Ética Y Ibertad

Ética y Libertad

Los problemas de la libertad

Libertad e indeterminación

La libertad es el problema fundamental de nuestro saber del hombre y de nuestro hacer; pues a pesar de que pareciera que son preguntas resultas se plantean de nuevo y con urgencia las viejas cuestiones.

Kant afirma que la razón práctica si es pura y absoluta y si es independiente del mundo sensible y la experiencia vital. Y lo es, en la medida en que la razón es libre y porque la libertad se considera total indeterminación. La razón científica adquiere su capacidad cognoscitiva en la medida en que se une a la realidad espacio-temporal y pierde su intención de ser y conocer algo aparte y absoluto.

La libertad es el fundamento de la condición ética del hombre y de la autenticidad moral. No se trata de la completa autonomía, la interioridad e intencionalidad puras, sino del carácter esencialmente incondicionado e incomunicado que tiene el ente libre. Implica indeterminación y espontaneidad y que estas por definición no caben dentro de un régimen de pura causalidad necesaria o determinista, que es la que con frecuencia se ha creído prevalece en la totalidad de la naturaleza.

Determinismo y libertad

Otro problema que tenemos con la libertad es el determinismo, el cual comenta que por lo que tenemos en un lado que libre, por el otro recibe su determinación, de índole fatal o necesaria. La supuesta libertad, no es entonces si no destino interior, ciego y subterráneo. Hay inequívocamente crisis de la libertad y de la dignidad humana; estas no parecen tener lugar en la vida contemporánea.

La inmanencia de la libertad y la dignidad

Enseguida encontramos otro problema, el cual es la inmanencia; la cual nos comenta que la determinación e indeterminación son datos de experiencia, que parecen formando una trama indisoluble en la existencia humana, sin que sea en realidad una más patente que la otra. Los factores determinantes no interfieren en el ámbito de la libertad, no lo reduce, invade ni lo agota.

Los dualismos ni monismos totalizantes pueden ofrecer una comprensión adecuada de lo humano en general, ni de lo ético en particular. La ontología y la dialéctica no son solo unidad indisoluble, sino son un sentido concreto, los cuales no son especulativos que logran captar la integración efectiva de la libertad y de la determinación.

En la medida que el existencialismo no fundamente plenamente la comunidad y la genuina comunicación interhumana, y que no de razón del amor en su sentido ontológico y radica, el existencialismo no funda propiamente la ética. La ética requiere ciertamente una reivindicación de la espiritualidad humana. Si la ética es capaz de superar los dualismos y los prejuicios de una esencia humana cortada de la naturaleza, en esa medida podrá asegurar también la felicidad.

La presencia del pasado

La ética del presente no puede gestarse sin pasado y sin memoria. El pasado puede ser iluminado u obscurecido por el presente, tanto como el presente lo es por el pasado. Pues aunque éste sea en sí inalterable es posible alterar, si no su

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