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VESTIGIOS DE BARBARIE EN LA CULTURA: ¿ABOLIRLA PARA FUNDARLA?


Enviado por   •  31 de Mayo de 2017  •  Ensayos  •  1.844 Palabras (8 Páginas)  •  179 Visitas

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VESTIGIOS DE BARBARIE EN LA CULTURA: ¿ABOLIRLA PARA FUNDARLA?

No hay documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie. Walter Benjamin

Antes que todo, hemos de advertir que no pretendemos ofrecer aquí una definición única y acabada sobre lo que el concepto mismo de cultura refiera o signifique. !Nel, no haremos lo anterior! Pues de pretender hacerlo o pensarlo siquiera como posibilidad inteligible y real para nosotros seres humanos, estaríamos ya destinados y condenados al fracaso no sólo por la gran envergadura y altos vuelos que dicha empresa supondría, sino porque la Cultura es, ya desde sus inicios primordiales, un sumo fenómeno inacabado, inabarcable y siempre renovado a cada instante en el mundo.

Ahora bien, nuestro propósito en lo que sigue, es más bien formular algunas preguntas referentes al cuerpo vivo y sintiente con la intención de interpelar a éste desde el tuétano óseo que lo recorre hasta las cicatrices y marcas de su grasienta piel, para entonces sí (y esto como condición necesaria que no suficiente), poder sentir primeramente y ser1 sentido luego como cuerpos vivos... (tal y como quien recorre a las personas con el tacto visual buscando los vestigios que motivaron a rayarse el cuerpo con tatuajes distintivos de su singularidad, como hurgando entre la aguja y la tinta del sentido pasado; pero que bien y mal y, dicho de otro modo lo anterior, se trata de intentar partir de la sensibilidad misma del cuerpo vivo que muere y tiembla ante el horror de la cultura que nos atraviesa, ya por el hecho de participar de modo pasivo o activo del fenómeno de la cultura en cuanto tal.

¿Qué es propiamente la cultura y qué no lo es? Si pensamos esto por un momento y sin responder siquiera a esta pregunta, nos daremos cuenta que la cuestión implica y determina ya un supuesto determinante desde antes de poder formularla o plantearla. Supuesto que no podemos pasar por alto, en vista del peligro inherente a convertirse en una verdad “absoluta”, a partir del cual ya nada sea cuestionado. Simplemente por concebirlo como ya “dado” o “hecho” en cuanto tal; como por ejemplo, el de recurrir a la tautología de afirmar que la cultura es cultural y que A=A, pues con ello, nada añadiríamos al concepto ni al conocimiento del fenómeno y daríamos por sentado que nada más se puede cuestionar ni agregar.

Advirtamos pues que, con lo anterior, nos referimos al supuesto de qué y cuáles fenómenos abarcan y conforman la cultura propiamente hasta nuestros días y cómo se diferencia de aquello que es otro, extraño, distinto y ajeno al concepto que expresa y denota los fenómenos de la cultura (así, en plural). ¡Primera discriminación y exclusión de entidades! Pues, ¿en qué se distingue la cultura de otros fenómenos y cómo podemos distinguirla de aquello que suponemos no lo es?, ¿acaso podemos hablar siquiera de algo así como la “la” cultura sin recurrir con ello a superlativos que denoten supremacía o excelencia de una respecto a otras?, ¿de qué criterios servirnos pues?...

Podemos predicar a grandes rasgos, que la cultura (durante al menos los últimos 5 milenios) se distingue por ser un gran fenómeno tempoespacial e histórico, constituido e instituido por una gran variedad y multiplicidad de elementos y fenómenos constituyentes que la conforman desde, en y a partir de la historia del ser humano en el mundo, pero siempre en transformación y concebido o dado a luz como cultura y no ya como simple parto de la Naturaleza sin más. Con lo cual, podemos afirmar que el mundo y la cultura desplegada en éste hasta el tiempo ahora, implica ya una radical y continua oposición entre lo que podríamos llamar “naturaleza natural” del planeta y el mundo histórico cultural de la humanidad. Puesto que la cultura es diferencia, oposición y

1 SER: verbo en infinitivo que denota su inacabamiento.

afirmación de lo humano ante la negatividad, hostilidad o peligro de los otros y de todo lo ajeno que amenace la supervivencia de lo humano como tal.

Así pues, lo que nosotros conocemos y a lo que tenemos acceso, es de hecho, un mundo cultural histórico y no la Naturaleza como material puro y bruto, ya que, como se sostiene aquí, no es este el caso para ninguno de nosotros. Y si bien se advierte con esto último cierto antropocentrismo (es decir, que todo parte y gira al rededor de la historia del humano), no lo es en el sentido de ensalzarnos y regodearnos en nuestra estupidez de creernos seres superiores respecto a otras especies por el hecho de realizar y erigir cultura, etc., sino tan sólo señalar que tales elementos (como los culturales) son producidos y consumidos en su totalidad, por el ser humano en la historia del mundo; (de su mundo claro, que no de su propiedad puesto que la Tierra no es de nadie). Pero, ¿qué elementos son estos que producimos y consumimos?

Básica y primordialmente se puede afirmar y desplegar la vida humana en el mundo, luego de instituir, constituir y fundar organismos que regulen (ya desde las comunidades primitivas del paleolítico hasta las sociedades modernas que conforman hoy los estados nacionales), que promuevan y organicen uno o varias finalidades y propósitos para el desarrollo de la vida humana en la cultura y la historia del mundo. Y esto, gracias al poder de crear acuerdos y contratos fundamentales para garantizar, proveer y dar lugar a su propio desarrollo y cultivo de cada una de las culturas en el planeta. Es decir, el de fundar instituciones capaces de abarcar y ocuparse de ámbitos como el económico,

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