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ÉTICA EN LA FAMILIA Los cuatro acuerdos(libro)


Enviado por   •  31 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  2.326 Palabras (10 Páginas)  •  294 Visitas

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ÉTICA EN LA FAMILIA

La educación ética en la familia, responde a la convicción de los autores sobre que el mundo de la vida familiar tiene un carácter originario porque establece las coordenadas desde las que cobran sentido y valor gran parte de los asuntos con los que la persona se tiene que ver en la vida. Aunque la familia pueda plantearse como una referencia educativa más entre otras, no tiene el mismo valor que otras porque es la primera y más básica desde la que se han ido construyendo las otras. Es como un eje de coordenadas sin el que es difícil situar el resto de experiencias o vivencias del sujeto. La familia es la realidad privilegiada y originaria en la que las personas nacen, aprenden inicialmente a resolver los problemas de su vida, desarrollan el núcleo básico de sus convicciones, de sus emociones y de sus conductas, o dicho de otra manera, el núcleo básico de su carácter, o ética, o modo de ser, y aprenden las modalidades originarias con las que se perciben a sí mismas, con las que se relacionan con las otras personas y con las que interpretan los diversos elementos que constituyen el medio cultural y social al que pertenecen. La influencia de la familia en la construcción de la identidad personal, en qué consiste la dimensión ética de la identidad personal y qué pueden hacer los miembros adultos de la familia para la promoción de la misma. Las identidades personales son construcciones logradas mediante los procesos de socialización e individualización, procesos en los que la familia juega un papel importante y decisivo. El proceso de socialización consiste en el aprendizaje que viene de la interacción constante entre el niño y los miembros de la familia que le son significativos o importantes; que le ofrecen conocimientos, actitudes, valores y costumbres; que satisfacen sus necesidades y establecen relaciones emocionales que caracterizarán, probablemente durante mucho tiempo de la vida, su estilo de adaptación a los diferentes ambientes en los que vivirá. Y, en tal socialización, el niño no es sólo perceptor pasivo de influencias familiares sino también sujeto agente, que se individualiza y construye la propia identidad como “persona diferenciada”, al hilo de cómo va elaborando las influencias recibidas del contexto familiar. La dimensión moral de la identidad personal, en sentido estricto, consiste en lo que el niño o joven asume como suyo de todo aquello que se le ofrece desde el contexto familiar o social. Para construir una identidad es necesario que el niño elija y redefina su personalidad: lo que verdaderamente es importante para él, lo que le atañe y lo que no. Varias son las líneas de acción que se ofrecen a la familia para fomentar el desarrollo ético de sus hijos, entre ellas: mostrarles el rico mundo de los valores para que decidan por sí mismos, mantener sobre los mismos una coherencia básica, fomentar la capacidad de producir relatos y escucharlos, cuestionar y combatir los estereotipos sociales que transmiten contravalores de género o racistas o consumistas, tener y manifestar expectativas positivas sobre los hijos, favorecer las relaciones con la comunidad de vecinos o del barrio y con la comunidad humana, y, siempre, mostrar afecto con el uso adecuado del tacto, de la mirada y de la palabra. El papel educador de la familia, de los diversos tipos actuales de familia y de las consecuencias para la formación ética de los hijos que se derivan de cada uno de ellos. Se argumenta la necesidad de democratizar las relaciones familiares y de dedicar tiempo a los hijos; también se aducen las razones para la educación en los valores. La educación ética en la familia valores éticos de la tolerancia, la solidaridad, la honestidad, la veracidad, la justicia, el respeto a los demás y a la naturaleza. Por último, se dan pautas para la mejora de los estilos educativos de la familia. El papel que juega la familia en la construcción de la identidad ética de los hijos e hijas y argumenta las razones por las que está dedicado a la autonomía. Se defiende que el contexto familiar puede ser o bien un ámbito propicio para el desarrollo de la autonomía ética o bien un riesgo para la misma, por lo que se propone a los padres, en el caso de que opten por la autonomía ética de los hijos, la aceptación de unos principios y de unas estrategias educativas. El primer principio que tienen que asumir los padres es que nadie aprende valores éticos por la fuerza; un segundo principio que los padres tienen que asumir es la veracidad o coherencia entre lo que piensan, dicen y hacen y, como tercer principio, la presencia de unas relaciones familiares flexibles y democráticas. En cuanto a las estrategias a seguir, se proponen la enseñanza de los valores morales, el ejercicio de la autoridad paterna y materna, el fomento del pensamiento crítico de los hijos, el aprendizaje del control emocional, la existencia de unas normas de disciplina y unas relaciones familiares basadas en el diálogo y en la convivencia democrática. El papel de la familia en la formación de la responsabilidad ética. Los contenidos que trata están referidos a las relaciones entre autonomía y responsabilidad, a las razones por las que hoy la educación en la responsabilidad merece una atención especial, al significado de responsabilidad ética, a la responsabilidad ética por la familia, por la comunidad a la que se pertenece y por la comunidad humana. La última parte del capítulo presenta estrategias pedagógicas que orientan las prácticas familiares para la educación en la responsabilidad ética hacia la naturaleza, la cooperación con los excluidos, el consumo, el servicio voluntario a la sociedad, la deliberación y la participación en la sociedad civil.  Los aspectos más importantes relacionados con la convivencia en la familia y a proponer algunas estrategias educativas que se consideran especialmente adecuadas. Analiza la importancia de la participación de todos los miembros de la unidad familiar en la organización de las tareas y actividades, en la toma de decisiones, en la elaboración de las normas, y valora los efectos positivos que ello tiene para la autonomía, la autoestima y la adquisición de competencias por parte de los hijos. Se estudia el tema de la comunicación en la familia al considerarlo básico para que los valores éticos sean conocidos, comprendidos y asumidos por todos sus miembros. Por ello, se analizan brevemente los problemas más evidentes de la comunicación y se proponen un conjunto de estrategias educativas que la facilitan. Finalmente, aborda el complejo tema de la disciplina, entendida desde planteamientos democráticos, considerando que ésta es necesaria para la formación de los hijos como personas autónomas y responsables. Se hace una propuesta educativa en base al establecimiento de normas democráticas en cuya elaboración participen todos los miembros de la unidad familiar, puesto que se trata de que todos sientan las normas como propias y asuman los valores que las sustentan; así mismo, se proponen los procedimientos más adecuados para tal elaboración de normas. Para finalizar esta presentación, dos advertencias. La primera, se usan con igual significado los términos ética y moral; licencia que nos hemos permitido atendiendo a la etimología de ambos términos. La segunda, con frecuencia se usa el masculino como comprensivo del género masculino y femenino, aunque tal licencia es actualmente muy discutida, probablemente con razón.

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