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Xavier Zubiri


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  2.434 Palabras (10 Páginas)  •  486 Visitas

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Xavier Zubiri, vida y obra

Xavier Zubiri Apalategui es uno de los pensadores más originales de nuestro tiempo. Su filosofía, situada en la senda abierta por Husserl y por Heidegger, desemboca, más allá de la conciencia y de la existencia, en la aprehensión primordial de realidad. Esto le permite a Zubiri una nueva idea de la inteligencia, y una nueva idea de realidad. Es justamente la raíz de una nueva filosofía. Desde el análisis de la inteligencia sentiente, Zubiri ha podido abordar prácticamente todos los grandes temas de la filosofía clásica: desde la materia hasta la libertad, desde la evolución hasta el problema de la voluntad, desde la historia hasta el problema de Dios. Una gran síntesis filosófica que aún espera ser comprendida más exhaustivamente, aplicada a nuevos campos de saber, y conducida a nuevos niveles de radicalidad filosófica.

Xavier Zubiri nació en San Sebastián (Donosti), en el año 1898. Tras estudiar en el Colegio de Santa María de esa ciudad (1905-1915), el joven Zubiri inicia sus estudios de filosofía y teología en el Seminario de Madrid. En esa ciudad reside como estudiante externo, en una pensión, y allí recibe las primeras influencias decisivas para su formación como filósofo. Especialmente importante es el encuentro con José Ortega y Gasset, a comienzos del año 1919. Ortega introduce a Zubiri en las principales corrientes del pensamiento europeo, y especialmente en la fenomenología de Husserl, un punto de referencia capital para entender la evolución posterior del pensamiento de Zubiri. Ortega había señalado que con Husserl se iniciaba en la historia de la filosofía una tercera metáfora, más allá de la metáfora antigua del ser humano como trozo del universo, pero más allá también de la idea moderna de la conciencia como continente del mundo entero. Husserl pretende una vuelta, más allá de las grandes teorías metafísicas antiguas y modernas, a las cosas mismas, para obtener desde ellas los elementos de una filosofía libre de presupuestos no justificados. El análisis husserliano de la conciencia muestra la constitutiva referencia del polo noético de la misma a su polo noemático, del sujeto al objeto. Esta intencionalidad de la conciencia impide su sustantivación, y abre a los ojos de Ortega, y también del joven Zubiri, la posibilidad de un nuevo horizonte para el filosofar.

Entre los años 1920 y 1921 Zubiri estudia filosofía en el Instituto Superior de Filosofía de la Universidad Católica de Lovaina. Durante el mes de noviembre del año 1920 se traslada brevemente a Roma, donde obtiene su doctorado en teología. En Lovaina Zubiri se encuentra con profesores como L. Noël, interesados en aprovechar todas las posibilidades del pensamiento de Edmund Husserl. La filosofía de Husserl, que en aquél momento está transformando el panorama filosófico europeo, es el objeto de la memoria de licenciatura que Zubiri presenta en febrero del año 1921 en Lovaina, y que se tituló Le problème de le objectivité d'après Ed. Husserl. I: La logique pure. El 21 de mayo de ese mismo año, Zubiri presenta en la Universidad Central de Madrid su tesis doctoral de filosofía, dirigida por Ortega, y titulada Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio. Esta tesis, publicada con algunos cambios en el año 1923, constituye la primera obra sobre Husserl en lengua no alemana, y en ella Zubiri va tomando una posición personal dentro del movimiento fenomenológico, que podría llamarse "objetivista". Por otra parte, en el mismo año 1921 Zubiri fue ordenado sacerdote en Pamplona.

En el año 1926 Zubiri gana por oposición la cátedra de Historia de la Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Un magnífico grupo de pensadores, dispersados después por la guerra civil, comparten en aquellos años las aulas con Zubiri: Ortega y Gasset, Adolfo Bonilla San Martín, Manuel B. Cossío, Julián Besteiro, Manuel García Morente.... En el año 1929 Zubiri se traslada a Friburgo de Brisgovia, con el objeto de ampliar sus estudios, y allí sigue cursos con Husserl y con Martin Heidegger. La reciente publicación de Sein und Zeit había convertido a Heidegger en el continuador y radicalizador de la fenomenología de Husserl. La conciencia de Husserl era desfondada, mostrando que la constitutiva imbricación entre el ser humano y el mundo se da ya en la misma "ex-sistencia". El existente humano, enfrentado a la nihilidad y a la muerte, comprende que las cosas son, pero podrían no ser, y así se le desvela el ser de las cosas. Esta desvelación descubre ciertamente el ser de las cosas (y no el propio ser), pero solamente tiene lugar en el existente humano, quien por ello consiste en ser el "ahí del ser", el Dasein. Zubiri asume de un modo entusiasta esta radicalización de la fenomenología, pero al mismo tiempo permanece crítico ante las ideas de Heidegger, como tuvo ocasión de manifestárselo al filósofo alemán en alguna ocasión. La pregunta heideggeriana por el ser a partir de la nada refleja, para Zubiri, la pervivencia de ideas filosóficas de origen teológico que han caracterizado a toda la modernidad. Más allá del ser, dirá Zubiri, está la realidad aprehendida en el contacto inmediato con las cosas.

Posiblemente estos intereses coinciden con algunos de sus estudios de aquellos años. En 1930 Zubiri se encuentra en Berlín, donde conoce, entre otros, a Einstein, Schrödinger, Zermelo, y Jaeger. Gran parte de sus esfuerzos en estos años están dedicados a estudiar los nuevos avances en la física, y a sus consecuencias para la filosofía. La nueva física de Einstein y de Plank está revolucionando el panorama del conocimento. Las teorías especial y general de la relatividad cuestionan la imagen clásica del espacio y del tiempo, que ahora aparecen vinculados directamente a la masa y al movimiento. Pero la idea misma de materia se transforma definitamente al aparecer la nueva mecánica cuántica. La evolución filosófica de Zubiri no permanece ajena a estos cambios, sino que pretende integrarlos en su pensamiento. De hecho, Zubiri pensaba que estos cambios en el mundo científico, paralelos a otros que por aquél entonces sucedían en el mundo del arte y en toda la cultura, necesitan un instrumental filosófico completamente nuevo, el cual solamente podrá alcanzarse si los descubrimientos de Husserl y Heidegger son llevados a un nuevo nivel filosófico.

En el año 1931, Zubiri se reincorpora a su cátedra en Madrid. Son años agitados en la política nacional, a partir de la proclamación, en abril de ese año, de la Segunda República española. En estos años Zubiri elabora algunos de los trabajos más decisivos para entender su trayectoria filosófica posterior. Como catedrático de historia de la filosofía, Zubiri puede

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