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ALBA Y ALCALA


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  2.985 Palabras (12 Páginas)  •  478 Visitas

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Introducción

La integración Latinoamericana y Caribeña cuyos propósitos se han vistos frustrados en sus intentos anteriores, se convierte hoy en una condición de lucha por la subsistencia y desarrollo. América Latina y el Caribe tienen que exigir con fuerza una relación de respeto y cooperación y esa fuerza, solo puede emanar de la unidad de nuestros pueblos. Ella nos abre espacios nuevos en un mundo complejo, donde los intereses de los pequeños países subdesarrollados suelen quedar olvidados con frecuencia. En este empeño de identificación, debemos partir de lo que nos une, consentido realista y suficiente voluntad política, apoyados en la perspectiva regional y tercermundista e inspirados en las ideas supremas de los fundadores de Nuestra América cuya expresión más alta es Simón Bolívar y Martí que soñaron con "Nuestra América" unida coma una sola nación. La integración no puede condicionarse solo con sus ribetes económicos. Los espacios comerciales, financieros y de inversiones han sido puntos de arranque importantes, pero no son los únicos si queremos andar por caminos firmes. Por tanto en el contexto de la metamorfosis del capitalismo de fines de milenio y en medio del proceso de transnacionalización, la integración ocupa un papel importante.

Papel de Venezuela en la transformación revolucionaria de

América latina y el Caribe

Venezuela está transitando por una situación muy especial, diríamos que única: es la primera vez que el pueblo venezolano asume un rol protagónico en la construcción de su propia historia. Es la primera vez que conquista su dignidad y que hace realidad una ciudadanía que antes era letra muerta. Para hacerlo tuvo que barrer las rémoras de décadas de estéril y corrupto bipartidismo, y enfrentar a una poderosísima constelación de intereses –las clases dominantes tradicionales, la iglesia, el sindicalismo amarillo, los grandes monopolios mediáticos, la partidocracia decadente; etcétera- orquestada, financiada y promovida por el gobierno de Estados Unidos. Un proceso que se ha dado en llamar revolucionario, porque implica una transformación profunda de las estructuras políticas, sociales y económicas; y bolivariano, porque se inspira en Simón Bolívar, el prócer de la independencia nacional, de cuyo pensamiento retoma los valores de soberanía, libertad, construcción de la nación y la búsqueda de la integración latinoamericana bajo un proyecto de emancipación, claramente anticolonial y antiimperialista. Un proceso revolucionario democrático cuyo líder, el presidente Hugo Chávez Frías, de forma inédita, como ningún otro mandatario antes y durante un periodo de seis años, ha sido por ocho veces sometido en las urnas a la valoración del pueblo y ha salido legitimado cada vez por mayor diferencia devotos; pese a lo cual, ha sido calificado como antidemocrático.

Un proceso que tiene un protagonista indiscutible: el pueblo venezolano. Su voluntad se ha expresado en las urnas, y materializada cada día gracias a la entrega de miles de mujeres y hombres que han decidido ser visibles y han irrumpido en la escena política y socioeconómica para llenar de contenido, con su participación, el término "democracia".Los logros de la Revolución Bolivariana han forzado a los presidentes y candidatos presidenciales de América Latina a caminar por la delgada línea que hay entre profesar que seguirán el ejemplo de Chávez, para evitar alienar a sus bases, y que no estorbarán a Washington. A Estados Unidos le gustaría a islar a Chávez, al presidente cubano Fidel Castro, a los manifestantes de Bolivia y a cualquier otro que desafíe el statu quo; pero no terminan de darse cuenta que mientras la Revolución Bolivariana se profundiza, es cada vez más improbable que los pueblos de América Latina toleren las promesas electorales incumplidas. En el contexto de los logros del modelo bolivariano, las protestas yel descontento probablemente aumenten; hasta que los líderes electos demuestren que son merecedores de la retórica democrática que defienden, y que produce resultados concretos y cambios profundos. Parte fundamental del curso degenerativo y destructivo del capitalismo mundial es la catástrofe económico-social de la periferia, donde vive el 85% de la humanidad. América Latina comparte este desastre. Para mejor exportar su crisis, el imperialismo quiere profundizar el sometimiento semi colonial de los países latinoamericanos.

Ya no le basta que el FMI, las multinacionales y las embajadas de los países imperialistas, en especial de EEUU, actúen como otros tantos superpoderes. Ahora, con el ALCA, EEUU pretende dar un salto cualitativo en la colonización. En esa situación, el combate antiimperialista (como la defensa del gas por el heroico pueblo boliviano) asume una importancia fundamental. El no pago de las deudas externas, la ruptura con el FMI, el rechazo al ALCA, la expropiación de multinacionales y bancos, la oposición al Plan Colombia y a la presencia militar de EEUU son otros tantos puntos de lucha. Al mismo tiempo, con la misma claridad, decimos que para librar una lucha consecuente contra el imperialismo y que vaya hasta el final, no podemos depositar la menor confianza en los movimientos nacionalistas burgueses o pequeñoburgueses. La experiencia latinoamericana y mundial de un siglo de estos movimientos nos dice que tarde o temprano todos terminaron capitulando, y volviéndose contra los trabajadores que los apoyaron. La presión colonizadora del imperialismo, por un lado, y de la resistencia de las masas, por el otro, ha generado en Venezuela una reedición de los movimientos nacionalistas que en el siglo XX dominaron la escena de muchos países del Tercer Mundo. Pero Chávez y su revolución bolivariana son una pálida imitación, que no ha llegado a tomar medidas radicales como las de Cárdenas en México, Perón en Argentina, Nasser en Egipto o Velasco Alvarado en Perú. Sin embargo, tanto EEUU como la burguesía vende patria de Venezuela desean sacárselo de encima. En esa situación estamos sin condicionalmente junto a las masas obreras populares de Venezuela contra los intentos golpistas de la burguesía y el imperialismo, y por la unidad de acción para derrotarlos. Pero, a la vez, planteamos no depositar la menor confianza en Chávez y a organizarse en forma totalmente independiente del chavismo. Estamos en la primera fila de las luchas contra el imperialismo

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