VIGENCIA DE LA MEMORIA Y PENSAMIENTO DE MONSEÑOR GERARDO VALENCIA CANO
kenisami25 de Octubre de 2013
12.787 Palabras (52 Páginas)1.117 Visitas
VIGENCIA DE LA MEMORIA Y PENSAMIENTO DE MONSEÑOR GERARDO VALENCIA CANO
Introducción. Elementos preliminares para contextualizar el pensamiento y la praxis de Monseñor Gerardo Valencia Cano
Gerardo Valencia Cano, hijo de tierras antioqueñas, nace en los avatares del siglo pasado en el municipio de Santo Domingo el 26 de agosto de 1917. Reconocido y recordado por su compromiso radical a favor de la vida y de los desposeídos, fue apodado por sus detractores el “Obispo Rojo”, debido al asocio de su accionar con las ideas comunistas, en pleno auge en tiempo de su labor pastoral.
Su ministerio sacerdotal coincide en parte con la época dictatorial de Brasil (años 1964 -1985), donde al igual que a él, en este país otro jerarca católico, el obispo Hélder Cámara, había recibido también el calificativo de “Obispo Rojo” por las misma razón que Gerardo, la pretensión de tildarlos de comunistas como una táctica típica del modelo capitalista de estigmatizar y condenar a quienes no asumen dicho modelo e ideología.
Monseñor Valencia no escapó a las descalificaciones y estigmatización de quienes ostentaban el poder, pero no lograron amedrentar al igualmente denominado “Profeta del Litoral Recóndito” , por parte de quienes han reconocido su labor pastoral en el Pacífico colombiano. Su defensa del negro porteño fue una abierta crítica al imperante sistema económico instaurado en esta región, donde inaugura como vicario, una Iglesia crítica, de frente a la realidad sobre la que le corresponde actuar. El siguiente fragmento es un retrato de las posiciones críticas del obispo:
No podemos ser solidarios de sistemas y estructuras que favorecen desigualdades graves y opresivas entre las clases. Para reparar los errores del pasado y dar una solución de los males actuales, no debemos cometer nuevos errores, porque irían contra el evangelio, contra el espíritu de la iglesia y contra los propios intereses de los pueblos. (citado en Arboleda, 2003: 5).
Su capacidad de denuncia es muestra de su talante, intuición y pensamiento, para quienes en su período de ejercicio pastoral le conocen por primera vez. Ante un centenar de personas en Quibdó (departamento del Chocó), alza su voz contra la continuidad de la esclavitud del negro y la depredación de la Costa Pacífica colombiana:
Nada más absurdo que llevar la reforma agraria, modelo INCORA, es una región donde la tierra es de la comunidad. Una verdadera reforma en el Litoral debería hacerse en el sistema empresarial de las industrias de explotación, dando acceso a todos los obreros, tanto en la participación en los beneficios como en la dirección de la empresa.
En el Pacífico de hoy persiste la continuidad de las situaciones observadas por Monseñor Valencia Cano, un sostenido extractivismo y un proyecto de modernización desarrollista, que agudizan las condiciones de marginalidad histórica, donde se instaura un conflicto social y armado en escalada desde los años noventa, dos décadas después de su muerte. Al mismo tiempo, se construye un movimiento de reivindicación étnico territorial del contexto rural y urbano, que hace uso de figuras como él, en su propia búsqueda y validación de sentido desde el pensamiento, historia y devenir de lo local.
Por eso un ejercicio de reconstrucción de la memoria y pensamiento de Gerardo Valencia Cano, implica “deshacer los pasos” de quien habitó los ríos y calles del Puerto de Buenaventura. La mayor parte de la información escrita sobre el obispo, corresponde a libros que describen aspectos de su biografía, donde aparecen también poemas y anotaciones personales de Monseñor que reflejan su visión reivindicativa y compromiso con el Pacífico. En buena parte estos son escritos por religiosos y laicos vinculados a la Iglesia, que lo conocieron y admiraron por su obra, estos textos son valiosos como testimonio de su vida, pero adolecen de una visión política y crítica . De otro lado, existen algunos artículos que incorporan un abordaje de dicha faceta, en la reconstrucción y emergencia del anonimato de la vida de personajes protagónicos en la historia del Pacífico (Arboleda, 2003).
En el plano de la pervivencia de la memoria, escritos y fragmentos sin intencionalidad académica, recogen palabras de Monseñor como inspiración para la denuncia de la violación de los derechos humanos y el etnocidio del pueblo afro pacífico de hoy; o vuelven sobre aspectos de su vida en entrevistas y relatos que se publican en cada conmemoración del aniversario de su muerte .
En medio de una cultura eminentemente oral, la indagación por el pensamiento de Monseñor Gerardo Valencia Cano, implica adentrarse en los recuerdos de la gente que lo conoció, identificar su legado disperso en sus obras por todo el puerto (escuelas primarias, colegios técnicos, institutos de educación no formal, albergues entre otros), y observar la “reetnización” de su discurso y figura a la luz del planteamiento del movimiento social de comunidades negras, y los organismos de defensa de los derechos humanos.
El presente texto recoge parte de lo que ya se ha anotado sobre Gerardo Valencia Cano en cuanto defensor activo del pueblo negro, ofreciendo además una elaboración de su pensamiento y praxis desde la visión política de la “teología de la liberación”, también conocida como teología latinoamericana. Articulados a este “movimiento sísmico” que tuvo lugar en Iglesia católica de Roma desde los años sesentas, se redefinen y resignifican unos fundamentos teológicos básicos para dar una estructura de pensamiento a los hechos de Monseñor, logrando una mayor comprensión de los mismos en un marco eclesiástico con incidencia política en las bases organizativas.
Debe aclararse, sin embargo, que no hubo en él una intención abiertamente deliberada por auto adscribirse a las ideas de un movimiento o grupo de tendencia de izquierda en particular, menos aún, como en el caso de otros sacerdotes o religiosas, militar a su interior; siempre se asumió como hombre de Iglesia y en ejercicio de su labor pastoral. Sin embargo encuentra identidad en algunos aspectos de la ideología de izquierda, su pensamiento coincide con el discurso de la injusticia del sistema social y la existencia y reproducción histórica de los lugares del opresor y el oprimido, incorporando además, la crítica antiracista, haciendo posible cuando aún no se hablaba de inculturación, una evangelización desde y para lo negro porque concibe que Jesús vive entre el pueblo del Pacífico.
Visión política latinoamericana pero también teológica, se proponen entonces en este texto como marco para abordar la obra del “Profeta del Litoral”, también llamado “Hermano Mayor” por quienes le manifestaron su afecto. Antes de pasar a su obra, deben dejarse expuestos unos elementos preliminares que luego serán abordados más profundamente, para la comprensión y relectura bíblica que desde la opción por los empobrecidos, se le hace al modelo teológico dominante. Para abordar el pensamiento y acción de Monseñor Gerardo Valencia Cano, deben redefinirse de antemano tres conceptos claves bajo su óptica: “Reino de Dios”, “Iglesia” y “Pastoral”.
En primera instancia, el Profeta del Litoral, anuncia el reino de Dios al pueblo empobrecido y enérgicamente desenmascara y condena el pecado social, dos elementos que constituyen el discurso del obispo de Buenaventura. Esta posición traerá como consecuencia al profeta la tríada de juicio, persecución y muerte por su testimonio de vida. Sin descuidar el segundo elemento (la denuncia), que es consecuencia del primero, (práctica y vivencia del reino de Dios), el centro del mensaje y misión de Monseñor en el Vicariato de Buenaventura, a los negros y negras del Litoral Pacífico es el anuncio del reino de Dios:
El reino de Dios comienza en esta vida, con nuestro compromiso conciente, constante y valiente con Cristo, no con el crucifijo, sino con el Cristo histórico, de ayer, de hoy y de siempre, que nos reclama una confesión de nuestra fe a cada paso que damos (Valencia Cano, 1992: 68).
Para ello debe anotarse cómo el Jesús del que habla la Biblia griega; humano, histórico y profético, que inaugura su vida pública aproximadamente a los treinta y cuatro años, el que fue adueñado y desposeído de su humanidad por el Imperio Romano de Constantino , del que Gerardo Valencia predica inaugura su vida pública diciendo: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva”. El reino de Dios, no es un lugar para unos pocos “buenos” después de muerto o premio otorgado por Dios dado el comportamiento en la tierra, es el acompañamiento que Dios hace a todo un pueblo en su camino de salvación y liberación. Coinciden los especialistas en el tema, que no es Dios ni la Ley el centro de su predicación ni mucho menos él, por el contrario el eje central de su mensaje y misión es la “buena nueva” o “buena noticia”, que significa evangelio en griego.
Monseñor Gerardo Valencia Cano incorporó y actualizó en su pensamiento y praxis, el mensaje de la buena noticia de acuerdo al contexto. Al conocer la realidad de Buenaventura y la injusticia a la que era sometida esta zona, denuncia con vehemencia:
¿Y el Instituto de Crédito Territorial? Otro engaño oficial para la ciudad. Que miren las casas que se están adjudicando a precio de oro en el barrio La Transformación ¿Dónde tienen un programa que verdaderamente favorezca a los pobres de los barrios de la marea? El gobierno
...