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Vigencia del Pensamiento de Bourdieu


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2022  •  Ensayos  •  2.317 Palabras (10 Páginas)  •  47 Visitas

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                Universidad Autónoma del Estado de México

Facultad de antropología

Tendencias en Antropología

Profesor: Sergio Moctezuma Pérez

Ensayo: Vigencia del Pensamiento de Bourdieu

Flores Villavicencio José Francisco

Grupo 7 C         2019

Crisis humana, desfragmentación del ser, acumulación irracional de capitales, la lucha constante entre agentes por aquellos y la reflexividad epistemológica como camino a la libertad del ser.

La forma más sensata y austera de abordar la vigencia del pensamiento de Bourdieu es sea a través de las crisis, la enajenación del pensamiento la ruptura y la violencia presentes en el siglo XXI siendo estas las mismas en esencia y cambiando de forma en función del contexto en que  se manifiestan, a través de una serie de reflexiones, ya que pretender elaborar una metodología sea demasiado pretencioso. Las reflexiones también contendrán una serie de propuestas implícitas de temas para investigación, desde la noción ontológica del ser; de la música y la producción epistemológica critica que reavive la fiesta de lo colectivo.

Asimismo, es un humilde intento por repensar lo que en algún momento Foucault llamo "caja de herramientas"; pretender avanzar sin reflexión quizás sea igual o más peligroso que él no pensar, porque el tesoro más importante del hombre y desde mi punto de vista sea la lógica, ya que esta nos permite observar el todo sin aferrarnos a algo y además nos dota de la capacidad de maravillarnos frente a un mundo que no es enteramente nuestro sino de "nosotros".

Probablemente esto resuma adecuadamente uno de los objetivos de este trabajo: “En primer lugar, no dejéis que nadie gobierne vuestra mente ni vuestro cuerpo y emplead especial atención para no poner límites a vuestras ideas porque se puede ser un hombre libre a pesar de sufrir ataduras más fuertes que las de un esclavo. Escuchad a los hombres, pero no os entreguéis a ellos en cuerpo y alma". (Paolini 81:2002) [1]

¿Es acaso la crisis humana y la desproporción del ser un elemento oculto que permea los diferentes campos sociales así como la forma de relacionarnos los unos con los otros?

Por crisis humana damos cuenta de una pugna y lucha constante entre los diversos agentes del entramado social, derivada de una necesidad primordial de reconocimiento y validez existencial, en tanto que la desproporción es expresada en términos de Paul Ricoeur como la no coincidencia entre lo finito -que es el carácter- y lo infinito -la felicidad en el hombre, estas dos perspectivas afectan la apertura al mundo de las cosas, de las ideas y de los valores; por carácter entendemos una forma de ser, que para la practicidad de este ensayo interpretaremos como "habitus" que Bourdieu define como:

"Los acondicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia [...], sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser el producto de la obediencia a reglas, y, a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser producto de la acción organizadora de un director de orquesta".  (Bourdieu 1991:92).

Es así visualizamos un orden y estructura que envuelve al ser humano en todo momento, incluso a niveles cognoscitivos, que tiene como finalidad regular y dirigir su existencia, es un orden oculto que condiciona y genera sus prácticas, el arje de esto (en términos de Bourdieu) la encontramos en una lucha histórica entre agentes sociales (por el poder), en su búsqueda de la acumulación de capitales y el poder que derivan de estos, además de que en todo momento aquellos buscan el reconocimiento de sí mismos con otros, no en términos de otredad sino en homogeneidad "reconozco y doy validez de la existencia de alguien igual a mi; mientras que la diferencia es motivo de segregación por su condición de extraño".

En ese sentido sigue el camino de Foucault, en el que lo anormal y lo normal son una forma de ejercer un poder coercitivo y controlador que vigila y castiga aquello que se separa de lo previamente dado, ya que pone en riesgo su estructura y continuidad; quizá a Foucault le falto mencionar que normalmente la violencia ejecutada por otros parte del miedo provocado por el desconocimiento e ignorancia, auspiciada (como no puede ser de otro modo) por los mecanismos de poder ejercidos por los agentes sociales con los suficientes capitales para detentarlo, si los yuxtaponemos al siglo XXI, podemos nombrar a los medios de comunicación, el Internet, la prensa e incluso a la producción científica epistemológicamente irreflexiva y carente de conciencia social.

Para Bourdieu el instrumento por excelencia en esta lógica es la Televisión, ya que a través de esta se nos vende un mundo imaginario que es un escape a la realidad concreta objetiva y subjetiva, es una forma de control y enajenación que mata la autenticidad del hombre, ya que pretende homogeneizar una forma de pensamiento que se verá reflejada en las prácticas culturales.

La industria musical es otro claro ejemplo, en esta hallamos un tipo de música que nos vende la idea de que "los latinos viven en un perpetuo fin de semana, disfrutando del sexo y las drogas", si partimos de la idea de que la música es un reflejo de nuestra conciencia a un nivel puramente abstracto y que además expresa diferentes aspectos de nuestro ser, hemos de preguntarnos lo siguiente ¿Qué cultura tan triste hay que tener (vivir) para que la música solo represente un aspecto de la vida del hombre?, entendido ese aspecto como el sexo heterosexual y la fiesta, que a fin de cuentas encaminan la practica cultural hacia la violencia de género y la irreflexión.  

Sin embargo entramos en pugna con la noción de felicidad propuesta por Paul Ricoeur y la práctica de Bourdieu porque cada una explica la producción del ser humano de diferente manera, para el primero, esta (a partir de Platón):

Puesto que todo conocimiento y toda elección tienden a algún bien, volvamos de nuevo a plantearnos la cuestión: cuál es la meta de la política y cuál es el bien supremo entre todos los que pueden realizarse. Sobre su nombre, casi todo el mundo está de acuerdo, pues tanto el vulgo como los cultos dicen que es la felicidad, y piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz. (Aristóteles, Ética Nicomáquea 13)

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