Barracas y sus esquinas

BARRACAS Y SUS ESQUINAS

Un panorama de los primeros tiempos del barrio, sus casas, sus centros de reunión social. Conozcamos el origen desu nombre. Avenida Montes de Oca y Avenida Suárez

Barracas es un barrio muy antiguo pero que, en época de la colonia, estaba alejado del centro o "casco" de la ciudad. Esta era pequeña; abarcaba el actual San Telmo, Monserrat, la Plaza de Mayo, (llamada Plaza Mayor) lo que seguimos llamando "centro" y muy pocas cuadras más, con calles rectas en forma de damero.

Hacia el Sur se abría la llamada Calle Larga, ahora Av. Montes de Oca, que era la comunicación de Bs. Aires con las zonas alejadas; por ese camino iban diligencias y carretas, llevando viajeros y carga durante el virreinato. Otros viajeros iban a caballo, a veces llevaban tropas de mulas o caballos para vender. Las carretas eran grandes, tiradas por cuatro bueyes, cubiertas por un toldo de cuero. A lo largo de la calle, posteriormente, se fueron asentando poco a poco las familias tradicionales porteñas, no como habitantes permanentes sino que tenían quintas de veraneo, con árboles y flores.

El nombre de Barracas proviene de la construcción, en estos lugares, de depósitos o barracas donde se guardaban los cueros y fardos de lana que luego se comercializaban. Hasta estos edificios llegaban carros y chatas cargados de mercadería, acompañados por cuarteadores, hombres a caballo que ayudaban a los hábiles carreros. Nuestro barrio era "Barracas al norte", y Avellaneda, "Barracas al sur", hasta que se estableció como ciudad a fines del siglo XIX.

En un comienzo, en la Calle Larga había varias pulperías para atender las necesidades de los habitantes. Una pulpería era semejante a un "almacén de ramos generales" de campo y había despacho de bebidas, pues se podían comprar todos los artículos de necesidad: velas, carbón, jabones, harina, aceite, telas, latas de sardinas, vino, ginebra, yerba, tabaco,etc,etc. La gente de mejor posición mandaba a los sirvientes a comprar; los más humildes tenían en la pulpería su centro de reunión. Allí se conversaba, se tocaba la guitarra y se jugaba a las cartas, que era una diversión preferida en toda la ciudad. Ya se conocía y se jugaba al truco, que era llamado, muy correctamente, truquiflor. En las pulperías se jugaba a la “taba”. (En las casas de familia también se jugaba a muchos juegos, dados, cartas, perinola, etc). El pulpero se ubicaba detrás del mostrador, separado de los clientes por una reja, para su seguridad. Las ventanas de muchas casas tenían rejas en la época colonial, como en toda la ciudad, para que no se pudiera robar porque los vidrios quedaban

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