esta manera de entender el juicio, en el ejemplo “este libro está forrado de plástico” se trataría sólo de combinar el concepto “libro” con el concepto “forreado de plástico”, y su conveniencia o inconveniencia se la reservaría la cópula verbal está o no está. Esto es, se trataría de la asociación de un concepto llamado predicado con otro concepto llamado sujeto por medio de la cópula verbal que fija la aceptación o rechazo entre ambos.
La biología es una ciencia natural
SUJETO CÓPULA PREDICADO
Aquí, el concepto – predicado “ciencia natural” le conviene al concepto-sujeto “biología”, y eso lo sacamos de la cópula “es” (la cópula es lo que une o liga).
La física no es una ciencia social
SUJETO CÓPULA PREDICADO
Aquí el concepto-predicado “ciencia social” no le conviene al concepto sujeto “física”, y eso lo sacamos de la cópula “no es”.
El juicio es la determinación de equis materia de conocimiento desde el punto de vista que pone el predicado. ¿De dónde han brotado todos esos prejuicios o esas confusiones acerca de lo que es el juicio? Ni duda cabe: del mismo prejuicio de suponer que la tarea de la lógica es únicamente rehacer conocimientos y verificarlos, o que la lógica es mera gimnasia mental y no un instrumento metódico para hacer conocimientos.
Para Aristóteles, “el juicio es un acto del pensamiento que afirma o niega algo de algo”; para Kant, “el juicio es el conocimiento mediato de un objeto”, para Wundt “es la descomposición de una representación en sus elementos”, para la filosofía crítica neokantiana, “es la determinación de una equis materia de conocimiento desde el punto de vista que pone el predicado”.
División o partes del juicio. Dentro del juicio sólo son de considerar dos partes o elementos: el sujeto (S) y el predicado (P). Veamos ahora cómo deben entenderse cada una de ellas de acuerdo con la interpretación crítica.
El sujeto es la materia del juicio.
La materia se nos presenta en un objeto por conocer.
El sujeto es, entonces, algo que todavía no es conocido.
Sujetar a la materia a juicio es ponerla apenas para su conocimiento, pero tampoco es algo totalmente desconocido, porque ¿cómo poder, entonces, sujetarla?
El sujeto es, entonces, equis materia de conocimiento. Algo que todavía no es concepto (en tanto se le sujeta y en lo que le corresponde dentro del juicio) pero que va a ser hecho concepto (en la función judicativa).
Las realidades, antes de ser conceptos, no son más que incógnitas (x). Las incógnitas tienen que irse despejando y cobrando verdadera realidad paso a paso como solución a un problema de conocimiento.
El predicado es el punto de vista que nos permite hacer los enjuiciamientos.
El predicado es el concepto ya ganado que nos permite determinar el sujeto.
El predicado nos permite la función de captar un nuevo objeto de conocimiento.
En cuanto a la cópula, podemos señalar que para entender este supuesto tercer concepto del juicio, conviene recordar los dos sencillos ejemplos utilizados anteriormente: “Este libro es un curso de lógica”, “Este libro está forrado de plástico”. Dijimos que para formularlos dábamos por entendido que ya sabíamos a qué nos referimos con “ser un curso de lógica” o “no ser un curso de lógica”, o con “estar forrado de plástico” o “no estar forrado de plástico”; y todo esto completo, sin ninguna separación, es lo que estábamos predicando, sin tener por qué separar el predicado del juicio en verbo copulativo por un lado y el complemento por el otro.
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